Es común entre los animales desarrollar algún rasgo llamativo para facilitar el cortejo. Pero el colibrí de Ana ('Calypte anna') bate todos los récords: lleva su cuerpo al límite de lo físicamente soportable volando a 27,3 metros por segundo. Es, con diferencia, el vertebrado más veloz, y ha adquirido esta extraordinaria capacidad sólo para poder seducir a las hembras.
Christopher Clark, del Museo de Zoología de Vertebrados de la Universidad de California en Berkeley (EEUU), ha llegado a esta conclusión, según informa en 'Proceedings of the Royal Society B', tras haber grabado a esta especie de colibrí con cámaras de vídeo tanto convencionales como de alta velocidad.
El vuelo del cortejo del colibrí dibuja una parábola. Consiste en un vuelo en picado hasta cierto punto, en el que el ave vuelve a subir. Según el estudio, al inicio del vuelo el animal coge impulso aleteando, para a continuación plegar sus alas sobre sus costados. Es en este momento cuando alcanza su mayor velocidad, que puntualmente puede exceder la de los cazas militares. Luego vuelve a extender las alas para virar hacia arriba.
Este movimiento, muy practicado entre los pilotos de cazas militares, encierra, en el caso de un ser vivo, grandes sorpresas aerodinámicas. Así, en el momento en que el colibrí extiende sus alas para dirigirse hacia arriba (hacia el sol), experimenta aceleraciones centrípetas diez veces superiores a la aceleración gravitacional. Las aceleraciones centrípetas son indivativas de los cambios en la dirección acusados por una elevación.
Esta aceleración, dice el autor del estudio, es la mayor hasta ahora registrada en vertebrados que estén maniobrando voluntariamente, a excepción de los pilotos de cazas, e implica que el colibrí de Ana, al moverse de forma casi horizontal en el punto de máxima aceleración, soporta, además de su peso corporal, el peso de la elevación. Por lo tanto, los machos se someten a fuerzas casi diez veces mayores a las que experimentarían sólo con la aceleración gravitacional.
Los resultados del estudio "exceden los límites conocidos de las variables relacionadas con el vuelo", escribe Clark. Al mismo tiempo, a mayor velocidad, mayor es el éxito reproductor, pues mayor es el sonido producido en el aire para captar la atención de la hembra.
Con su estudio, Clark quiere demostrar "la utilidad de las demostraciones en el cortejo para estudiar la locomoción", con implicaciones tanto para el estudio del comportamiento animal como para la biomecánica.
Christopher Clark, del Museo de Zoología de Vertebrados de la Universidad de California en Berkeley (EEUU), ha llegado a esta conclusión, según informa en 'Proceedings of the Royal Society B', tras haber grabado a esta especie de colibrí con cámaras de vídeo tanto convencionales como de alta velocidad.
El vuelo del cortejo del colibrí dibuja una parábola. Consiste en un vuelo en picado hasta cierto punto, en el que el ave vuelve a subir. Según el estudio, al inicio del vuelo el animal coge impulso aleteando, para a continuación plegar sus alas sobre sus costados. Es en este momento cuando alcanza su mayor velocidad, que puntualmente puede exceder la de los cazas militares. Luego vuelve a extender las alas para virar hacia arriba.
Este movimiento, muy practicado entre los pilotos de cazas militares, encierra, en el caso de un ser vivo, grandes sorpresas aerodinámicas. Así, en el momento en que el colibrí extiende sus alas para dirigirse hacia arriba (hacia el sol), experimenta aceleraciones centrípetas diez veces superiores a la aceleración gravitacional. Las aceleraciones centrípetas son indivativas de los cambios en la dirección acusados por una elevación.
Esta aceleración, dice el autor del estudio, es la mayor hasta ahora registrada en vertebrados que estén maniobrando voluntariamente, a excepción de los pilotos de cazas, e implica que el colibrí de Ana, al moverse de forma casi horizontal en el punto de máxima aceleración, soporta, además de su peso corporal, el peso de la elevación. Por lo tanto, los machos se someten a fuerzas casi diez veces mayores a las que experimentarían sólo con la aceleración gravitacional.
Los resultados del estudio "exceden los límites conocidos de las variables relacionadas con el vuelo", escribe Clark. Al mismo tiempo, a mayor velocidad, mayor es el éxito reproductor, pues mayor es el sonido producido en el aire para captar la atención de la hembra.
Con su estudio, Clark quiere demostrar "la utilidad de las demostraciones en el cortejo para estudiar la locomoción", con implicaciones tanto para el estudio del comportamiento animal como para la biomecánica.
1 comentario:
Buen ejemplo de como no entender nada al leer un artículo científico. Los cazas vuelan a mas de 2000 km/h. 27.3 m/s son algo menos de 100 km/h. Tampoco está muy claro de donde sale eso de que es "el vertebrado mas veloz". Entre las aves hay muchas que superan esa velocidad (el halcón peregrino se acerca a los 300 km/h en sus picados), e incluso animales que se desplazan por el suelo, como el guepardo, superan esa velocidad.
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