Fuente: Clarin.
Durante siglos, el amor fue investigado -y celebrado desde ya- básicamente por los poetas, los artistas y los cantautores. Pero ahora sus misterios se están sometiendo a las herramientas de la ciencia, como por ejemplo los modernos equipos de escaneo cerebral.
En la State University de Nueva York, en Stony Brook, un puñado de jóvenes que acaban de enamorarse locamente se ofrecieron como voluntarios para que escaneen sus cerebros y se determine cuáles son las áreas que se activan cuando observan fotos de sus amados o amadas. Así se pudo ver que eran precisamente aquellas que son ricas en una poderosa sustancia química que ayuda a sentirse bien, la dopamina. Es una hormona clave en el sistema de retribuciones del cerebro, red de células vinculadas con el placer y las adicciones. Y que sería la responsable, entonces, de los "flechazos" amorosos.
En el mismo laboratorio, voluntarios de más edad que dijeron seguir muy enamorados luego de dos décadas de matrimonio participaron también del experimento. Se observó que se activaban las mismas zonas del cerebro, lo que muestra que, al menos en algunas parejas afortunadas, la sensación de luna de miel puede durar. Sin embargo, en estas personas, también se activaban otras zonas, aquellas ricas en oxitocina, la sustancia química de los mimos, que ayuda a las madres a fabricar leche y a relacionarse con sus bebés. La que se libera también durante el orgasmo y la vinculada, en los animales, con la monogamia y los vínculos de largo plazo.
Es demasiado pronto (y siempre lo será, podría decirse) como para afirmar que los neurobiólogos lograron traducir esos cálidos y confusos sentimientos que llamamos amor romántico en una serie de elementos químicos y señales eléctricas del cerebro. Pero sí cuentan con una hipótesis plausible, que la dopamina juega un gran papel en la excitación del amor y que la oxitocina es clave para la experiencia más serena del cariño. Es cierto que los datos son preliminares, pero lo que se descubrió hasta ahora es emocionante. Además, es posible imaginar que, tal como destacó el neurólogo de la Emory Univesity Larry Young, en "Nature" este año, cuando sus colegas comprendan la química del amor, la aparición de medicamentos para manipular su proceso "no va a estar muy lejos".
Un nuevo estudio publicado este año en Biological Psychiatry apoya esa idea: muestra que la oxitocina ayudaría a las parejas a llevarse mejor. Lo comprobaron Investigadores suizos, que les dieron a 47 parejas un spray nasal que contenía oxitocina o un placebo.
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