Con la llegada de los ‘smartphones’ a las oficinas, los bloqueos instalados por las empresas en el ordenador de sus empleados para evitar que entren en las redes sociales o YouTube han perdido eficacia. Mientras el 40% de los europeos tienen restringido o prohibido el acceso a Facebook en su puesto de trabajo, uno de cada tres españoles (33%) que conocen esta restricción en su compañía, afirman desafiar las políticas y acceder a él regularmente.
La misma proporción de trabajadores admiten el uso de aplicaciones de almacenamiento de la nube (32%), aplicaciones de mensajería y telefonía (38%), servicios de ‘streaming’ de videos (32%) y Twitter (30%) en el trabajo, según el estudio People-Inspired Security que ha elaborado Samsung Electronics Co. entre 4.500 encuestados de varios países europeos. Estos empleados también manifestaron no conocer las prohibiciones impuestas en su lugar de trabajo, o usaron su propia tecnología para esquivarlas o saltárselas.
En España, los ‘Millennials’ (la generación de personas de edades comprendidas entre los 18 y los 34 años) desafían de forma más frecuente las restricciones de acceso a sitios web y aplicaciones, representando casi el doble del cómputo del resto de edades. Los resultados también muestra como casi la mitad de las personas admite su desconocimiento sobre las prohibiciones impuestas en el lugar de trabajo relacionadas con el uso de Facebook o YouTube (ambas un 49%).
Sin embargo, los españoles no son los más desobedientes. El 41% de los trabajadores del Reino Unido que tienen acceso restringido a Facebook admiten haber accedido a esta red social mientras trabajan. A los británicos les siguen los alemanes (34%), españoles (33%), italianos (32%) y belgas y holandeses (31%). El país con los trabajadores más obedientes respecto a las políticas de uso de la red es Francia, donde solo uno de cada cinco empleados (20%) accede a internet en contra de las directrices de sus superiores.
¿Cuestión de confianza o productividad?
Mientras las empresas prohíben el acceso a estas plataformas de internet para evitar la falta de productividad, estas restricciones generan un clima de desconfianza en la oficina.
Más de la mitad (51%) de los encuestados afirma que sus superiores les dan total libertad para usar tecnología en su puesto de trabajo, conscientes de que hacen buen uso de ella. No obstante, casi una quinta parte (15%) de los trabajadores considera que sus superiores asumen que tienen poco o muy poco conocimiento tecnológico e imponen restricciones extremas en tecnología para evitar un mal uso.
En relación a estos datos, el doctor Dimitrios Tsivrikis, psicólogo especializado en consumo y negocios de la University College London, afirma que “prohibir tecnologías y sitios web en el trabajo produce, en ocasiones, el efecto contrario al deseado. La confianza verdadera debe ser mutua. Las empresas prefieren ver cómo sus empleados compaginan el tiempo que dedican al trabajo con el tiempo libre, de una manera positiva.”
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