NII Holdings, la compañía madre del operador de telecomunicaciones Nextel, solicitó ayer la protección por quiebra en Estados Unidos, tras luchar durante años con creciente deuda y una competencia feroz en Brasil y México.
La empresa, que opera en varios países de América Latina bajo la marca Nextel, se presentó al llamado Capítulo 11 en una corte de bancarrotas en Nueva York, según un documento. Esto no afecta a las operaciones argentinas, una subsidiaria que no entra dentro de la convocatoria de acreedores.
La decisión debería de permitir a NII Holdings reestructurar su deuda convirtiendo a acreedores en accionistas, dijeron fuentes con conocimiento directo de la situación. Y implementar un modelo de negocios más sustentable, enfocado en Brasil y en México, sus mercados principales, según una de las fuentes. Ya vendió sus operaciones en Chile a un grupo argentino en el que participan Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, interesados también en la filial argentina, que en febrero último despidió al 10% del personal de las oficinas locales.
En la presentación, NII Holdings declaró activos por 2880 millones de dólares y obligaciones por 3470 millones de dólares. Agregó que unos 500 inversores tenían cinco tipos de bonos no garantizados por 4350 millones de dólares al 30 de junio.
Pérdida de mercado
En Brasil, por ejemplo, NII Holdings ha estado perdiendo clientes y sufriendo una baja de los ingresos por usuario porque América Móvil SAB, Telefónica SA y TIM han ofrecido una mejor cobertura para los cada vez más populares smartphones.
NII Holdings ha tenido problemas para recuperar participación de mercado, incluso después de que reguladores la eximieron de pagar cargos de interconexión a sus rivales de mayor tamaño.
La empresa había advertido el mes pasado que podría pedir la bancarrota, luego que reportó su noveno trimestre consecutivo de pérdidas.
El presidente ejecutivo, Steve Shindler, dijo entonces que, pese a los esfuerzos por mejorar las operaciones, el efectivo disponible había caído a niveles insuficientes para sostener el negocio.
La empresa cerró el segundo trimestre con 1000 millones de dólares en efectivo y una pérdida neta recurrente de 629 millones de dólares, además de una perdida de 77.000 clientes.
La compañía había contratado a los bancos de inversión UBS AG y Rothschild en marzo para que asesoraran una posible venta o reestructuración de deuda, respectivamente.
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