Las relaciones de las grandes compañías de telecomunicaciones con las autoridades europeas están lejos de ser ideales desde hace una década, aunque nadie había expresado en términos tan vehementes ese desamor como este lunes hizo César Alierta, presidente de Telefónica. "Reding ha sido el mayor desastre que ha tenido Europa. Yo creo que ni sabía lo que era una red", dijo en referencia a la excomisaria de Telecomunicaciones que tomó la decisión de poner topes, por ley, al precio que pagan los usuarios por hacer y recibir llamadas en el extranjero dentro de la Unión.
Ese fue el primer gran choque de intereses entre las telecos y Bruselas, pero ha habido más. La liberalización acabó con los antiguos monopolios dentro de una estrategia pensada para aumentar la competencia para rebajar precios, un planteamiento que ha llevado a una presión sobre el sector que Telefónica y Vodafone consideran desproporcionada y, sobre todo, "asimétrica", como denunciaron este lunes sus responsables en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
"No hay una regulación para el resto de la cadena de valor de internet", criticó Alierta en referencia a empresas como Facebook, WhatsApp o Google, que no tienen grandes infraestructuras; y esto, dijo, les favorece aunque "ni crean empleo ni invierten" en Europa y apenas pagan impuestos.
Con la inminente llegada de un nuevo equipo al Berlaymont, la sede de la Comisión Europea, los grandes operadores han empezado a hacer presión para que desde la UE se dé un empujón al sector y se facilite la consolidación, como se hizo en Estados Unidos.
La patronal europea del sector, ETNO, celebra la elección de Jean Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea. "Apoyamos la apuesta de Juncker para hacer del dossier digital una de las grandes prioridades de la próxima Comisión Europea", dijo en junio su secretario general, Luigi Gambardella, destacando el potencial del sector para salir de la crisis económica.
Su objetivo: que desde Bruselas se facilite la innovación y las inversiones con una mayor armonización, algo que sólo ven recogido a medias en la última propuesta de la Comisión para crear un mercado único de telecomunicaciones, a debate actualmente. El rechazo a que se pueda pedir precios distintos en función de los servicios que circulan por las redes es uno de los frentes abiertos con Bruselas. La neutralidad de la red "se lo han inventado los que no son neutrales", criticó Alierta en referencia a empresas como Facebook o Google. "Están encantados porque tienen acceso a todo y no pagan nada", criticó.
"Por un lado se nos exige que hagamos inversiones en banda ancha, que mantengamos al día las instalaciones, pero por otro lado se detrae dinero del sistema penalizándonos, o se tarda un año en dar la autorización para una compra", critican fuentes de Telefónica, mientras "no se hace nada" para frenar a los monopolios en internet ni los sistemas operativos cerrados (Apple) y las investigaciones por posibles abusos de posición dominante están años abiertas sin consecuencias.
En lo que Bruselas y las compañías de telecomunicaciones coinciden es en que Europa, cuna del mercado del móvil, está perdiendo el tren de la innovación. El sector está dominado por empresas estadounidenses y los consumidores europeos no disfrutan de buenos servicios. En Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, que suman una población similar a la de la UE, hay ocho veces más ciudadanos con acceso a banda ancha. Y 15 veces más usuarios conectados a las redes móviles de internet de alta velocidad (4G), según datos de la Comisión, lo que frena el desarrollo del mercado digital en el continente.
Las operadoras culpan a Bruselas de "falta de predicción" y le reprochan que haya mermado sus ingresos por distintas vías, en especial el recorte de los precios de la itinerancia (roaming). Neelie Kroes, la comisaria que relevó a Reding hace casi cinco años, respondió recientemente de forma airada a estas acusaciones. "¿Acaso han utilizado los beneficios del roaming para invertir más?", les planteó.
Sus propuestas de reforma, además de consagrar la idea de que la itinerancia debe desaparecer en breve, fueron más tímidas de lo que el sector esperaba. No plantea por ejemplo crear un regulador único pero sí medidas para reducir la burocracia a los operadores transfronterizos y para coordinar la asignación del espectro, lo que facilitará las inversiones en redes 4G. Hay quien prefiere no malgastar tiempo tratando de reformar esa propuesta. "Desde mi punto de vista va a ser irrelevante", dijo poco después de su presentación el responsable de Orange, Stephane Richard. La clave, dijo, es tener una mentalidad "más empresarial ante los movimientos de consolidación" de las empresas; es decir, ante las fusiones. Ante la llegada de una nueva Comisión las empresas vuelven a plantear sus reivindicaciones.
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