Samsung quiere demostrar que hay vida más allá de Apple y ya se ha embarcado en la fabricación a gran escala de una nueva línea de chips móviles para smartphones y tabletas, que costará 10.000 millones de dólares y que debería disparar su participación en el mercado de la memoria Flash.
Ésta es la primera nueva línea de producción de la firma coreana en cinco años y se convertirá también en “la más amplia y más avanzada” en el terreno de los chips de 20 nanómetros.
Esto implica también que el producto final gozará de un tamaño más reducido, más potencia y mayor eficiencia energética.
El objetivo de esta nueva aventura es exacerbar el exceso de demanda y ahogar a los rivales más pequeños. Y es que si Samsung consigue establecer precios competitivos, reducirá considerablemente las posibilidades de que sus principales clientes acaben desplazándose a otros proveedores.
“La nueva línea no tendrá un impacto inmediato en la oferta, ya que llevará unos nueve meses elevar al máximo la tasa de capacidad de funcionamiento, pero demuestra la intención de Samsung de conseguir mayor cuota en el mercado de los chips Flash”, comenta Song Myung-sup, analista de HI Investment & Securities, tal y como recoge Reuters.
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