La Guerra Fría ha terminado. La guerra contra el terrorismo es ahora la prioridad. Los enemigos han cambiado pero la misión sigue siendo la misma: diseñar, construir y operar satélites espías para realizar operaciones de reconocimiento y observar al enemigo con el fin de obtener información clave para la seguridad nacional de EEUU.
La secretista Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO, por sus siglas en inglés) de EEUU es una de las 16 agencias federales que forman parte de la llamada comunidad de inteligencia de EEUU junto a la CIA y el FBI.
Su director depende del director de Inteligencia Nacional y del secretario de Defensa. Tiene unos 3.000 empleados, que son militares, miembros de la CIA y personal civil del Departamento de Defensa. Su cuartel general está en Chantilly (Virginia). La NRO tiene centros de operaciones no sólo en EEUU -Colorado, Virginia y Nuevo México- sino también en Australia y Reino Unido.
Durante tres décadas, la existencia de la NRO fue uno de los secretos mejores guardados por Washington. En septiembre de 1961, el Departamento de Defensa y la CIA crearon la Oficina Nacional de Reconocimiento, pero hasta 1992 el Pentágono no reconoció públicamente su existencia.
"Cuando EEUU necesita ojos y oídos en lugares críticos donde ningún humano puede llegar, ya sea estar en el terreno más escabroso o en el territorio más hostil, se dirige a la Oficina Nacional de Reconocimiento", asegura en su página web la NRO.
Con el fantasma de Pearl Harbor todavía presente y el temor a un ataque sorpresa de la Unión Soviética, EEUU utilizó los satélites espías en su lucha contra el comunismo. En una época en la que cualquier incursión en el territorio del bloque soviético podía ser considerado un acto de guerra y provocar el estallido de la tercera Guerra Mundial, el Gobierno estadounidense recurrió al espionaje espacial para controlar desde el espacio a su poderoso enemigo sin provocarle.
La información recabada por los satélites espías del NRO fueron claves a la hora de controlar, por ejemplo, que la Unión Soviética cumpliera con los acuerdos firmados con EEUU para limitar las armas nucleares estratégicas y frenar la carrera armamentística.
Para ello utilizaban satélites de inteligencia de señales (SIGINT, en sus siglas en inglés) como el programa Grab o de inteligencia de imágenes (IMINT) como el Corona, desarrollado por la CIA. También recurrieron a Samos, un programa de satélites espías que combinaba la inteligencia de señales y la de imágenes.
Los satélites espía del programa Corona, desclasificado en 1995, realizaron 145 misiones entre 1960 y 1972, en las que obtuvieron más de 800.000 imágenes.
La historia de la NRO es una historia de éxitos y fracasos con ingredientes de película de James Bond: espías condenados por vender sus secretos a los rusos, tecnología de última generación y lanzamientos fallidos de satélites.
Cincuenta años después de su creación, el enemigo ya no es el comunismo, sino Al Qaeda. Aunque EEUU sigue espiando a Rusia y China, la NRO tiene ahora otras misiones, que van desde la lucha contra el terrorismo islámico hasta la localización de bombas en las carreteras de Afganistán, pasando por el control de las armas nucleares de Corea del Norte, operaciones de ayuda humanitaria y de lucha contra el tráfico de drogas.
Los satélites espías de la NRO ofrecieron al equipo seis de los Navy Seals, las Fuerzas de Operaciones Especiales del Ejército de EEUU, información clave para matar el pasado mayo a Osama Bin Laden, el enemigo numero uno de EEUU. También han servido para guiar a la OTAN y a los rebeldes en Libia, según explicó el director de la Oficina Nacional de Reconocimiento, Bruce Carlson, en un raro encuentro con la prensa.
Coincidiendo con su 50 aniversario, la oficina también ha lanzado seis satélites espías en los últimos siete meses. "Lo mejor que hemos hecho en los últimos 25 años", según el director la de NRO.
EEUU se niega, sin embargo, a revelar el número de satélites espías para uso militar o para operaciones de inteligencia que tiene actualmente en el espacio. "Esa información está clasificada", justificó Robert McDonald, director del Centro para el Estudio del Reconocimiento Nacional (CSNR, por sus siglas en inglés) de la Oficina Nacional de Reconocimiento.
La secretista Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO, por sus siglas en inglés) de EEUU es una de las 16 agencias federales que forman parte de la llamada comunidad de inteligencia de EEUU junto a la CIA y el FBI.
Su director depende del director de Inteligencia Nacional y del secretario de Defensa. Tiene unos 3.000 empleados, que son militares, miembros de la CIA y personal civil del Departamento de Defensa. Su cuartel general está en Chantilly (Virginia). La NRO tiene centros de operaciones no sólo en EEUU -Colorado, Virginia y Nuevo México- sino también en Australia y Reino Unido.
Durante tres décadas, la existencia de la NRO fue uno de los secretos mejores guardados por Washington. En septiembre de 1961, el Departamento de Defensa y la CIA crearon la Oficina Nacional de Reconocimiento, pero hasta 1992 el Pentágono no reconoció públicamente su existencia.
"Cuando EEUU necesita ojos y oídos en lugares críticos donde ningún humano puede llegar, ya sea estar en el terreno más escabroso o en el territorio más hostil, se dirige a la Oficina Nacional de Reconocimiento", asegura en su página web la NRO.
Controlar desde el espacio
La Oficina Nacional de Reconocimiento acaba de celebrar su 50 aniversario y ha exhibido por un día el Hexagon, un satélite espía desclasificado que utilizó en los años ochenta para espiar a Moscú en plena Guerra Fría. La exposición ha tenido lugar en el centro Steven F. Udvar-Hazy del Museo Smithsonian del Aire y del Espacio en Chantilly (Virginia), en las afueras de Washington.Con el fantasma de Pearl Harbor todavía presente y el temor a un ataque sorpresa de la Unión Soviética, EEUU utilizó los satélites espías en su lucha contra el comunismo. En una época en la que cualquier incursión en el territorio del bloque soviético podía ser considerado un acto de guerra y provocar el estallido de la tercera Guerra Mundial, el Gobierno estadounidense recurrió al espionaje espacial para controlar desde el espacio a su poderoso enemigo sin provocarle.
La información recabada por los satélites espías del NRO fueron claves a la hora de controlar, por ejemplo, que la Unión Soviética cumpliera con los acuerdos firmados con EEUU para limitar las armas nucleares estratégicas y frenar la carrera armamentística.
En esa época no existía
Google Maps y encontrar un mapa preciso de la Unión Soviética, datos económicos básicos del país o el listín telefónico de Moscú suponía todo un desafío. Para poder espiar a su enemigo sin violar su espacio aéreo, EEUU recurrió a satélites espías, que realizaban reconocimiento espacial y fotografiaban grandes extensiones del territorio soviético obteniendo información detallada sobre el lugar donde se controlaban las bases militares, los submarinos y las cabezas nucleares.Para ello utilizaban satélites de inteligencia de señales (SIGINT, en sus siglas en inglés) como el programa Grab o de inteligencia de imágenes (IMINT) como el Corona, desarrollado por la CIA. También recurrieron a Samos, un programa de satélites espías que combinaba la inteligencia de señales y la de imágenes.
Los satélites espía del programa Corona, desclasificado en 1995, realizaron 145 misiones entre 1960 y 1972, en las que obtuvieron más de 800.000 imágenes.
La historia de la NRO es una historia de éxitos y fracasos con ingredientes de película de James Bond: espías condenados por vender sus secretos a los rusos, tecnología de última generación y lanzamientos fallidos de satélites.
Utilización alternativa
Tras el colapso de la Unión Soviética, Washington utilizó la información obtenida por los satélites espías en la Guerra del Golfo, operaciones de mantenimiento de paz y más recientemente en la lucha contra el terrorismo.Cincuenta años después de su creación, el enemigo ya no es el comunismo, sino Al Qaeda. Aunque EEUU sigue espiando a Rusia y China, la NRO tiene ahora otras misiones, que van desde la lucha contra el terrorismo islámico hasta la localización de bombas en las carreteras de Afganistán, pasando por el control de las armas nucleares de Corea del Norte, operaciones de ayuda humanitaria y de lucha contra el tráfico de drogas.
Los satélites espías de la NRO ofrecieron al equipo seis de los Navy Seals, las Fuerzas de Operaciones Especiales del Ejército de EEUU, información clave para matar el pasado mayo a Osama Bin Laden, el enemigo numero uno de EEUU. También han servido para guiar a la OTAN y a los rebeldes en Libia, según explicó el director de la Oficina Nacional de Reconocimiento, Bruce Carlson, en un raro encuentro con la prensa.
Coincidiendo con su 50 aniversario, la oficina también ha lanzado seis satélites espías en los últimos siete meses. "Lo mejor que hemos hecho en los últimos 25 años", según el director la de NRO.
EEUU se niega, sin embargo, a revelar el número de satélites espías para uso militar o para operaciones de inteligencia que tiene actualmente en el espacio. "Esa información está clasificada", justificó Robert McDonald, director del Centro para el Estudio del Reconocimiento Nacional (CSNR, por sus siglas en inglés) de la Oficina Nacional de Reconocimiento.
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