¿Que están ustedes hartos de las grandes ferias de arte y sus aglomeraciones, hartos de no parar de dar besos en su paseo y concentrarse poco en lo básico, las obras? ¿Que no tienen tiempo para viajar a Londres y Chicago y Miami y Basilea? Ningún problema. Vip Art Fair, la feria de arte virtual que se ha abierto el pasado sábado, les ofrece la posibilidad de coleccionar -y hasta de mirar- cómodamente, en pantuflas y con la cafetera al lado del sillón de orejas, como publicitan los organizadores. O casi. Porque el día de la apertura el paseante perdía los nervios por el caos de páginas que tardaban en abrirse, no lo hacían o se caían. Tan flagrante era el jaleo que por la tarde colgaban una advertencia que seguía vigente ayer: habían sido desbordados por las visitas de todas partes del globo y estaban tratando de paliar el problema. Quizás por esta razón era imposible hacer la propuesta "visita guiada" o la "selección de obras" que hubiera sido interesante para acercarse un poco más a la filosofía de la feria.
Pero dejando a un lado lo incómodo de la conexión tan parecida a rellenar una página online de la Administración española, la verdad es que de las galerías importantes están casi todas y la lista de artistas es excelente, si bien las obras, y como ocurre en todas las ferias, tiene una calidad irregular. Clásicos como Warhol -con unos maravillosos trabajos a medias con Basquiat-, Gilbert and George, Arbus y Avedon, consagrados como Marina Abramovic, Doris Salcedo, Sherman, Valeska Soares, Hatoum... organizan una lista de deseables por cualquier coleccionista. Incluso hay sorpresas como un Bicho de la neoconcreta brasileña Lygia Clark, una escultura del futurista Balla u obras tempranas de Benglis o Bourgeois en Cheim and Read. No faltan, claro, artistas a la moda, Hisrt, y mi adorado Weiwei, expuesto en una galería de Seúl -por cierto las chinas regular y las coreanas super-. Lo emergente, en general un desastre y una falta total de criterio, salvo en casos muy excepcionales como Labor con Erick Beltrán. Imaginen que entre los emergentes está el consagradisimo Julião Sarmento... Una de las secciones que mejor define el espíritu de la feria es Focus -galería representando un solo artista-, ya que se trata de algo que quizás solo se puede hacer en la Red -Flavia da Rin en Benzacar, una de las más intrigantes-.
Y así llegamos al meollo de la cuestión de este experimento que no hace sino seguir la estela de las subastas en la Red. ¿Para quién está pensada esta feria? Hay momentos, mientras se pasea, que parece estar dirigida a ojos entrenados, pues nada más difícil que apreciar una obra que no se conoce desde la pantalla del ordenador. Sin embargo, hay otros en los cuales parece estar pensada para coleccionistas tímidos o poco avezados, por la posibilidad de poder informarse sin prisas sobre el artista, hacer zoom de la obra para los detalles, ver otras obras y compararlas -y todo con la máxima discreción, advierten en el clip institucional-. Solo tengo una cosa clara: me parece que no está pensada para simples mirones que traten de pasar un buen rato, como en las ferias al uso. Sea como sea, esta vez no me va a pasar lo de todas las ferias: alguien me dice que no he visto una cosa esencial. La lista por creadores me facilita la tarea pero, aunque soy una freaky de la pantalla, en mi paseo virtual he echado de menos esa sensación repetida: que el acontecimiento, al final, está siempre lejos, en otro stand.
El Pais
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