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2010/10/27

Cómo es la vida del polémico fundador de Wikileaks

Julian Assange se mueve como un prófugo. En un ruidoso restaurante etíope en el venido a menos distrito Paddington de Londres, modula la voz apenas más fuerte que un susurro para confundir a los organismos occidentales de inteligencia a los que teme.
Exige a sus cada vez menos leales acompañantes que usen costosos teléfonos celulares codificados, y cambia sus equipos como otros hombres cambian de camisa. Se registra en los hoteles bajo nombres falsos, se tiñe el cabello, duerme en sofás y pisos, y utiliza efectivo en lugar de tarjetas de crédito, a menudo prestadas por amigos.
"Al estar determinado por este camino y no transigir, terminé en una situación extraordinaria", dijo Assange durante el almuerzo, cuando llegó con una gorra de lana y una barba tenue, seguido por un séquito de jóvenes que incluía a un cineasta asignado para documentar cualquier sorpresa desagradable.
En su asombroso viaje hacia la notoriedad, Assange, el fundador del sitio web Wikileaks, ve las siguientes semanas como sus más peligrosas. Ahora está haciendo las revelaciones más descaradas hasta ahora: 391,832 documentos secretos sobre la guerra en Irak. En rueda de prensa que sostuvo en Londres, dijo que la publicación "constituye la versión más integral y detallada de cualquier guerra que haya entrado alguna vez al registro público".
Doce semanas antes, publicó en el sitio web de su organización unos 77,000 documentos secretos del Pentágono sobre el conflicto afgano.
Mucho ha cambiado desde 2006, cuando Assange, un australiano de 39 años, usó años de pirateo informático y lo que sus amigos llaman un coeficiente intelectual de casi un genio para establecer Wikileaks, redefiniendo las denuncias al recopilar secretos por montones y almacenarlos fuera del alcance de gobiernos y otros determinados a recuperarlos, para publicarlos instantánea y mundialmente.
Ahora, no son sólo gobiernos los que lo denuncian: algunos de sus propios camaradas lo están abandonando por lo que ven como un comportamiento errático e imperioso, y un casi delirio de grandeza sin par, con la conciencia de que los secretos digitales que revela pueden tener un precio en carne y sangre.
Varios colegas de Wikileaks dicen que él solo decidió dar a conocer los documentos afganos sin quitar los nombres de las fuentes de inteligencia afganas de las tropas de la OTAN. "Nos molestamos muchísimo por eso y por la forma en la que habló de ello después", señaló Birgitta Jonsdottir, una voluntaria muy importante en el sitio, e integrante del Parlamento islandés. "Si tan sólo pudiera concentrarse en las cosas importantes que hace, sería mejor".
También lo investigan en relación con acusaciones de violación y acoso sexual de dos suecas. Assange negó las acusaciones diciendo que las relaciones fueron consensuadas. Sin embargo, los fiscales suecos aún tienen que aprobar formalmente los cargos o desestimar el caso a ocho semanas de que se presentara la demanda en contra de Assange, lo que ha dañado su búsqueda de una base segura para sí mismo y para Wikileaks. Aunque caracteriza a las acusaciones como "una campaña de calumnias", el escándalo ha agravado las presiones sobre su vida encubierta.
"Cuando llegas al punto en el que ocasionalmente deseas estar en prisión sobre la base de que podrías pasar un día leyendo un libro, te vas dando cuenta de que quizá la situación se ha vuelto algo más tensa de lo que quisieras", dijo durante la comida en Londres.
Exponer secretos. Assange ha avanzado mucho desde que vivió una infancia poco estable en Australia. Reconoce ser un inadaptado social, que por poco casi no logra escapar de la cárcel cuando lo encontraron culpable de 25 cargos por piratería informática en 1995. La historia está salpicada de espías, desertores y otros que revelaron los secretos más incendiarios de su época. Assange se ha convertido en ese personaje para la era de Internet, con consecuencias aún no consideradas para él mismo y para quienes guardan los secretos del mundo.
"He esperado 40 años para que alguien diera a conocer información a una escala que pudiera realmente marcar una diferencia", comentó Daniel Ellsberg, quien expuso un estudio secreto de mil páginas sobre la guerra de Vietnam en 1971, que llegó a conocerse como los Documentos del Pentágono.
Ellsberg dijo que ve almas gemelas en Assange y el soldado de primera clase Bradley Manning, un ex operativo de inteligencia del Ejército, de 22 años, detenido en Quantico, Virginia, por sospecha de filtrar los documentos sobre Irak y Afganistán.
"Estaban dispuestos a ir a la cárcel de por vida, o que los ejecutaran, para sacar esta información", dijo Ellsberg.
Subyacente a las ansiedades de Assange está una profunda incertidumbre sobre lo siguiente que puedan hacer Estados Unidos y sus aliados. Funcionarios del Pentágono y el Departamento de Justicia dijeron que sopesan sus acciones bajo la Ley de Espionaje de 1917. Han exigido que Assange "regrese" todos los documentos gubernamentales en su posesión, se comprometa a no publicar ninguno nuevo y a no "solicitar" más materiales estadounidenses.
Assange respondió huyendo, pero no ha encontrado refugio. En medio de la controversia por los documentos afganos, voló a Suecia buscando un permiso de residencia y protección bajo las amplias libertades de prensa del país. Su recibimiento inicial fue eufórico.
"Me llamaron el James Bond del periodismo", recordó sarcásticamente. "Conseguí muchos seguidores, y algunos terminaron por causarme unos cuantos problemas".
A finales de septiembre, dejó Estocolmo para ir a Berlín. Desapareció el bolsón con tres computadoras portátiles codificadas que registró en un vuelo casi vacío. No ha aparecido; Assange sospecha que fue interceptado. De Alemania, viajó a Londres, preocupado de que lo detuvieran al llegar. Islandia, un país con generosas libertades de prensa, también perdió su atractivo, y Assange concluye que su Gobierno se deja influir fácilmente por Washington.
También enfrenta ataques internos. Después del escándalo sueco, las tensiones dentro de Wikileaks alcanzaron el punto del rompimiento, ya que algunos de los colaboradores más cercanos de Assange desertaron públicamente. The New York Times habló con docenas de personas que han trabajado con él y lo han apoyado en Islandia, Suecia, Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos. Lo que surgió fue un retrato del fundador de Wikileaks como su principal innovador y fuerza carismática, pero como alguien cuya creciente fama se ha igualado con un estilo cada vez más dictatorial, excéntrico y caprichoso.
Agitación interna. Efectivamente, a medida que Assange prosigue con una vida de fugitivo, ejerce su liderazgo por Internet. Incluso a distancia, su estilo es imperioso.
Cuando Herbert Snorrason, un activista político de 25 años en Islandia, cuestionó la opinión de Assange sobre diversos temas en una conversación en línea el mes pasado, éste fue intransigente. "No me gusta tu tono", dijo, según una transcripción. "Si sigues de esta forma, estás fuera".
Assange se representó como indispensable. "Soy el corazón y el alma de esta organización, su fundador, filósofo, portavoz, codificador original, organizador, financiero y todo lo demás", dijo. "Si tienes un problema conmigo", le dijo a Snorrason, utilizando un improperio, "deberías renunciar".
Al ser consultado sobre esta conversación, la conclusión de Snorrason fue escueta. "No está en sus cabales", señaló. En Londres, Assange fue desdeñoso sobre todos los que lo han criticado. "No son personas trascendentales", comentó.
"Cerca de una docena" de voluntarios desilusionados se acaba de ir, dijo Smari McCarthy, un voluntario islandés que se distanció con la reciente agitación. A finales del verano, Assange suspendió a Daniel Domscheit Berg, un alemán que había sido el portavoz de Wikileaks bajo el pseudónimo de Daniel Schmitt , acusándolo de "mal comportamiento", no especificado. Es posible que sigan muchos activistas, dijo McCarthy.
Assange negó que algún voluntario importante haya renunciado, además de Domscheit Berg. Sin embargo, mayores deserciones podrían paralizar a una organización que Assange dice cuenta con 40 voluntarios centrales y cerca de 800 seguidores, que en su mayoría no reciben sueldo, para mantener una red extensa de servidores y asegurar el sistema contra ataques; para protegerlo contra el tipo de infiltraciones que el propio Wikileaks ha usado para generar sus revelaciones.
Los detractores de Assange también lo acusan de perseguir una venganza contra Estados Unidos. En Londres, dijo que la estadounidense es una sociedad cada vez más militarizada y una amenaza para la democracia. Más aún, señaló: "Estados Unidos nos ha atacado, así que nos vemos obligados a estar en una posición en la que debemos defendernos".
Sin embargo, quienes cuestionan el estilo de dirección de Assange también le reconocen al fundador de Wikileaks la intrincada arquitectura informática y financiera que utiliza contra sus enemigos. "Es único, y extremadamente capaz", señaló Jonsdottir, la legisladora islandesa.
Una serie de primicias. Antes de publicar los documentos sobre Afganistán e Irak, Wikileaks disfrutó de una serie de golpes maestros .
Los partidarios estaban emocionados cuando la organización publicó documentos sobre la operación de detenciones en la bahía de Guantánamo, el correo electrónico de Sarah Palin, informes de asesinatos extrajudiciales en Kenia y Timor del Este, la lista de militantes del Partido Nacional Británico neonazi y un video de combate de unos helicópteros estadounidenses Apache disparando contra al menos 12 personas, incluidos dos periodistas de Reuters, en Bagdad en 2007.
Sin embargo, ahora hay nuevas dudas respecto a Wikileaks. Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras se han unido a las críticas del Pentágono porque la organización ha arriesgado la vida de personas al publicar blogs de guerra donde se identifica a afganos que trabajan con los estadounidenses o se desempeñan como sus informantes.
Un vocero talibán en Afganistán que usa el pseudónimo de Zabiullah Mujahid dijo en entrevista telefónica que talibantes crearon una comisión después de la publicación de los documentos afganos "para averiguar sobre las personas que están espiando". Dijo que tienen una lista de "se busca" con 1800 afganos y la está comparando con los nombres que proporcionó Wikileaks.
"Una vez completado el proceso, nuestro tribunal talibán decidirá sobre dichas personas", expresó.
Assange defendió la publicación de documentos sin editar diciendo que sopesó su decisión "con el conocimiento de los grandes beneficios y la prevención del daño que se causa" al hacer la información del dominio público. "No hay decisiones fáciles sobre la mesa para esta organización", dijo.
Sin embargo, si a Assange lo sostiene su sentido de la misión, la fe se está diluyendo entre sus compañeros conspiradores. Su estado de ánimo quedó atrapado vívidamente en una conversación del 20 de septiembre con otro importante personaje de Wikileaks. En una conversación en línea, codificada, una transcripción de la cual recibió The Times, Assange fue desdeñoso para con sus colegas. Los describió como "una confederación de tontos", y preguntó a su interlocutor: "¿Estoy tratando con un retrasado?".
En Londres, Assange se enojó cuando se le preguntó sobre las divisiones. Respondió con irritación a preguntas sobre las finanzas opacas de Wikileaks, el destino de Manning y la aparente falta de rendición de cuentas ante nadie más que no fuera él mismo, calificándolas de "cretinas", "superficiales" y que recordaban al "kindergarten".
Assange ha sido ambiguo sobre Manning, y, a finales del verano, habló como si el soldado fuera un daño colateral inevitable , muy parecido a los afganos mencionados como informantes en los documentos secretos del Pentágono.
Sin embargo, en Londres, asumió un punto de vista más comprensivo, describiendo a Manning como "preso político" que enfrenta una sentencia de cárcel hasta de 52 años, sin confirmar que es la fuente de las blogs de guerra dadas a conocer. "Tenemos el deber de asistir a Manning y otras personas que enfrentan consecuencias legales y de otro tipo", explicó Assange.
El propio destino de Assange parece peligrar como el de Manning. Su visa británica vencerá a principios del año entrante. Cuando salió del restaurante londinense en el crepúsculo, para dirigirse hacia las sombras, declinó decir a dónde iba. El hombre que ha puesto a algunas de las instituciones más poderosas del mundo en su lista de observación volvía al movimiento constante.

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