YouTube abrió la vía en el 2007. Lanzó un programa de colaboración que ofrecía dinero a los usuarios que generaban más visitas. Luego la fórmula se ha extendido y ha evolucionado. En octubre, el Huffington Post anunció que Chime.in, la red social de intereses compartidos creada por Ubermedia, que también ha desarrollado aplicaciones para tuitear como Echofon o UberTwitter, iba a hacer lo mismo: pagar al usuario por subir contenidos online.
Bill Gross, creador del invento, aseguró en su momento que “cuando hay dinero de por medio, se consigue un nivel de seriedad que no existe si no lo hay”. A día de hoy, la portada -o Chimeline- del sitio está compuesta por enlaces a noticias de varios medios de comunicación, spam sobre productos con FanPage en Facebook y notas frikis, que siempre generan clics. Pero no hay rastro de ningún programa de pago a usuarios.
¿Será que no sale a cuenta? ¿Será que los usuarios no ven con buenos ojos este tipo de iniciativas? La compañía asegura que “ha habido un malentendido respecto a su modelo de negocio” y que lo que van a hacer a finales de este año es lanzar “un programa para que los usuarios rentabilicen su perfil a través de publicidad”, pero todavía no han dado detalles sobre el mismo.
Aun así, la fórmula del pago por mensaje sigue calando. Sobre todo en el terreno publicitario. La aplican Adly o Twittad, por ejemplo. Y desde hace unos días, también PowerVoice, otra empresa de marketing social media formada por el exGoogle Andrew Landau y su hermano Ryan. El sitio compensa a los usuarios que comparten mensajes sobre ciertas marcas en Twitter y Facebook. Dejando claro con el hashtag #ad y la mención “contenido patrocinado” (en Facebook) que se trata de anuncios, eso sí.
No explicitan cuántos mensajes hay que compartir para cobrar pero sí que hay que llegar a los 50 dólares para poder obtener un cheque. Andrew Landau asegura en Techcrunch que los usuarios más activos ganan unos 55 dólares (42 euros) al mes. Su intención, añade, es “democratizar el espacio de los social media para que la gente que no tiene tiempo o recursos para conectar con ciertas marcas puedan acercarse a PowerVoice y obtener una retribución”.
Es consciente de que el spam es un mal negocio para la reputación y por eso dice combatirlo comprobando la identidad de los usuarios vía Facebook Connect y con un programa antifraudes desarrollado por otros miembros de la firma. Pero no es garantía de nada. Aun así, de momento, la propuesta ha atraído ya a unos 2.000 usuarios que comparten anuncios de unas 30 compañías en Facebook y Twitter, lo que según la compañía sitúa el alcance de la red por encima de los 800.000 consumidores. Y subiendo.
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