Para Kim Schmitz, fundador del portal de descargas Megaupload, la detención en Nueva Zelanda por un presunto delito de piratería informática no es la primera que sufre. Ya en 1998 fue encarcelado por su actividad como «hacker» acusado de acceder a webs corporativas.
Kim Dotcom, como se hace llamar, es de todo menos discreto. El millonario propietario de la web clausurada por el FBI estadounidense, llegó a ofrecer diez millones de dólares como recompensa a quien capturara a Bin Laden durante la guerra de Afganistán.
También se le conoce por participar en el «Gumball 3.000», un rally de automóviles de lujo. Un vídeo difundido por internet muestra al dueño de Megaupload conduciendo de forma temeraria en Marruecos. Se puede ver cómo le pregunta a su copiloto si hay buenos hospitales en el país. Ante la negativa, Kim responde: «Esta es la primera vez que me pongo el cinturón de seguridad».
Pero lo que le ha llevado a ser un personaje conocido en todo el mundo es el lanzamiento de Megaupload en 2005. Hasta hoy, el portal de descarga de archivos más popular del mundo. El FBI estima que la compañía ha generado unos ingresos de hasta 175 millones de dólares. La policía neozelandesa decomisó bienes de la empresa valorados en unos 4,8 millones de dólares y unos 8 millones de dólares depositados en cuentas abiertas en diversos bancos de Nueva Zelanda.
Kim Dotcom nació en Alemania en 1974 y es una de las personas más ricas de Nueva Zelanda. Sus primeros pasos como emprendedor los dio en 1994, cuando fundó DataProtect, una empresa de seguridad informática. En 1999, junto a IVM Engineering, lanzó un sistema que permitía a los coches de Mercedes-Benz acceder a internet. Un año después vendió el 80% de las acciones de la empresa, que quebró un año después.
En 2001 dio un golpe de mano al comprar LetsBiyIt.com, que se encontraba al borde de la bancarrota. Invirtió 375.000 dólares y anunció que iba a invertir más de 50 millones de dólares en la empresa. Una jugada maestra: las acciones crecieron un 300%, Schmitz vendió las acciones y obtuvo unos beneficios de 1,5 millones.
En el día de la detención, una dotación de más de 70 agentes neozelandeses ha confiscado 18 coches de lujo, incluido un Rolls-Royce Phantom Drophead Coupé y un Cadillac 1959 rosa, además de varios automóviles de la casa Mercedes. Todo en una masión cuyo valor asciende a 30 millones de dólares.
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