Lo presentaron en febrero en el Mobile World Congress de Barcelona  y siguen trabajando en su desarrollo. Es la combinación de tecnologías  existentes y no es preciso al 100%, pero Atsushi Sato, de NTTDocomo,  asegura que tienen planeado ofrecerlo a clientes durante este año,  aunque sea en modo prueba.
La compañía de telecomunicaciones japonesa ha desarrollado un sistema de traducción simultánea vía móvil  que permite que el terminal reconozca  la voz del usuario -en este caso  japonés-, la traduzca automáticamente al inglés y la reproduzca en este  idioma en el terminal de su interlocutor mediante una voz sintetizada.
Sato reconoce que el sistema necesita mejoras, pero está convencido  de que puede ser de utilidad para clientes que aceptan “un cierto grado  de imprecisión” y que sólo buscan una traducción aproximada.
De hecho, de momento, la traducción automática tampoco da para mucho  más. “Sigue siendo una opción para tener una idea aproximada de lo que  puede decir un texto, pero siempre es necesaria la intervención humana”,  señala Michael Scholand, director gerente de Star Servicios Lingüísticos, SL,  filial española de Star, empresa líder en el mercado de la comunicación  multilingüe y la tecnología lingüística, con 40 oficinas en todo el  mundo. “Aunque es cierto que en combinaciones lingüísticas de la misma  familia, como el catalán-castellano, se consigue una calidad bastante  buena”, añade. Existen dos sistemas para realizarla, explica Scholand:  El que se basa en reglas y diccionarios y el que se basa en estadísticas  y utiliza corpus bilingües y memorias de traducción, como por ejemplo  Google Translate.
Las memorias de traducción son bases de datos hechas por humanos que  ofrecen equivalencias exactas o aproximadas de frases concretas ya  traducidas. Se integran en lo que se denomina traducción asistida, que  según el director-gerente de Star Servicios Lingüísticos, es lo que  “realmente ha revolucionado el mercado de la traducción en los últimos  15-20 años”. “Ya existen aplicaciones de voz que ofrecen soluciones  parecidas a la de NTTDocomo”, dice. “Lo que hay que ver es si se  consigue una traducción automática de calidad”, insiste.
Albert Ràfols, de la empresa Traduït,  le hace eco. “Una cosa es una demostración comercial y otra muy  distinta una herramienta que se ajuste a la diversidad humana”. “Aún  así, seguro que los resultados son cada vez más espectaculares y útiles  para muchas personas, aunque espero que no dependan de ellos aquellos  que necesiten una traducción exacta y adecuada”, añade.
Ràfols no considera para nada que constituyan una amenaza para la  profesión. “Estoy convencido de que estas integraciones complejas se  añadirán al instrumental de trabajo que tenemos a nuestro alcance”,  subraya.  Scholand está de acuerdo: “Nosotros no vemos estos avances  como una amenaza porque realizamos traducciones muy técnicas y lo que  nuestros clientes quieren es alta calidad”. “Aún así, estamos pensando  en integrar algunas automatizaciones a nuestro proceso productivo, pero  sólo para ciertas combinaciones lingüísticas”, concluye.
La Vanguardia
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