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2011/06/13

La inesperada "resurrección" del ex jefe de BP

El mundo de los negocios parece haberle perdonado sus pecados a Tony Hayward.
Tan sólo hace nueves meses, el polémico ejecutivo británico dejaba la presidencia del gigante petrolero BP en medio de una tormenta.

Parecía el fin de su carrera luego del accidente del 20 de abril de 2010 en la plataforma Deepwater Horizon, en el Golfo de México, EE.UU., que no sólo dejó once muertos, sino que además provocó uno de los peores derrames de crudo de la historia.
Millones de personas se vieron afectadas por el vertido en los estados de Louisiana, Mississippi, Alabama y Florida.
Sin embargo, el destino parece haberle dado una segunda oportunidad a Hayward, de 54 años, fuertemente criticado por su manejo del desastre en el Golfo de México y, no menos importante, sus meteduras de pata en los peores momentos de la crisis.
El diario británico Financial Times informa que el empresario regresó esta semana a la escena corporativa al lograr recaudar más de US$1.600 millones para un fondo de inversiones en el sector petrolero y gasífero.

Retorno al mundo petrolero

Este emprendimiento, denominado Vallares, tiene como meta comprar compañías de hidrocarburos en todo el mundo. Ello implica que, en el corto o mediano plazo, Hayward podría convertirse en presidente de alguna de las firmas adquiridas.

Lo sorprendente del caso es el respaldo que el ex jefe de BP obtuvo de los inversores, dice el Financial Times.
El propio Hayward no ocultó su asombro ante semejante indulgencia: "Estamos placenteramente sorprendidos por la magnitud del apoyo".
Cuando le preguntaron qué opinan los inversores sobre su participación en Vallares, el empresario respondió: "Uno nunca sabe hasta que pregunta, pero lo que sí puedo decir es que se han mostrado entusiasmados con el proyecto".

Gaffes y pérdidas

En BP, Hayward fue reemplazado por el estadounidense Bob Dudley, quien creció en Mississippi y conoce bien la zona del Golfo de México.
Este cambio fue muy bien visto, porque durante el derrame de la plataforma Deepwater Horizon Hayward se convirtió en una de las personas más odiadas por los estadounidenses.
Por un lado, porque el vertido y los numerosos intentos fallidos por controlarlo pusieron en peligro los ecosistemas de cientos de kilómetros de costa y el medio de vida de los habitantes locales.

Por otro lado, porque durante la crisis Hayward pronunció frases desafortunadas como "el Golfo de México es un lugar muy grande" (para minimizar el impacto del derrame) o "quiero mi vida de vuelta" (en referencia a las horas extra que debió trabajar por causa del desastre).
Asimismo, causó una fuerte polémica cuando -también en medio de las dificultades- fue fotografiado navegando en yate con uno de sus hijos.
En el nivel corporativo, los números de BP dejaron muy mal parado a Hayward: el derrame dejó un enorme hueco en las cuentas de la compañía.
En las primeras semanas tras el accidente, el valor de las acciones de la compañía se desplomó a la mitad.
Posteriormente BP debió crear un fondo para compensar a los afectados por el daño ambiental, que ya ha desembolsado más de US$4.000 millones, y tuvo que adelantar otros US$1.000 para obras de restauración.
Y al cierre del balance de 2010 (el último disponible), la empresa reportó pérdidas por US$4.900 millones, su primer "rojo" anual desde 1992.

También en Glencore

Este desastre financiero para BP no impidió que Hayward asumiera el cargo de director no ejecutivo en la controvertida firma suiza clic Glencore.
Esta empresa comercializa materias primas de muchos partes del mundo (por ejemplo: petróleo, trigo y papel) y opera en países latinoamericanos como Argentina, Bolivia, Colombia, Paraguay y Perú.
Glencore recientemente se convirtió en la primera compañía en un cuarto de siglo en entrar instantáneamente en el índice FTSE 100 de la bolsa de Londres.
Y actualmente está buscando acuerdos a gran escala en el sector que es terreno de Hayward, el de los hidrocarburos.
El Financial Times dice que su doble rol en Vallares y Glencore podría generarle al ex jefe de BP un conflicto de intereses.
Pero cita a Hayward minimizando esta posibilidad: "Una y otra empresa persiguen compras de distinta escala (...) Si hay alguna indicación de un potencial conflicto, daré un paso al costado en Glencore".

Autodefensa

En medio de su "resurrección" empresarial, Hayward ha salido a defender su historial insistiendo en que el derrame en el Golfo de México ha sido apenas un capítulo, si bien sombrío, de una carrera más larga y amplia.
"Las personas se olvidan que uno no llega a la presidencia de BP sin antes haber hecho muchas cosas", le dijo a la prensa británica y acto seguido le recordó su hoja de vida.
Hayward, quien se graduó de geólogo en la Universidad de Birmingham, en el norte de Inglaterra, se unió al gigante petrolero en 1982.
Durante muchos años ejerció su profesión en plataformas de explotación marítimas en el Reino Unido, Francia, China y América Latina. Luego trabajó como asistente ejecutivo de su antecesor en la presidencia de BP, Edmund John Philip Browne, más conocido como Lord Browne.
Siguieron una serie de promociones y, tras la renuncia de Browne, Hayward se convirtió en la máxima cabeza de la empresa. Pero el vertido en el derrame de México hizo que durara poco tiempo en ese puesto.
Esta semana, el ejecutivo insistió en que mantiene "las destrezas para dirigir cualquier compañía".
Del otro lado del Atlántico su regreso al mundo corporativo probablemente no caerá bien, según los observadores.
Sobre todo entre quienes aún no olvidan los más de 780 millones de litros de petróleo que se derramaron en el Golfo de México y quienes todavía se quejan de que el sistema de compensaciones ha sido lento e injusto.
El disgusto podría dar paso a la ira si se considera la oportunidad de lucrar que Hayward tiene ante sí: tanto con Vallares como con Glencore, el empresario podría ganar miles de millones de dólares al operar en el sector de los hidrocarburos en momentos en que el aumento de los precios de las materias primas no parece tener techo.

BBC Mundo

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