El fabricante automovilístico francés Renault, víctima de un caso de espionaje industrial por parte de tres de sus ejecutivos, investiga si éstos transmitían informaciones sobre su programa de coche eléctrico a China.
También los servicios secretos franceses siguen la pista china en la investigación que han abierto, según publica el diario Le Figaro.
Los elementos filtrados se refieren a la batería y los motores de los futuros vehículos eléctricos que Renault tiene previsto lanzar a partir de 2012.
Según Le Figaro, los tres altos ejecutivos incriminados vendieron patentes todavía no registradas a intermediarios especializados en la inteligencia económica.
La dirección de la marca del rombo reconoció la existencia de las sospechas de espionaje aunque no dio elementos sobre la misma ni reveló la identidad de los ejecutivos implicados, pero señaló que estudia presentar una denuncia.
Entre los implicados podría encontrarse un miembro del comité de dirección y responsable de la división de proyectos, un adjunto del director del proyecto de vehículos eléctricos y otro directivo.
Los tres eran investigados por el grupo desde hace meses, hasta que el pasado lunes miembros de su comité de ética irrumpieron en sus despachos, requisaron material informático y le informaron que estaban apartados de sus funciones.
El espionaje afectó esencialmente a los proyectos de Renault en el desarrollo de un coche eléctrico, en el que la marca francesa ha invertido 4.000 millones de euros junto con su socio japonés Nissan y ha movilizado a 1.700 ingenieros.
El proyecto ha generado ya 56 patentes y el grupo espera registrar otras 34, mientras que otras 115 están siendo analizadas.
China ha reunido a un grupo de 16 fabricantes públicos para desarrollar el vehículo eléctrico y ha invertido en la creación de la batería 1.360 millones de euros. En total, China cuenta con invertir 15.000 millones de dólares en el vehículo ecológico en diez años.
El ministro francés de Industria, Éric Besson, confirmó el caso de espionaje, que consideró "grave", al tiempo que lo contextualizó en una "guerra económica".
Aseguró que ha pedido a los servicios de su departamento que refuercen las obligaciones que tienen que seguir las empresas para garantizar la protección del secreto industrial en las compañías que reciben dinero público.
20minutos
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