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2011/01/27

El primo que nunca bajó de los árboles ya tiene genoma

Los malayos que acuñaron la palabra orangután sabían lo que hacían. El vocablo significa hombre del bosque y ahora su genoma casi completo, desvelado hoy, confirma una gran cercanía entre ambas especies.
El humano moderno y su primo más lejano en el selecto club de los homínidos vivos comparten el 97% de su genoma, según la nueva secuencia completa del orangután, en la que se ha analizado a 11 especímenes de las islas de Sumatra y Borneo, los dos únicos reductos en los que aún viven estos simios que antaño se extendían por amplias zonas de Asia.
Los autores que han descifrado su código genético esperan que el trabajo sirva para desvelar qué nos hace humanos, pero también para diseñar planes de protección que no conviertan al orangután en una especie con genoma, pero sin vida. "Es difícil saber si este estudio salvará a los orangutanes que quedan, porque no depende tanto de la ciencia como de decisiones políticas y económicas", explica a Público Arcadi Navarro, investigador del Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC) y coautor del trabajo, que publica hoy Nature. Al contrario que los chimpancés o los humanos, el orangután sigue pasando la vida colgado de los árboles, de los que depende para sobrevivir. Su hábitat se ha reducido en ocasiones hasta un 70% debido a la tala de árboles para establecer cultivos. En Sumatra quedan unos 7.000 ejemplares, y en Borneo, unos 40.000. Ambas poblaciones están en peligro de extinción.

Evolución lenta

El nuevo genoma, que ha necesitado el trabajo de 101 científicos durante tres años, aporta un 98,5% del genoma de la especie y ha costado unos 20 millones de dólares (15 millones de euros), explica Devin Locke, investigador de la Universidad de Washington (EEUU) y uno de los coordinadores de este proyecto europeo y estadounidense.
Aunque el perfil genético es aún una maraña de datos casi incomprensible, ya se han detectado diferencias entre orangutanes y humanos. El ADN confirma que estos parientes pelirrojos y de largos brazos se separaron del linaje de chimpancés y humanos hace unos 14 millones de años, según Tomás Marquès-Bonet, genetista del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona (IBE) y coautor del trabajo.
La primera diferencia patente entre orangutanes, chimpancés y humanos, es que el genoma de los primeros es mucho más estable que el de los restantes. Esa diferencia puede ser hasta diez veces mayor en chimpancés y humanos que en orangutanes, apuntaMarquès-Bonet.
Al contrario que chimpancés y humanos, los orangutanes no bajaron de los árboles y se quedaron para siempre en Asia. Tal vez por eso son una especie única dentro de la familia homínida. Entre sus peculiaridades, explica Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca, está que las hembras pasan cuidando a sus crías ocho años en exclusiva, sin tener más hijos, mientras los machos se desentienden de sus crías . Esto ralentiza el ritmo reproductivo, cambia la manera de socializar y podría explicar su "parsimonia evolutiva", como lo define el experto, que no ha participado en el estudio.
Lo que queda claro es que el nuevo genoma es un pozo lleno de preguntas, no de respuestas. "Con este trabajo hemos preparado una cartografía del orangután, un mapa para que otros puedan colonizar el territorio", apunta Navarro.
La tarea no será fácil. "Queda saber la lista de genes asociados al proceso cognitivo", opina Josep Call, un investigador español que estudia grandes simios en el Insituto Max Planck de Alemania y que no ha participado en el estudio. "Estamos lejos de establecer una conexión entre genoma y comportamiento", añade.
Una de las cosas que podrán desvelarse es si los cambios detectados entre chimpancés y humanos pertenecen a una u otra especie, o ya estaban presentes en sus ancestros comunes con los orangutanes. "Es la primera vez que podremos saber qué ha pasado en cada linaje", opina Marquès-Bonet. "Ahora empieza lo divertido; buscar lo que hasta ahora ha explicado nuestra humanidad", concluye el experto.

Publico

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