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2010/12/03

Expectativa por sedes de los Mundiales, ¿valió la pena el esfuerzo?

La Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) anunciará este jueves en Zurich, Suiza, qué países serán sedes de la Copa Mundial de Fútbol de 2018 y 2022.
Los miembros del Comité Ejecutivo han estado escuchando a jefes de Estado, líderes políticos, jugadores estrella y otras personalidades que acompañan a las delegaciones para dar un último impulso a sus aspiraciones antes del voto secreto.
El ambiente en Zurich está más tenso que la definición de un campeonato por penales
Las cinco candidaturas pa
Las cinco candidaturas para el evento de 2020 -Australia, Corea del Sur, EE.UU., Japón y Qatar- hicieron sus presentaciones el miércoles y las cuatro para 2018 -Inglaterra, Rusia y las propuestas conjuntas Holanda-Bélgica y España-Portugal- tendrán este jueves 30 minutos cada una para convencer a los 22 integrantes del comité.
El ambiente en Zurich está más tenso que la definición de un campeonato por penales, no sólo después del reciente documental de la BBC en el que denuncia corrupción de parte de altos funcionarios de la FIFA que pudiera afectar las perspectivas de Inglaterra, sino por la inversión económica, política y emocional que han hecho los postulantes.
Todo esto por los aparentes grandes beneficios que acarrea la organización de una Copa Mundial. Pero, ¿cuánto vale realmente el esfuerzo?
Desde el punto de vista del primer ministro británico, David Cameron, el tiene miles de millones de razones para hacer acto de presencia en Zurich para pujar con todo su aliento la candidatura de Inglaterra para 2018. Unas 4.500 millones de razones, para ser más exactos -la cifra en dólares que se estima estarían entrando a la economía británica si llegasen a organizar el evento.

Apoyo político

En años recientes, las Copas del Mundo y los Juegos Olímpicos se perciben como una virtual máquina de hacer dinero para gobiernos que ahora se ven obligados a apoyarlos, dice el corresponsal deportivo de la BBC, Gordon Farquhar.
El apoyo político a los potenciales postulantes es vital debido a las garantías que exigen las organizaciones como la FIFA y el Comité Olímpico Internacional (COI) en cuanto a seguridad, infraestructura, respaldo económico e -inclusive- visas de inmigración.
Los crecientes ingresos por derechos de televisión, venta de boletería, mercadeo y turismo representan la gran motivación para los gobiernos que quieren involucrarse, asegura Farquhar.
Solo hay que ver la lista de los candidatos a los mundiales de 2018 y 2022 para tener algún sentido de la oportunidad que se les presenta. La mitad del G8 está ahí: Estados Unidos, Rusia, Japón y el Reino Unido.

Beneficios tangibles e intangibles

Todos los postulantes piensan que sacarán algún provecho económico de la Copa Mundial. Sudáfrica, la sede más reciente, es un caso interesante, alega el corresponsal de la BBC.
Según una comisión sudafricana, ese gobierno invirtió cerca de US$3.500 millones en el "vitrinazo" de 2010, una suma de dinero enorme para un país donde gran parte de la población vive en la pobreza, sin acceso adecuado a educación y servicios básicos.
La justificación para el gasto abarcó muchos niveles, pero en la raíz estuvo el argumento económico, que mencionó la reducción del desempleo, el incremento de ingresos por turismo y la promoción para la inversión directa internacional en Sudáfrica.
Tal vez el mayor éxito de ese mundial está representado en un elemento más intangible: el concepto de nación. No cabe duda de que los sudafricanos de todos los niveles sociales y étnicos alentaron a su selección y sintieron orgullo.
En cuanto a España, la mitad de la candidatura ibérica para 2018, ser sede supone una inversión de 1.487 millones de euros (casi US$2.000 millones) para construir y renovar estadios, además de la organización del evento que costará 500 millones de euros adicionales.
Por otra parte, Holanda, que se postula conjuntamente con Bélgica, ya expresó que prevé pérdidas si llegan a ser escogidos.
En ese sentido, Brasil, organizador del próximo mundial en 2014, no espera tener un retorno de su inversión y ha estado contratando empresas extranjeras para realizar la gestión en los campos de juegos para minimizar la carga a las arcas públicas.
No obstante, las cifras económicas oficiales que salieron de Alemania tras el torneo de 2006 alegan ser robustas.
El gobierno de Berlín informó que, entre muchos otros beneficios, la industria del turismo recaudó 300 millones de euros (US$393 millones) adicionales, mientras que el evento añadió 2.000 millones de euros (US$2.620 millones) a las ventas al detalles y creo 50.000 nuevos empleos.

Blog de Lalo: Cualquier sede parecerá un fraude

Espejismo

Sin embargo, hay académicos y economistas que argumentan que estas cifras son espejismos y que los verdaderos beneficios de montar una Copa del Mundo están muy sobreestimados.
Algunos señalan la pérdida en productividad durante el mes que dura el torneo, cuando todos estamos pegados a las pantallas de nuestros televisores en lugar de nuestras computadoras.
Hay mucho escepticismo con respecto al valor económico real de la Copa Mundial, aunque no cabe duda de la cantidad de dinero que le genera a la FIFA, cosechado de los dividendos por la explosión de derechos de Televisión. Sus cuentas de 2009 registran un superávit de US$196 millones sobre ingresos de US$1.060 millones.
Son esas cifras las que mantienen el interés de los políticos con respecto a lo que el fútbol puede hacer para sus países y por qué, siempre y cuando continúe inflada esa burbuja optimista, las naciones del G8 y G20 continuarán disputando el derecho de organizar la mayor fiesta del balompié.

BBC Mundo

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