Mal Joseph Ciena, profesor de psicología en la Universidad de San Francisco (EE.UU.), ha explicado el éxito de Angry Birds, y por qué es un juego tan adictivo para sus aficionados. Sus conclusiones al respecto, como psicólogo, son aplicables desde su perspectiva a todo tipo de videojuego, y a otras formas de entretenimiento.
Al ser entrevistado al respecto por la revista San Francisco Weekly en un artículo especial en el que se hablaba con dos expertos, Seppo Helava, fundador de Self Aware Games, considera que el lindo aspecto del juego es un factor importante, pero que luego engancha porque su jugabilidad es similar a la de una máquina tragaperras, al ser repetitivo y con objetivo claro, "aunque, mientras con las tragaperras no hay un patrón, en Angry Birds sí lo hay, aunque es difícil de ver", señala Helava.
El profesor Ciena, por su parte, da la razón en este sentido a Helava, aunque añade que "da una falsa impresión de que estás siendo competitivo y consiguiendo algo aunque, en realidad, estás consiguiendo cosas que son seguras y anónimas", algo que, en realidad, es aplicable a cualquier videojuego.
"Se convierte en adictivo porque te da la falsa impresión de que mejoras como persona. Pero estás mejorando en algo erróneo: sólo te conviertes en un experto en un maldito videojuego."
Al ser entrevistado al respecto por la revista San Francisco Weekly en un artículo especial en el que se hablaba con dos expertos, Seppo Helava, fundador de Self Aware Games, considera que el lindo aspecto del juego es un factor importante, pero que luego engancha porque su jugabilidad es similar a la de una máquina tragaperras, al ser repetitivo y con objetivo claro, "aunque, mientras con las tragaperras no hay un patrón, en Angry Birds sí lo hay, aunque es difícil de ver", señala Helava.
El profesor Ciena, por su parte, da la razón en este sentido a Helava, aunque añade que "da una falsa impresión de que estás siendo competitivo y consiguiendo algo aunque, en realidad, estás consiguiendo cosas que son seguras y anónimas", algo que, en realidad, es aplicable a cualquier videojuego.
"Se convierte en adictivo porque te da la falsa impresión de que mejoras como persona. Pero estás mejorando en algo erróneo: sólo te conviertes en un experto en un maldito videojuego."
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