Estos son algunos puntos de la actividad del Chaos Computer Club (CCC), la asociación de hackers y activistas informáticos más grande de Europa. Todo ello no parece encajar con la idea habitual de que un hacker es un individuo de dudosa moral que se dedica a irrumpir en los ordenadores de los demás y hacer estropicios.
"Alguien así no dura mucho entre la comunidad del club", comenta Constanze Kurz, del CCC. Y es que, sin imponer nada, los miembros de esta asociación se rigen por un código ético cuyas bases ya estableció en 1984 Steven Levy en su libro Hackers (ahora reeditado y ampliado en su 25 aniversario).
Hackear es en esencia "una actividad con una fuerte componente de juego", aclara Debora Weber-Wulff, profesora de la Escuela Superior para Técnica y Economía (HTW en sus siglas en alemán) de Berlín. Es querer saber cómo funcionan las cosas de este mundo y compartirlo con los demás. No significa necesariamente centrarse solo en encontrar las cosquillas a un sistema operativo dado o hallar deficiencias a alguno de los artilugios tecnológicos con los que estamos acostumbrados a convivir, sino también encontrar vías alternativas de hacer las cosas o conseguir que un dispositivo dado haga algo o usarlo para algo para lo que no estaba pensado. En definitiva, hacer un uso creativo y libre de la tecnología.
Este tipo de intervenciones, hacer público el conocimiento adquirido en el proceso, compartirlo con la comunidad y los casos en los que algún tocado (como los describen en la ética del hacker el CCC en su web) explota inapropiadamente estos conocimientos, es lo que ha dado origen a que, en el mejor de los casos se perciban con ambivalencia, y en el peor, a criminalizar el término hacker. Esta "comunidad galáctica de seres de todas las edades, género, origen o posición social", como se autodefinen, y que cuenta actualmente con unos 2.700 miembros, fue fundada en 1981 por Wau Holland en la sede del periódico berlinés Die Tageszeitung (Taz). El club tiene una estructura descentralizada y se divide en pequeños grupos locales y regionales que se encuentran con regularidad a lo largo del año. Desde 1984, se organiza un encuentro para miembros y personas interesadas en el Chaos Communication Congress que acaba de celebrar su 27ª edición en Berlín y que está ganando cada vez más importancia a nivel internacional.
"El club ofrece a los socios infraestructura pero como tal no hace nada excepto comunicarse con la prensa", dice Henryk Plötz, miembro desde 2001. "Son los miembros los que hacen cosas y los que se organizan para colaborar en diversos temas y proyectos que les interesan", puntualiza. Plötz trabaja ahora en tarjetas inteligentes del tipo del nuevo carnet de identidad alemán, y añade "destripo las tarjetas para ver cómo funcionan. En el mundo académico, esto no lo verían con buenos ojos".
Los principios
- El acceso a las máquinas que ponga de manifiesto cómo funciona este mundo debe ser ilimitado.- La información ha de ser libre.
- Desconfía de la autoridad.
- Juzga a un hacker por cómo actúa, no por su aspecto, edad, origen...
- Se puede generar arte y belleza con un ordenador.
- No revuelvas ni destruyas los datos de otros.
- Utilizar los datos públicos, proteger los datos privados.
El Pais
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