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2010/11/08

¿Por qué nos elude el traductor universal?

Con una economía globalizada y aviones que nos trasladan por el mundo en horas, ¿por qué la tecnología no ha podido vencer la barrera del lenguaje?
Encienda la televisión en cualquier cuarto de hotel en Tokio y lo único que conseguirá, si no habla el idioma, será un enredo de símbolos incomprensibles.
Desde el momento en que uno aterriza en Japón, lo más probable es que se enfrente con un mundo difícil de decodificar.
Algunas de las palabras más difíciles de traducir son japonesas. Por ejemplo, la palabra "naa", utilizada en el área Kansai de Japón para enfatizar afirmaciones o mostrar acuerdo con alguien, tiene el tercer lugar entre las más difíciles de traducir.
¿Qué hacer, entonces, una vez enfrentados a una información que no podemos procesar?

Soluciones

Los traductores son caros y, aunque útiles para sacarnos del paso, no están casi nunca al alcance de la mano del turista común y corriente.
De manera que el ideal es un aparato capaz de proporcionarnos la traducción perfecta.
Ojalá fuera tan simple.
La ciencia ficción siempre ha solucionado el problema con ingeniosas creaciones que hacen las veces de traductores universales -como el pez de Babel de Douglas Adams en su Guía del viajero galáctico-, pero en la realidad las cosas son más complicadas.
Ya hay un montón de ayuda en la internet, notablemente, en más de 50 idiomas, Google Translate.
El problema es que, hasta este momento, el programa es demasiado literal con sus traducciones y carece de los matices de alguien que sí habla la lengua.
Google mismo afirma que "al tiempo que está trabajando en el problema, reconoce que puede pasar bastante tiempo antes de que alguien pueda ofrecer traducciones con calidad humana".
Otro sitio llamado dotSUB les permite a los miembros agregar sus propios subtítulos o traducciones a videos, en una especie de mezcla entre You Tube y Wikipedia.
La versión libre le permite a la gente traducir a 400 lenguajes, aunque no hay un control de calidad formal.

La dificultad del Kanji

El japonés representa un desafío particular dado que hay tres tipos diferentes de escritura.
Un alfabeto se utiliza especialmente para palabras extranjeras y, como si eso no fuera suficientemente complicado, existen unos 50.000 símbolos -kanjis- que constituyen representaciones literales de mundos completos.
Uno necesita unos 2.000 para desenvolverse en la cotidianidad de Japón.
Una aplicación de iPhone llamada WishoTouch le permite entrar kanjis a mano y proporciona una definición de diccionario.
Pero usted necesita saber el orden de los trazos, aunque la aplicación le permite fotografiar sus misteriosos kanjis, a razón de un símbolo por vez.
De manera que, a la hora de comer, al enfrentarse a un montón de símbolos ordenados en fila, usted va a querer un sistema menos doloroso que le ayude a descifrar el menú.
Una herramienta de traducción que tiene que ver con el texto escrito es un llamado Quicktionary y es un lector de caracteres.
Se parece a un lápiz y cuando se recorre un texto con él, entrega una traducción. Por lo menos, esa es la idea.
El aparato es impresionante, pero sólo funciona con dos tipos de imprenta, un problema compartido por la mayoría de los lectores de texto.
Quizás, el aparato de alcance más amplio en el mercado sea un traductor a 126 idiomas hecho por Ectaco.
"Todo comenzó hace 20 años con el mercado ruso", dice Greg Stetson, gerente de productos de Ectaco.
"Había muchos inmigrantes que venían a Estados Unidos y nuestro producto comenzó como una diccionario electrónico ruso. Después, evolucionó de diccionarios electrónicos a más productos de aprendizaje de idiomas. Del ruso se tuvo que expandir a diferentes idiomas."

Inteligencia artificial

Los soldados en Afganistán e Irak han utilizado traducción móvil al comunicarse con la gente.
El Phraselector, de Voxtec, ha sido el sistema elegido por los militares durante años pero, a un costo de miles de dólares, es altamente improbable que se traduzca en un éxito en el mercado masivo.
Además, incluso si una máquina pudiera traducir en tiempo real a cientos de idiomas, todavía se necesitaría algún tipo de inteligencia artificial para descubrir lo que la gente quiere decir; como bien se sabe, no importa el país en que estemos, no siempre queremos decir lo que aparentemente decimos.
"Los japoneses prefieren hablar de una manera indirecta", afirma el lingüista Takafumi Shimizu, de la Universidad Sophia, de Tokio.
"De modo que si un chofer de taxi le dice que es difícil llegar al lugar al que va en 10 minutos, lo que él quiere decir es que es imposible. De la misma manera, cuando los japoneses quieren rehusar una solicitud o una invitación, dicen que lo pensarán.
"Pero no hay que esperar una respuesta distinta más tarde, porque el verdadero significado de la frase es "gracias, no".

El orden de los factores

Y, hasta cuando uno sabe las palabras apropiadas, es muy probable que las utilice en un orden inadecuado.
"En inglés, el orden gramatical básico es sujeto, verbo y predicado", dice el profesor Shimizu.
"Mientras que en japonés, el mejor orden sintáctico es sujeto, predicado y, luego, verbo. Por ejemplo, la frase 'compré hojas de té en Harrods ayer' equivale al japonés 'ayer, en Harrods, hojas de té compré'".
En Star Trek, su aparato traductor universal no fue inventado sino hasta el siglo XXII, e incluso entonces no era perfecto.
Ojalá que, en la vida real, no tengamos que esperar tanto.

BBC Mundo

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