La capital francesa es sede a partir de esta semana de una dura lucha política que puede determinar el futuro de una de las especies marinas más cotizadas y en mayor declive en los océanos: el atún rojo (Thunnus thynnus).
Esta especie es una de las más apreciadas en Japón para la elaboración de sushi, pero la gran demanda y la pesca ilegal están llevando al atún rojo a niveles insostenibles, según organizaciones de conservación.
Representantes de 48 países asisten al encuentro de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT por su sigla en inglés), en el que se fijarán las cuotas de captura para el 2011.
"Esta especie desaparecerá si no se toman medidas. Su alto valor económico y la alta demanda del mercado japonés la estan llevando a la extinción", dijo a BBC Mundo desde la reunión María José Cornax, responsable de Pesquerías de la división europea de OCEANA, una de las principales organizaciones de defensa de la vida marina.
Brasil, Venezuela, Uruguay, Panamá, Honduras, México, Nicaragua y Guatemala son los países latinoamericanos que pertenecen a la Convención.
100.000 dólares por un pez
El atún rojo puede alcanzar dos metros y pesar más de 300 kilos, aunque su tamaño ha ido disminuyendo debido a la sobreexplotación.El contenido de grasa en el músculo y otras características hacen que sea sumamente cotizado en Japón, país que importa el 80% de la captura mundial. Una sóla pieza puede venderse en el mercado japonés por US$100.000.
La cuota total de captura para 2010 es de 13.500 toneladas, una cifra totalmente inadecuada según organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza, que aseguran que la especie está "al borde de la extinción".
La comisaria de pesca de la Unión Europea, María Damanaki, había dicho el mes pasado que para dar a la especie una oportunidad de recuperación, la cuota debía bajarse de 13.500 a 6.000 toneladas. Los asesores científicos de ICAAT señalan que ello daría un 60% de chance de recuperación de los stocks para 2022.
Sin embargo, la propuesta fue rechazada por varias naciones que pescan atún rojo como España, Francia e Italia. El debate es acalorado.
Mourad Kahoul, jefe de la asociación de pescadores de atún rojo en Francia, criticó a las organizaciones de conservación.
"Están destruyendo familias y empresas, y ¿basados en qué?, ¿en proyecciones? Con la crisis mundial de la economía, ¿tenemos el derecho de imponer esto a familias, a hombre y mujeres?", dijo Kahoul en declaraciones recogidas por la agencia Associated Press.
Pesca industrial
Aún el límite de 6.000 toneladas es considerado insuficiente por algunas organizaciones."OCEANA defiende un cierre total de la pesquería de cerco industrial en el Mar Mediterráneo acompañada de una bajada de las cuotas", dijo a BBC Mundo María José Cornax.
"También promovemos el cierre de todas las zonas de reproducción que esta especie tiene tanto en el Mediterráneo como en el Golfo de México, ya que es uno de los estadios en que es más vulnerable y es sobrepescada”.
El llamado "cerco industrial" es apuntado como una de las grandes causas de sobreexplotación. Las flotas de barcos industriales altamente tecnificados "se desarrollaron ampliamente en los años 90 en base a subvenciones de la Unión Europea", señala Cornax. Estas flotas van a los lugares de reproducción y con redes de grandes dimensiones encierran los bancos de atunes. Éstos son luego transferidos a jaulas y a granjas de engorde.
La pesca artesanal, en cambio, utiliza técnicas como las llamadas "almadrabas" en el estrecho de Gibraltar, trampas o laberintos que se interponen en las rutas migratorias.
La lucha por el atún rojo ha venido cobrando intensidad. En marzo de este año Japón y otras naciones asiáticas bloquearon una propuesta en un encuentro de Naciones Unidas para prohibir la comercialización de la especie.
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El encuentro en París finaliza el 27 de noviembre. Lo que suceda con el atún rojo puede sentar un precedente para otras especies cuyas poblaciones han caído dramáticamente, como el esturión y la merluza austral. Ante la enorme demanda en Japón, algunas organizaciones señalan que los restaurantes deben asumir mayor responsabilidad por sus compras y el público también debe informarse más.
Según María José Cornax, "el que acaba diezmando a las poblaciones de atún rojo es el consumidor".
BBC Mundo
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