Son las 15 y el tránsito en la Ciudad se vuelve más pesado a medida que el calor recuerda que el verano está cerca. En una cochera del microcentro, un cartógrafo y un geógrafo ponen a punto un vehículo.
En la parte trasera del auto asoma un artefacto similar a una lata, que se conecta a otro dispositivo con forma de caja dentro del habitáculo. Los únicos elementos reconocibles son una notebook, una tableta y una cámara que apunta hacia el exterior, pegada al parabrisas.
El vehículo está en marcha. Hoy le toca manejar a Esteban. Comprueba que la notebook en manos de Martín esté lista y pone primera. Unas pocas maniobras y están sobre Leandro N. Alem, a metros de Casa Rosada.
Esteban y Martín tienen una tarea poco común y fuera del ámbito en donde quizás sea más probable ver a hombres que eligieron esas profesiones.
A bordo del vehículo, su tarea consiste en relevar una zona de 10 manzanas cuadradas, tomando cada detalle posible a lo largo del camino.
Trabajan para Navteq, una compañía fundada hace 25 años y que en la actualidad se encarga de ofrecer sus mapas y demás servicios a más de 1.700 clientes.
Esteban no acelera más allá de los 40 km/h. Observa hacia uno y otro lado para dar apoyo a la aguda mirada de Martín. Y dispara detalles sobre lo que observa:
-Doble mano
-¿Marcada?
-No
Martín escribe sobre la tableta y los datos se plasman en la pantalla de la notebook, sobre lo que parece un mapa muy rústico.
Esteban hace un giro casi perfecto a 90º y, ni bien divisa un cartel, apunta: “Máxima 40”. Martín anota sobre su tableta y una vez más la información aparece en la pantalla de su laptop.
“Se pueden obtener hasta 250 parámetros por cuadra, esto es, sentido de circulación, la presencia de un semáforo o tránsito medido, entre otros”, explica Fernando Villasol, director de Producto para América Central y América del Sur de Navteq.
En la pantalla de la notebook aparecen más y más símbolos a medida que Martín observa alrededor y anota, y Esteban apoya con más datos.
Estamos en La Boca y el vehículo sobresale del resto. Algunos curiosos comienzan a mirar hacia adentro. Esteban sigue concentrado y circula lo más cerca que puede del centro de la calle para que luego la antena pueda representar la geometría lo mejor posible.
Hoteles, restaurantes, bancos, hospitales, escuelas… no pierden un detalle, aunque mucho no los preocupa, ya que la cámara que llevan sobre el parabrisas graba en alta definición y los ayudará, de ser necesario, a obtener el resto de los detalles del recorrido.
Nombres de comercios, alturas de calles, velocidades máximas… todo queda registrado.
“Pensá que circulás por el medio de Avenida del Libertador y hay 10 autos de cada lado. Podés haber pasado por alto 20 puntos de interés por cuadra. Con el video se pueden recuperar esos datos”, dice Martín.
“Trabajamos con una precisión submétrica, es decir, con una probabilidad de error menor a un metro. Toda la información que se recolecta en el campo se trae a la oficina, la procesamos e ingresamos a la base de datos y luego es integrada al mapa global de la compañía. Más tarde hacemos otra verificación para evitar, por ejemplo, que haya calles que no se juntan. Antes de dar por cerrado el tema, volvemos a revisar el producto”, menciona Villasol.
Dejamos el circuito asignado y volvemos a la base de Navteq, que luego ofrecerá sus mapas a fabricantes de GPS como Garmin; automotrices como Audi, BMW, Mercedes Benz, Fiat, Volkswagen y Renault; empresas de celulares como Nokia, LG y Samsung; y sitios web, como Bing y Yahoo!, que se apoyan en estos mapas para brindar información a los usuarios.
“Tenemos cubierto el 70% de la población en la Argentina, pero a fin de año conseguiremos ascender a un 90%”, acota Villasol.
Esteban y Martín son apenas dos de los cerca de 30 encargados de relevar las calles de la Argentina para renovar de forma constante los mapas y poner al día la cartografía, para que luego automovilistas y usuarios de celulares puedan tener información fidedigna y llegar a destino.
Infobae
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