El viaje imaginario a Marte más ambicioso de la historia lleva más de 140 días en marcha. Sus participantes tres rusos, un francés, un italocolombiano y un chino no se han movido ni un centímetro del módulo de aislamiento en Moscú en el que simulan un viaje de ida y vuelta al planeta rojo. Por delante quedan más de 350 días en los que seguirán siendo objeto de decenas de experimentos y durante los cuales se enfundarán en trajes espaciales para explorar una superficie marciana de pega. Diego Urbina, uno de los tripulantes de la misión Mars 500, financiada por la Agencia Espacial Europea y el Instituto de Problemas Biomédicos de Moscú, narra su experiencia a Público con un sistema de email con retardo, debido a que, en teoría, está a más de 33 millones de kilómetros de la Tierra.
¿En qué punto se encuentran y cuándo llegarán a Marte?
Desde aquí la Tierra sería como una moneda de dos euros a una distancia de 70 metros. Llegaremos a Marte en febrero de 2011. Entonces, Alexander, Wang Yue y yo nos iremos a vivir al módulo de aterrizaje marciano durante un mes y realizaremos una exploración con trajes de astronauta.
¿Cómo es un día normal dentro del módulo de confinamiento?
Nos levantamos a las ocho de la mañana y nos entregamos a las tareas rutinarias, tests psicológicos, muestras de orina... Después desayunamos juntos. Antes nos lavamos las manos, claro. Hacemos experimentos y luego vamos al gimnasio durante una hora. Luego comemos y hacemos más experimentos. Tenemos casi toda la tarde libre. La pasamos leyendo, viendo películas o jugando a videojuegos con la red interna de la nave. En total tenemos unas seis horas de trabajo al día, diez horas libres y otras ocho para dormir. Algunos días sientes que necesitas más trabajo, aunque a finales de mes, cuando se concentra la mayoría de los experimentos, esto es una locura.
Están realizando más de 100 experimentos, desde usar medicina alternativa a aliviar la tensión con realidad virtual. ¿Cuáles han sido los más difíciles?
Mis experimentos favoritos son los simuladores con naves espaciales y los que tienen ejercicio físico, aunque el que más aborrezco es uno en el que tengo que sostener una bolsa de 25 kilos durante un buen rato. Otro que no es nada divertido es pincharme el dedo cada hora durante una mañana entera para tomar muestras de sangre, aunque afortunadamente sólo lo tenemos que hacer cada dos meses.
Ahora que lleva 140 días, ¿qué cree que sería diferente si realmente estuviera viajando hacia Marte?
Muchas cosas serían igual. La separación de tu familia, la soledad, la autonomía, la necesidad de vivir una vida nueva mucho más simple, el extraordinario cuidado que debes tener contigo mismo, la necesidad de que el equipo funcione, la paciencia y testarudez que se necesita para hacer algo como esto... Pero otras cosas cambiarían, como la posibilidad de sufrir accidentes con la nave o lo emocionante que sería llegar a Marte de verdad.
¿Qué ha sido lo mejor de estos 140 días?
He tenido muchas experiencias positivas, sobre todo cuando intentas sobreponerte a las dificultades con cierta ingenuidad. Por ejemplo, me he inventado una manera para poder twittear de forma indirecta, sin internet. También he ideado un software que me ahorra tener que repetir muchos experimentos. Hasta he diseñado una especie de bolsillo extra para los pantalones cortos reglamentarios, que por un error se hicieron sin bolsillos. Todo esto parecerá una tontería desde fuera, pero aquí te ayuda a seguir adelante, a aprender de ti mismo y conocerte mejor.
¿Qué ha sido lo peor?
Por ahora no me puedo quejar, toco madera. Tal vez lo peor sea no poder hablar italiano o español casi nunca.
¿Qué dice su familia sobre lo que está haciendo?
Me animan mucho. Me mandan noticias de todo el mundo. No podría hacer lo que hago sin el apoyo que me están dando.
Su misión se ha rebautizado como el Gran Hermano Marciano'. ¿Está empezando a parecerse?
Puede ser muy parecido, porque tenemos a un grupo de gente que vive en el mismo sitio y está siendo grabada en todo momento. El resto es diferente, aquí la gente no finge, ni se pelea ni hace cosas intolerables para ganar audiencia o ser más popular. Aquí sólo somos seis tipos intentando hacer cada día lo más agradable posible, mientras hacemos un trabajo duro.
¿Qué es lo que más echa de menos? ¿Tal vez a su pareja?
La libertad de poder ir a donde quiera. La facilidad de comunicarme con quien quiera por teléfono o internet. Echo de menos a mi familia y amigos. Sin embargo, estar aislado de posibles distracciones tiene ventajas, más oportunidades para mejorar como persona.
¿Cómo está la moral para llegar a los 520 días?
Estupenda. Pasamos mucho tiempo juntos y estamos de buen humor. Esperamos que todo siga así en la segunda parte de la misión.
¿A qué piensa dedicarse una vez termine la misión?
Seguiré siendo ingeniero espacial y me dedicaré a la educación para contribuir a que algún día la humanidad salga de su cuna, la Tierra.
¿Qué será lo primero que haga cuando salga de ahí?
Me pegaré una cena impresionante y me iré a bailar música latina hasta que me caiga redondo.
¿En qué punto se encuentran y cuándo llegarán a Marte?
Desde aquí la Tierra sería como una moneda de dos euros a una distancia de 70 metros. Llegaremos a Marte en febrero de 2011. Entonces, Alexander, Wang Yue y yo nos iremos a vivir al módulo de aterrizaje marciano durante un mes y realizaremos una exploración con trajes de astronauta.
¿Cómo es un día normal dentro del módulo de confinamiento?
Nos levantamos a las ocho de la mañana y nos entregamos a las tareas rutinarias, tests psicológicos, muestras de orina... Después desayunamos juntos. Antes nos lavamos las manos, claro. Hacemos experimentos y luego vamos al gimnasio durante una hora. Luego comemos y hacemos más experimentos. Tenemos casi toda la tarde libre. La pasamos leyendo, viendo películas o jugando a videojuegos con la red interna de la nave. En total tenemos unas seis horas de trabajo al día, diez horas libres y otras ocho para dormir. Algunos días sientes que necesitas más trabajo, aunque a finales de mes, cuando se concentra la mayoría de los experimentos, esto es una locura.
Están realizando más de 100 experimentos, desde usar medicina alternativa a aliviar la tensión con realidad virtual. ¿Cuáles han sido los más difíciles?
Mis experimentos favoritos son los simuladores con naves espaciales y los que tienen ejercicio físico, aunque el que más aborrezco es uno en el que tengo que sostener una bolsa de 25 kilos durante un buen rato. Otro que no es nada divertido es pincharme el dedo cada hora durante una mañana entera para tomar muestras de sangre, aunque afortunadamente sólo lo tenemos que hacer cada dos meses.
Ahora que lleva 140 días, ¿qué cree que sería diferente si realmente estuviera viajando hacia Marte?
Muchas cosas serían igual. La separación de tu familia, la soledad, la autonomía, la necesidad de vivir una vida nueva mucho más simple, el extraordinario cuidado que debes tener contigo mismo, la necesidad de que el equipo funcione, la paciencia y testarudez que se necesita para hacer algo como esto... Pero otras cosas cambiarían, como la posibilidad de sufrir accidentes con la nave o lo emocionante que sería llegar a Marte de verdad.
¿Qué ha sido lo mejor de estos 140 días?
He tenido muchas experiencias positivas, sobre todo cuando intentas sobreponerte a las dificultades con cierta ingenuidad. Por ejemplo, me he inventado una manera para poder twittear de forma indirecta, sin internet. También he ideado un software que me ahorra tener que repetir muchos experimentos. Hasta he diseñado una especie de bolsillo extra para los pantalones cortos reglamentarios, que por un error se hicieron sin bolsillos. Todo esto parecerá una tontería desde fuera, pero aquí te ayuda a seguir adelante, a aprender de ti mismo y conocerte mejor.
¿Qué ha sido lo peor?
Por ahora no me puedo quejar, toco madera. Tal vez lo peor sea no poder hablar italiano o español casi nunca.
¿Qué dice su familia sobre lo que está haciendo?
Me animan mucho. Me mandan noticias de todo el mundo. No podría hacer lo que hago sin el apoyo que me están dando.
Su misión se ha rebautizado como el Gran Hermano Marciano'. ¿Está empezando a parecerse?
Puede ser muy parecido, porque tenemos a un grupo de gente que vive en el mismo sitio y está siendo grabada en todo momento. El resto es diferente, aquí la gente no finge, ni se pelea ni hace cosas intolerables para ganar audiencia o ser más popular. Aquí sólo somos seis tipos intentando hacer cada día lo más agradable posible, mientras hacemos un trabajo duro.
¿Qué es lo que más echa de menos? ¿Tal vez a su pareja?
La libertad de poder ir a donde quiera. La facilidad de comunicarme con quien quiera por teléfono o internet. Echo de menos a mi familia y amigos. Sin embargo, estar aislado de posibles distracciones tiene ventajas, más oportunidades para mejorar como persona.
¿Cómo está la moral para llegar a los 520 días?
Estupenda. Pasamos mucho tiempo juntos y estamos de buen humor. Esperamos que todo siga así en la segunda parte de la misión.
¿A qué piensa dedicarse una vez termine la misión?
Seguiré siendo ingeniero espacial y me dedicaré a la educación para contribuir a que algún día la humanidad salga de su cuna, la Tierra.
¿Qué será lo primero que haga cuando salga de ahí?
Me pegaré una cena impresionante y me iré a bailar música latina hasta que me caiga redondo.
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