El Pais
Tres ciudadanos del mundo que donan tiempo de sus ordenadores para el análisis de datos astronómicos se han convertido en descubridores oficiales de un raro púlsar (una fuente pulsante de energía que corresponde a una estrella de neutrones distante). Los datos del púlsar estaban entre un mar de ellos recogidos en 2007 por el radiotelescopio gigante de Arecibo, en Puerto Rico.
Probablemente la estrella nunca se hubiera descubierto si no se hubieran enviado en 2009 los datos, para su análisis, al programa Einstein@home, que utiliza el tiempo desocupado de los ordenadores de 250.000 voluntarios de 192 países. Los tres voluntarios que lo hicieron son un alemán y un matrimonio estadounidense, lo que se corresponde con los países que más participan en el programa. España está en el puesto octavo.
Es el primer descubrimiento del espacio lejano que se hace con este programa, basado en Alemania y en Estados Unidos, que en principio estaba dedicado a detectar ondas gravitacionales (no se ha detectado todavía ninguna) y desde 2009 también se centra en detectar púlsares, estrellas de neutrones que giran a una altísima velocidad y se observan desde la Tierra como si fueran faros.
"Sin tener en cuenta lo que podamos aprender a partir de ahora de este púlsar, ya es muy interesante para comprender la física básica de las estrellas de neutrones y cómo se forman", comenta James M. Cordes, presidente del Consorcio ALFA, formado en 2003 para establecer un programa de búsqueda de púlsares a gran escala. Y es que no es un púlsar cualquiera, sino que pertenece a un tipo raro, que se supone es el resto de una estrella doble en la cual uno de los astros ha explotado en forma de supernova. Está en la Vía Láctea, aproximadamente a 17.000 años luz de la Tierra en la constelación Vulpécula (La Zorra).
"Este resultado demuestra la capacidad de la potencia de ordenador de consumo para hacer descubrimientos en astronomía y en otras áreas científicas que se basan en datos", señalan los autores de la comunicación del hallazgo publicada en la revista Science, que citan por sus nombres a los propietarios de los ordenadores que dieron con el púlsar con mayor fiabilidad.
El montaje de distribución y manejo de datos que supone el programa Einstein@home es grande y complejo. Ha habido que conectar la base de datos del Observatorio de Arecibo con los ordenadores del Instituto Albert Einstein de la organización alemana Max Planck, el Centro de Computación Avanzada de la Universidad de Cornell y la Universidad de Wisconsin (ambas en Estados Unidos), para poder mandar los datos a los voluntarios en todo el mundo. "Esto prueba que la participación pública puede descubrir nuevas cosas en nuestro Universo. Espero que haga que más gente se nos una para buscar otros secretos escondidos en los datos", dice Bruce Allen, creador y director de Einstein@home. En la primera semana de agosto más de 100.000 ordenadores descargaron datos para su análisis.
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