La desaparecida revista gay adolescente en línea XY se ha librado, gracias a un juzgado, de ser obligada a vender su lista de usuarios, la mayoría de ellos homosexuales adolescentes, y toda la información privada asociada a ésta.
XY desapareció en 2007 y su fundador, Peter Ian Cummings, estaba en mitad del proceso de declaración de quiebra. En ese momento los acreedores privados quisieron quedarse con el valor más importante de XY, su lista de usuarios. Fue ahí cuando empezó una dura continienda judicial.
El reportaje de Cnet sobre el caso ha sido escalofriante. Shoshana Schiff, la representante legal de los acreedores, hizo una declaración muy polémica por sus insinuaciones: "Cualquier propiedad mencionada en la declaración de quiebra del deudor pertenece al patrimonio sujeto al proceso de quiebra, y mi cliente pretende administrar estos bienes en beneficio de los acreedores".
Los acreedores implicados son los acreedores privados de Cummings, no de la revista. Sin embargo, lo que es más importante: si lo único que importa aquí son los "beneficios de los acreedores", esto significa que el máximo postor se queda con los nombres y la información. ¿Y si el máximo postor puede hacer un mal uso de esta información?
Ahora la Electronic Frontier Foundation informa de que Cummings y sus antiguos asociados y deudores han acordado destruir completamente esta información personal. No se considerará parte de los bienes transferibles de la publicación.
La Comisión Federal de Comunicaciones de EEUU afirmaba que transferir esta clase de información podría muy posiblemente constituir una infracción del acuerdo entre la publicación y sus antiguos lectores. Sin embargo, el representante legal de los acreedores de Cummings opinaba que era legítimo hacerse con ella. Los antiguos asociados de Cummings opinaban que les pertenecía a ellos.
No obstante, la resolución de quiebra muestra un acuerdo entre Cummings, sus antiguos socios y otras personas a las que les debía dinero para destruir esta información.
De este modo, según la resolución, "todos los bienes intelectuales que contuvieran información identificable personalmente no podrán reproducirse o utilizarse por parte del deudor en modo alguno, y deberán destruirse por, o bajo la dirección del deudor en un plazo de 14 días a contar desde la fecha de recepción de fondos del síndico liquidador por parte del Deudor. En un plazo de cinco días laborales a partir de dicha fecha, el deudor deberá presentar una Certificación al Tribunal de Quiebra que declare que toda la información identificable personalmente que estuviere incluida entre los bienes intelectuales ha sido destruida".
Esto supone un triunfo tanto para el sentido común como para la privacidad. Sin embargo, la EFF señala que, aunque se ha resuelto esta situación en particular, el problema del uso de la información personal como propiedad en una situación de quiebra probablemente no desaparecerá sin acciones legislativas.
XY desapareció en 2007 y su fundador, Peter Ian Cummings, estaba en mitad del proceso de declaración de quiebra. En ese momento los acreedores privados quisieron quedarse con el valor más importante de XY, su lista de usuarios. Fue ahí cuando empezó una dura continienda judicial.
El reportaje de Cnet sobre el caso ha sido escalofriante. Shoshana Schiff, la representante legal de los acreedores, hizo una declaración muy polémica por sus insinuaciones: "Cualquier propiedad mencionada en la declaración de quiebra del deudor pertenece al patrimonio sujeto al proceso de quiebra, y mi cliente pretende administrar estos bienes en beneficio de los acreedores".
Los acreedores implicados son los acreedores privados de Cummings, no de la revista. Sin embargo, lo que es más importante: si lo único que importa aquí son los "beneficios de los acreedores", esto significa que el máximo postor se queda con los nombres y la información. ¿Y si el máximo postor puede hacer un mal uso de esta información?
Ahora la Electronic Frontier Foundation informa de que Cummings y sus antiguos asociados y deudores han acordado destruir completamente esta información personal. No se considerará parte de los bienes transferibles de la publicación.
La Comisión Federal de Comunicaciones de EEUU afirmaba que transferir esta clase de información podría muy posiblemente constituir una infracción del acuerdo entre la publicación y sus antiguos lectores. Sin embargo, el representante legal de los acreedores de Cummings opinaba que era legítimo hacerse con ella. Los antiguos asociados de Cummings opinaban que les pertenecía a ellos.
No obstante, la resolución de quiebra muestra un acuerdo entre Cummings, sus antiguos socios y otras personas a las que les debía dinero para destruir esta información.
De este modo, según la resolución, "todos los bienes intelectuales que contuvieran información identificable personalmente no podrán reproducirse o utilizarse por parte del deudor en modo alguno, y deberán destruirse por, o bajo la dirección del deudor en un plazo de 14 días a contar desde la fecha de recepción de fondos del síndico liquidador por parte del Deudor. En un plazo de cinco días laborales a partir de dicha fecha, el deudor deberá presentar una Certificación al Tribunal de Quiebra que declare que toda la información identificable personalmente que estuviere incluida entre los bienes intelectuales ha sido destruida".
Esto supone un triunfo tanto para el sentido común como para la privacidad. Sin embargo, la EFF señala que, aunque se ha resuelto esta situación en particular, el problema del uso de la información personal como propiedad en una situación de quiebra probablemente no desaparecerá sin acciones legislativas.
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