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2010/08/16

Homeopatía. Nada por aquí, nada por allá

Publico

¿Debe la sanidad pública británica seguir financiando la homeopatía aunque su efectividad no esté demostrada? En febrero, la Cámara de los Comunes, respaldada luego por la Asociación Médica Británica, consideró que no, pero el Departamento de Salud, aun asumiendo su inefectividad, acaba de confirmar que sí lo hará, como ocurre en Dinamarca, Francia y Alemania.
Para Edgard Ernst, profesor de Medicina Complementaria en la Facultad de Medicina de Peninsula (Reino Unido) e inicialmente partidario de la homeopatía, "es un precedente estúpido y peligroso y se basa en un malentendido sobre la capacidad de elección del paciente, que debería estar basada en la mejor evidencia. Si no, no es elección, sino arbitrariedad".
La homeopatía, desarrollada a finales del siglo XVIII por el médico alemán Samuel Hahnemann (1755-1843) como alternativa incruenta a tratamientos como las sangrías, es utilizada anualmente por unos 470.000 británicos, incluida la familia real.
Además, cuatro hospitales homeopáticos forman parte del National Health Service, el Sistema Nacional de Salud británico, y el estado gasta unos 4,6 millones de euros anuales en estos tratamientos, sin contar con el mantenimiento de esos hospitales, ni con los 20 millones invertidos hace cinco años para renovar el más importante de ellos, el Royal London Homoeopathic Hospital. Su director clínico, Peter Fisher, señala que "a pesar de la controversia, la homeopatía es muy popular en regiones como India, América Latina y Europa occidental. Está claro que lo que ha sostenido la homeopatía no es la evidencia científica, sino su popularidad entre los pacientes".
Según un reciente editorial del Journal of Medical Ethics, financiar remedios sin base científica sustrae fondos a terapias de probada utilidad y debilita la confianza en la ciencia y en las terapias alternativas que sí han demostrado eficacia. Además, su uso podría alejar de terapias convencionales a pacientes que las necesitan. A este respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó el año pasado de que la homeopatía no debía usarse para tratar enfermedades como la infección por VIH, la tuberculosis, la malaria, la diarrea infantil o la gripe, en respuesta a una denuncia realizada por algunos médicos sobre la promoción de su uso en países en desarrollo.
No obstante, Ton Nicolai, presidente del Comité Europeo de Homeopatía, que representa a homeópatas de 25 países europeos, asegura que "no es política de ninguna organización homeopática asesorar contra el uso de la medicina convencional". Respecto a la infección por VIH, Nicolai recalca que "los homeópatas respetan la política sanitaria del país en que trabajan y, o bien proveerán el tratamiento homeopático antes de que se indique la terapia con antirretrovirales, o lo harán para complementarla una vez estos se utilizan".

Medicina o brujería

Pero la controversia se extiende. Tras la reciente publicación del artículo ¿Medicina alternativa o brujería? en el influyente semanario Der Spiegel, se ha agitado en Alemania, principal bastión homeópata, donde anualmente 100 millones de euros cubren su financiación pública. Pese a que, según un sondeo del Instituto Allensbach, el 57% de los ciudadanos ha utilizado la homeopatía y el 25% se declara "usuario convencido", y a que la propia Asociación Médica Alemana lo apoya, los vientos podrían cambiar de dirección.
Jürgen Windeler, próximo jefe del Instituto para la Calidad y Eficiencia de la Atención Médica, asesor del Gobierno Federal sobre los tratamientos financiables, asegura a Der Spiegel que "la homeopatía es un concepto especulativo y refutado. Nadie ha demostrado que tiene algún beneficio y no hay necesidad de ulteriores investigaciones. El asunto está resuelto". Igualmente, aunque las presiones políticas mantienen esta financiación, Karl Lauterbach, presidente del comité parlamentario de salud y miembro de la oposición socialdemócrata (SPD), la ha criticado duramente, algo relevante dado que, junto con los verdes, la SPD ha sido históricamente su defensora.
Y es que los fundamentos de esta disciplina, lo similar cura lo similar y las ultradiluciones, se le atragantan a la ciencia. Por un lado, la homeopatía (del griego homoios, semejante, y pathos, sufrimiento) entiende que una sustancia puede curar un síntoma si ella misma puede provocarlo en personas sanas. De hecho, muchas sustancias utilizadas, como el arsénico, el mercurio o el opio, son tóxicas o venenosas.
Según los homeópatas, gracias a la capacidad del agua para recordar los elementos con los que ha contactado, esos principios son diluidos progresivamente para, paradójicamente, potenciar su efecto cuando desaparecen. Según los científicos, el hecho de que los típicos gránulos de sacarosa (azúcar) en que habitualmente se presentan estos remedios sean equiparables a caramelos explica que no presenten efectos secundarios.
Sin duda un hito del debate lo marcó el artículo publicado por el equipo de Matthias Egger, del departamento de Medicina Social y Preventiva de la Universidad de Berna (Suiza) en The Lancet en 2005, recogiendo los resultados de un metaanálisis o revisión sistemática de ensayos clínicos (el estudio que aporta evidencia más sólida) que concluía que "los efectos clínicos de la homeopatía son efectos placebo", derivados de la sugestión.
Esta conclusión llevó al Gobierno suizo a retirar su apoyo público. Aunque el estudio ha sido cuestionado repetidamente por los homeópatas, Edgard Ernst, autor de varios trabajos al respecto, sostiene que "hay unas dos docenas de metaanálisis y casi todos arrojan conclusiones negativas. El artículo de The Lancet pudo tener sus defectos, pero el acuerdo de tantos artículos similares es más revelador".

Placebo

La literatura científica hace muy difícil sostener que la homeopatía tenga un efecto superior al del placebo. Así, por ejemplo, de la decena de metaanálisis más citados con resultados positivos en patologías como rinitis y asma alérgicos, diarrea infantil, gripe, o algunas enfermedades reumáticas, varios tienen diez o más años y casi siempre existen otros más recientes y sólidos descartando que existan evidencias suficientes para recomendar su uso en la actualidad.
Aún así, la calidad de los ensayos clínicos homeopáticos deja mucho que desear, lo que distorsiona sus resultados, por lo que muchos valedores de la homeopatía solicitan más investigación de calidad. Sin embargo, también sería difícil discrepar con Fisher cuando afirma que "la homeopatía tiene una importante contribución que hacer a la medicina con su enfoque holístico. Muchos médicos que estudian homeopatía dicen que la primera habilidad que adquieren no es el uso de medicamentos, sino una nueva manera de ver a los pacientes".

Una disciplina que suele ser justo lo contrario de lo que muchos creen

¿Es una práctica milenaria?
No. La inventó en el siglo XVIII un médico alemán llamado Samuel Hahnemann que quedó desengañado porque la medicina no era infalible. Después de ensayar en sí mismo un remedio contra la malaria y comprobar que desarrollaba síntomas parecidos a los de ese mal, decidió inventar una ley sin apoyo científico ni lógica racional: las sustancias que enferman a los sanos curan esos mismos síntomas en los enfermos. O, en menos palabras, lo similar cura lo similar. Al tratar de demostrarlo sin éxito, optó por diluir las sustancias al límite, origen de la técnica empleada hoy para preparar los remedios. Otra de sus teorías afirmaba que la causa de numerosas enfermedades era el café. Luego cambió el café por la Psora, originalmente un tipo de hongo, hoy una especie de misterioso ente mágico manejado por la jerga homeopática.
¿Es una terapia natural?
No. Con frecuencia se confunde la homeopatía con la curación basada en hierbas medicinales, siendo conceptos totalmente distintos. Muchas plantas tienen efectos sobre la salud humana, unos beneficiosos y otros tóxicos. Pero en las fórmulas homeopáticas la sustancia original se ha diluido hasta desaparecer. En cuanto a estas sustancias, en realidad los remedios homeopáticos emplean más productos químicos (1.400) que extractos vegetales (1.200).
¿Cuáles son sus ingredientes?
Sólo agua, en el caso de los preparados líquidos, y sólo azúcar, en las píldoras. La ultradilución elimina la sustancia original. Es como si se tira una bola negra a un océano de bolas blancas, se remueve, se coge de ese océano una bola al azar y se tira de nuevo a otro océano de bolas blancas, y así sucesivamente, hasta que sea imposible que la bola escogida sea negra. Según el método de dilución usado por Hahnemann, sería necesario consumir 100.000 sextillones de píldoras (mil millones de veces la masa de la Tierra) para ingerir una sola molécula de la sustancia original.
¿Cómo se supone que actúa?
Los homeópatas defienden que el agua ‘recuerda’ lo que contuvo, algo incompatible con las leyes de la física, la química y la biología. Un excéntrico inmunólogo llamado Jacques Benveniste logró publicar en ‘Nature’ un estudio que pretendía demostrar esta memoria del agua. El editor era el controvertido John Maddox, iniciador de una escuela que abrió las páginas de ‘Nature’ a estudios como la descripción científica del monstruo del lago Ness. Benveniste afirmaría después que la memoria del agua se podía digitalizar y copiar a otra muestra de agua. 

"El paciente quiere que se le escuche"

Ton Nicolai. Comité Europeo de Homeopatía
¿La homeopatía debería encontrar su lugar fuera de la ciencia?
Hay cientos de miles de casos exitosos, pero requiere mucho entrenamiento obtener resultados de forma sistemática. No se trata de tomar un medicamento para una enfermedad. La homeopatía es individualizada y se basa en una evaluación holística.

¿Por qué crece el interés?
Por insatisfacción con tratamientos convencionales. Además, a los pacientes les preocupa la toxicidad de muchos medicamentos. Desean que se les dé tiempo y se les escuche. Quieren médicos que los entiendan como seres integrales, no como lesiones. Para muchos este enfoque holístico refleja sus valores, creencias y orientaciones filosóficas.

¿Compite con la medicina o la complementa?
Es universalmente aplicable a todo tipo de enfermedades, y a menudo como primera opción. Es más adecuada para restaurar los sistemas naturales propios de lucha contra la enfermedad.

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