'Roly' es un pequeño robot que se sitúa delante de la silla de ruedas y que va mostrando el camino. Con un joystick 'inteligente' los jóvenes discapacitados aprenden a seguirlo y van desarrollando las habilidades de conducción que van a necesitar en el día a día. El 'invento', todavía en sus primeras fases, corresponde a un grupo de expertos de la Universidad de California (Irvine, EEUU).
Como explican en 'Journal of NeuroEngineering and Rehabilitation', tras probarlo en adultos, los investigadores, dirigidos por David J. Reinkensmeyer, decidieron demostrar su utilidad en niños. Para ello, eligieron a 22 pequeños sanos a los que se les pidió moverse en silla de ruedas, con o sin el robot.
El grupo que sí contó con la ayuda de 'Roly' mostró una mayor pericia para aprender a conducir la silla. La prueba consistió en seguir una línea trazada en el suelo e intentar 'atrapar' al robot que se desplazaba por delante. Cada vez que lo conseguían, éste se ponía a 'bailar' y sonaba una música como recompensa.
Para moverse, los participantes emplearon un joystick que primero les enseñaba el movimiento que debían hacer y que, según fueron cometiendo menos errores, les fue dando más autonomía.
El equipo de la universidad estadounidense también probó esta tecnología con una niña de ocho años que sufría parálisis cerebral. Durante esta sesión de entrenamiento, los resultados también fueron positivos: "Mejoró sus habilidades de conducción [...] en un porcentaje incluso mayor que el de los pequeños sin problemas motores".
La importancia de la tecnología táctil
En este sentido, los expertos recalcan el buen papel desempeñado por la tecnología 'háptica' (relacionada con el tacto). Es decir, que el joystick pueda dirigir la mano del paciente para que el movimiento sea el adecuado y, no menos importante, que pueda dejar de hacerlo progresivamente, según se vaya aprendiendo."Para reducir el coste y mejorar el acceso a los entrenamientos, hemos desarrollado un sistema de silla de ruedas controlado de manera robótica en el que los niños con discapacidad pueden desarrollar de forma segura habilidades de conducción, siguiendo su propio ritmo y con una asistencia mínima", recalcan los autores.
Y añaden que esta opción resulta esencial en las personas que más tardan en aprender. Ellas tienen menos posibilidades de poder contar con un entrenador 'de carne y hueso' durante todo el tiempo que necesiten.
Además, destacan que, frente a otros modelos, este prototipo exige que el individuo vaya desarrollando ciertas habilidades de movimiento. Este aprendizaje podría servir, en última instancia, para que no siempre haya que recurrir a los modelos más automatizados, en los que esté presente "una navegación informática y un control avanzados".
Junto con los que padecen parálisis cerebral, otros niños podrían beneficiarse de este tipo de tecnologías, como aquellos con daño medular, esclerosis múltiple o que sufren las consecuencias de un infarto cerebral. De hecho, este mismo equipo de científicos ya planea seguir probando los pros y contras de su creación con otros pacientes.
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