Cerca de un tercio de los ganadores de lotería pierden gran parte de su fortuna al cabo de unos pocos años, según una investigación realizada en Estados Unidos. El diario británico The Times hizo una lista de los diez suertudos que se volvieron famosos por haber gastado y acabado con su fortuna en poco tiempo.
A principios de los 60, Vivian Nicholson fue conocida por decir que iba a "gastar, gastar, gastar" sus 152 mil libras (cerca de 3 millones de libras en valores actuales). Después de ganar el premio mayor, quedó viuda, se casó otras cinco veces, fue a rehabilitación por alcoholismo, la deportaron a Malta, intentó suicidarse y fue internada en un hospital. Su fue adaptada al cine y actualmente vive con una pensión de 87 libras por semana.
En 1989, Willie Hurt ganó US$ 3,1 millones, pero solo dos años después ya había gastado prácticamente todo en un divorcio y drogas. Hurt fue acusado de asesinato. De acuerdo con el diario, antes de ganar la lotería, tenía una familia y vida social estable. Después, perdió contacto con su mujer y la custodia de sus hijos.
Evelyn Adams fue premiada en la lotería de New Jersey dos veces, en 1985 y en 1986. Según The Times, La probabilidad de ganar dos veces la lotería es una en 17 trillones, pero la suerte no fue suficiente para que ella no tuviera más preocupaciones. Evelyn perdió gran parte de sus US$ 5,4 millones en juegos de azar y hoy vive en un remolque.
Shefik Tallmadge, que ganó US$ 6,7 millones con un billete de lotería comprado con sus últimos US$ dólares, pasó años viajando por Asia y África, comprando autos deportivos, inmuebles e invirtiendo en empresas. Pero sus malas elecciones lo llevaron a la bancarrota en 2006.
A los 19 años, el británico Michael Carrol facturó 9,7 millones de libras esterlinas y compró inmediatamente cuatro casas en el Reino Unido, una en España, dos autos BMW, dos Mercedes y una parte del equipo de fútbol Glasgow Rangers. Después de ser arrestado con cocaína, el joven fue condenado a nueve meses de prisión por amenazar a niños con un bate de béisbol en un evento religioso.
En 1990, Rhoda Toth ganó US$ 13 millones en la lotería de Florida y gastó junto a su marido hasta ser procesados por evasión de impuestos en 2006. Según la publicación, los dos vivían en la pobreza cuando fueron presos y Rhoda fingió tener esclerosis múltiple para evitar la condena, pero los agentes federales grabaron imágenes de ella fuera del tribunal, sin ningún indicio de enfermedad. Ella fue condenada a dos años de prisión y a pagar de más de un millón de dólares a la Reserva Federal de Estados Unidos.
William Post vio cómo sus familiares se volvieron en su contra después de haber ganado US$ 16,2 millones en la lotería de Pensilvania en 1988. Una ex novia lo demandó para quedarse con parte de la fortuna, su hermano fue preso por contratar un asesino para matarlo, varios familiares lo convencieron de invertir en un negocio de autos y restaurantes que resultaron ser un fracaso. Post pasó tiempo en prisión por dispararle a un cobrador y, al cabo de un año, tenía una deuda de US$ 1 millón.
La surcoreana Janite Lee, residente Misuri, no gastó los US$ 18 millones que ganó en la lotería, pero tampoco se quedó con ellos. Según The Times, ella donó todo a obras de caridad y se declaró en quiebra con US$ 700 en dos cuentas bancarias. Sin embargo, Janite tuvo la oportunidad de comer con líderes mundiales como el ex presidente de EE.UU. Bill Clinton.
El fin de Billie Bob Harrel fue más trágico. Después de ganar US$ 31 millones en 1997, comenzó a sufrir presiones para ayudar a extraños y donó parte del dinero a la iglesia e instituciones de caridad. Dos años después, cometió suicidio y la familia intenta descubrir cómo pagar la deuda de impuestos y para dónde se fue el resto de la fortuna.
En 2002, Jake Whittacker ganó US$ 315 millones y comenzó donando dinero a fundaciones que ayudaban a necesitados de West Virginia. Sin embargo, según la publicación, Whittacker fue a la cárcel por conducir ebrio, gastó más de US$ 100 mil en un club de desnudistas, le robaron US$ 745 mil de su auto y respondió por diversos procesos judiciales por deudas e juegos de azar. Su nieta murió de sobredosis, en parte financiada con la mesada de US$ 2,1 mil que él le daba.
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