Como una bala envuelta en una coraza metálica, una nube de hidrógeno se dirige hacia la Vía Láctea encerrada en una cáscara de materia oscura, según un nuevo análisis de datos realizado con el telescopio estadounidense GBT (Green Bank Telescope).
Los astrónomos creen que sin esa capa protectora, esta nube de alta velocidad (HVC) conocida como la Nube de Smith se habría desintegrado hace mucho tiempo cuando por primera vez chocó con el disco de nuestra galaxia.
Si es confirmado por otras observaciones, el hallazgo podría significar que la Nube de Smith es en realidad una galaxia enana fracasada, un objeto que tiene todo el material adecuado para formar una verdadera galaxia, pero que no basta para producir estrellas.
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"La nube de Smith es única en su clase. Es rápida, bastante extensa, y queda lo suficientemente cerca como para estudiarla en detalle", dijo Matthew Nichols, del Observatorio Sauverny en Suiza y autor principal de un artículo aceptado para su publicación en la revista Monthly Notices de la Royal Astronomical Society. "También es un poco un misterioso, ya que un objeto como este no debería sobrevivir a un viaje a través de la Vía Láctea, pero todo apunta a que lo hizo".
Estudios anteriores de la Nube de Smith revelan que pasó primero a través de nuestra galaxia hace muchos millones de años. Tras un examen de la nube, los astrónomos creen ahora que está envuelta en un "halo" de materia oscura, la materia invisible que constituye aproximadamente el 80 por ciento de toda la materia en el Universo .
La Vía Láctea está rodeada por centenares de nubes de alta velocidad, que se componen principalmente de hidrógeno demasiado enrarecido para formar estrellas en cualquier cantidad detectable. La única manera de observar estos objetos es con radiotelescopios exquisitamente sensibles como el GBT. Si fuera visible a simple vista, la Nube de Smith cubriría casi tanto cielo como la constelación de Orión.
La mayoría de las nubes de alta velocidad comparten un origen común con la Vía Láctea, ya sea como bloques de construcción sobrantes de la formación de galaxias o cúmulos de materiales lanzados por las supernovas en el disco de la galaxia. Algunos, sin embargo, son intrusos que vienen desde más lejos. La Nube de Smith y el halo que la recubre es una de esas raras excepciones.
Actualmente, la Nube de Smith está a cerca de 8.000 años luz de distancia del disco de nuestra galaxia. Se está moviendo hacia la Vía Láctea a más de 150 kilómetros por segundo.
El momento del impacto
"Uno de los extremos de la nube está ya en contacto con gas de nuestra galaxia", afirma Felix J. Lockman, del equipo del National Radio Astronomy Observatory que está estudiando la nube y que acaba de presentar sus resultados.
La nube tomó su nombre de su descubridor, en 1963, y según el instituto tiene suficiente materia como para crear un millón de estrellas como el Sol. Sus dimensiones son inabarcables: 11.000 años luz de longitud y una anchura de 2.500 de años luz.
Los científicos afirman que la nube impactará con la Vía Láctea en un ángulo de 45 grados y estiman que cuando eso ocurra, se producirá una enorme explosión que creará miles de estrellas. Una especie de fuegos artificiales estelares, según cuentan sus autores. Sin embargo, falta mucho para que ocurra: estiman que el impacto ocurrirá dentro de unos 40 millones de años.
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