La NASA está interesada en contar con una impresora 3D a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), ya que permitirá a los astronautas tener la capacidad de crear piezas personalizadas para material de a bordo exactamente cuando las necesiten.
“Se destinan miles de millones de dólares a las piezas de repuesto que deben estar en la estación, ya que nunca se sabe lo que se va a necesitar. Ha habido momentos en los que se ha precisado una herramienta y esta no existía”, ha afirmado Jason Dunn, director técnico de Made in Space, la organización que lidera el proyecto para utilizar impresoras 3D en las misiones espaciales.
Su primer prototipo de impresora 3D acaba de superar la última prueba de seguridad y otras evaluaciones de la NASA y la fecha de lanzamiento para incluirla en la cuarta misión del SpaceX de reabastecimiento a la ISS se adelantará a agosto.
Originalmente su incorporación al proyecto estaba prevista para noviembre.
Una impresora 3D puede emplearse para los trabajos más mundanos como la impresión de tornillos, muelles y herramientas adicionales para experimentos científicos en la base espacial, pero también para resolver incidencias e imprevistos como cuando el año pasado el traje de un astronauta comenzó a llenarse de agua tras una exploración espacial.
El primer cometido de la impresora a bordo de la ISS será imprimir 21 piezas de ensayo, una prueba de las cuales se enviará a la Tierra para su análisis.
Made In Space se constituyó en 2010 y desarrolló la primera versión de una impresora para la NASA en 2012. La empresa, con sede en Mountain View, ha puesto a prueba el equipo en vuelos parabólicos y en breves ensayos de casi ingravidez, imitando las condiciones de la ISS.
La impresión en 3D va a revolucionar las formas de creación y producción en los próximos años. Aunque hasta ahora ha sido un segmento de negocio reducido a unos pocos jugadores, el boom y la democratización de esta tecnología ha comenzado este año.
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