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2014/06/23

Las endorfinas podrían ser responsables de la obsesión por el bronceado

Un estudio de la Escuela Médica de Harvard (EE UU) revela que la exposición crónica a la radiación ultravioleta (UV) provoca en ratones la liberación de endorfinas β –conocidas como hormonas del bienestar–.

El hallazgo, publicado este viernes en la revista Cell, demuestra que la adicción al sol comparte la misma vía hormonal que la del consumo de heroína. Dicho mecanismo es responsable de paliar el dolor mediante la activación de los receptores opioides.

"Aunque estos experimentos deben ser validados en humanos, creemos que es posible que mecanismos similares operen en personas", indica a Sinc David Fisher, autor principal del trabajo y científico en la institución estadounidense. "La respuesta de la piel frente la radiación UV parece mantenerse entre especies".
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Así, los investigadores llevaron a cabo los análisis en roedores afeitados –para que los rayos penetraran su piel–, dividiéndolos en dos grupos: expuestos y no expuestos a la luz UV. En siete días, el nivel de endorfinas en el torrente sanguíneo había aumentado solo en el primer grupo.

A las seis semanas, los autores administraron a los mamíferos bronceados un fármaco bloqueador de dichos receptores opiáceos –es decir, contra la acción de la endorfina β– que les causó síntomas de abstinencia: temblores y castañeteo de dientes. Como resultado, este grupo evitaba los lugares donde fueron tratados con este compuesto.

Además, afirma Fisher, su equipo realizó los mismos análisis en ratones modificados genéticamente incapaces de liberar endorfinas β. "En este caso no observamos cambios hormonales en la sangre, ni en la sensación del dolor ni tampoco en la aparición de conductas de adicción", aclara.

"Es sorprendente que estemos genéticamente programados para ser adictos a algo tan peligroso como la radiación UV, probablemente el carcinógeno más accesible del mundo", indica Fisher. "Sospechamos que una posible explicación radica en el papel clave de estos rayos en la síntesis de vitamina D de la piel".

Según advierte el científico, "estos resultados podrían servir para concienciar a la gente frente a los riesgos de la exposición solar, el cáncer y el envejecimiento acelerado de la piel". Y concluye: "La decisión de protegernos de los UV debe ser un esfuerzo consciente en lugar de una preferencia pasiva".

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