Cuando una compañía se enfrenta al reto de crear una aplicación de vídeo se encuentra, por un lado, con la problemática que genera la incompatibilidad de los sistemas operativos de los diferentes dispositivos disponibles en el mercado; y por otro, con los costes asociados a la necesidad de desarrollar apps nativas para cada plataforma y dispositivo existente.
La realidad es que los desarrolladores de aplicaciones nativas son un colectivo altamente especializado, y por ende suponen un coste más elevado y es más complicado reclutarlos para proyectos multiplataforma. Por ejemplo, un equipo de desarrolladores de iOS no pueden asumir un proyecto de app de iPad e inmediatamente después un proyecto compatible con Android. Las competencias son específicas de cada plataforma por lo que el trabajo no se parece en absoluto al tradicional desarrollo web.
La fragmentación de los sistemas operativos es un hecho y no se prevé que vaya a desaparecer, es más, puede que incluso surjan nuevas plataformas: iOS, Android, Blackberry, Windows Phone, QT de Nokia, Samsung Smart TV, Smart TV de LG, Panasonic Viera Connect… Las plataformas pueden ir y venir pero es poco probable que surja una capaz de integrarlas a todas.
Toda organización tiene como meta llegar al máximo número de usuarios posible, pero es frecuente que se vea avocada a optar por una única plataforma, bien por motivos de desconocimiento, escasez de recursos especializados o bien por restricciones de presupuesto. Y es que los costes de desarrollo de una aplicación compatible con los dispositivos más comunes puede ser un gasto inabarcable para una empresa, y más cuando una aplicación requiere de mantenimiento y actualización para no quedar obsoleta en un mundo donde la tecnología avanza a velocidad de vértigo. Llegado a este punto, el enfoque más adecuado es optar por aplicaciones híbridas.
Las bondades del HTML5
Por ello, la naturaleza multiplataforma y multidispositivo del lenguaje HTML5 lo convierten en una apuesta firme a la hora de abordar este tipo de desarrollos, dado el sinfín de ventajas para aquellos que busquen la practicidad, operatividad y sencillez, sin descuidad un resultado final a medida.
No se debe cometer el error de pensar que sólo pequeñas empresas optan por esta opción. De hecho, son cada vez más los que se decantan por un sistema híbrido. Casos como el de Facebook que, tras crear en 2007 su aplicación nativa para iPhone, no publicó la versión de iPad hasta octubre de 2011, coincidiendo con la reedición de la versión de iPhone y una nueva versión de Android, todas ellas basadas en este nuevo enfoque de app híbrida donde el grueso de la aplicación es HTML5.
Resulta, cuanto menos, revelador que Facebook, una empresa con recursos prácticamente ilimitados, esté cambiando la forma en que desarrolla aplicaciones debido a una escasez de programadores nativos cualificados. Si Facebook no puede encontrar suficientes desarrolladores Objective-C y Java, ¿cómo puede aspirar a hacerlo una empresa con una disponibilidad de recursos infinitamente menor? El hecho es que no es un caso aislado, puesto que Netflix o Microsoft también están adoptando enfoques híbridos en sus aplicaciones.
En este caldo de cultivo, ya se está comenzando a ver algún ejemplo de plataformas de aplicaciones de contenido para construir y gestionar aplicaciones nativas atractivas para smartphones y tabletas con Apple iOS y Google Android. Un claro ejemplo es App Cloud, que combina un modelo abierto de desarrollo web HTML5 con servicios inteligentes en la nube para agilizar el desarrollo de aplicaciones, optimizar el rendimiento continuamente, medir la eficacia y facilitar la actualización dinámica de las aplicaciones instaladas. Además, este sistema permite construir, suministrar y administrar fácilmente aplicaciones de contenido personalizadas y dinámicas para una amplia variedad de dispositivos, logrando una experiencia superior para el usuario final.
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