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2012/01/27

La exploración petrolera cubana: ¿menos segura por cuenta del embargo?

La perspectiva de tener una plataforma petrolera en las costas cubanas tiene nerviosos a ambientalistas estadounidenses, preocupados de que se repita frente a las costas de Florida el desastre de un derrame de crudo en el Golfo de México.
Particularmente porque la coordinación política y técnica de algunas medidas de mitigación del riesgo ambiental en torno a la plataforma se han dificultado debido a la disputa política entre Estados Unidos y Cuba.

La plataforma de exploración Scarabeo 9 está anclada frente a las costas cubanas, lista para que la española Repsol la use en la prospección petrolera del fondo marino.
Semanas atrás Repsol permitió que la Oficina de Seguridad y Legalidad Ambiental del Departamento del Interior y el Servicio de Guardacostas de EE.UU. revisara y diera su visto bueno a la plataforma, cuando esta se detuvo en Trinidad.
El secretario estadounidense del Interior, Ken Salazar, alabó el hecho que la petrolera aceptó "voluntariamente cumplir con las regulaciones de EE.UU." en el golfo.
Pero son los planes de respuesta para los casos de emergencia, que suelen coordinarse internacionalmente en estos casos, los que no han podido hacerse por las dificultades que tienen Washington y la Habana para comunicarse.

Canales de comunicación

Las leyes del embargo a Cuba prohíben que empresas estadounidenses hagan negocios petroleros con la isla, que los equipos que usen terceros (como Repsol) tengan más de un 10% de componentes de origen estadounidense y además complican el suministro de repuestos que podrían ser necesarios para garantizar el correcto funcionamiento de la plataforma.
Una mezcla del recuerdo del accidente de la plataforma Deepwater Horizon de BP en 2010 y la eventualidad de que se descubran yacimientos de valor comercial que apuntalen la economía cubana ha desatado una tormenta política que complica todavía más la necesaria coordinación binacional que ayudaría a prevenir un eventual desastre.

"El embargo fuerza a que el pozo sea perforado sin todas las salvaguardas normalmente disponibles o requeridas por los reguladores para trabajos que se hacen en el lado estadounidense del Golfo de México", explicó a BBC Mundo Lee Hunt, presidente de la Asociación Internacional de Contratistas de Perforación, basada en Texas.
Hunt reconoce que Repsol es una empresa respetada internacionalmente, que los principales mecanismos de seguridad de la Scarabeo 9 son de fabricación estadounidense y que la plataforma cumple con los estándares internacionales, pero advierte que en caso de una emergencia al respuesta podría verse afectada por culpa del embargo.
"El embargo inhibe, o incluso prohíbe, la utilización de bienes, servicios y comunicaciones estadounidenses que podrían promover conocimiento y alerta para mejores regulaciones en Cuba", afirmó Lee.

Con México es diferente

El control del flujo de información y la falta de planes de contingencia acordados son el aspecto más peligroso, según afirma Dan Whittle, director del programa Cuba del Fondo para la Defensa del Ambiente, ya que impediría que las correspondientes oficinas en ambos gobiernos puedan coordinar a tiempo las acciones necesarias en caso de un derrame.
"Si esto fuera con México no sería mayor problema", afirmó Whittle, en referencia a los planes de contingencia que han ensayado gobiernos y las empresas petroleras de ambos países, al igual que sucede entre EE.UU. y Canadá o Rusia.
"Cuando se dio el accidente de BP, en 2010, una de las primeras cosas que hizo EE.UU. fue comunicarse con el gobierno de México para discutir con sus pares mexicanos sobre cómo reforzar el acuerdo que ya existe entre ambos países para coordinar la respuesta (a la emergencia)", explicó Whittle.
Whittle reconoce que en el caso de una emergencia, esos canales -inexistentes entre Washington y La Habana- se abrirían por necesidad aunque advierte que "se perderá tiempo porque no será claro inmediatamente a quién hay que llamar".

Así, podrían pasar varias horas mientras la empresa petrolera se comunica con el ministerio de industrias básicas de Cuba, éste habla luego con cancillería y ésta llama al Departamento de Estado.

Licencias generales

Los técnicos que han estado siguiendo el asunto de la exploración petrolera en aguas cubanas afirman que una manera de reducir los riesgos de que un accidente adquiera proporciones catastróficas es mediante una "pre-aprobación" de firmas estadounidenses para que ayuden en cualquier respuesta de emergencia.
Tanto Dan Whittle, como Lee Hunt, han participado en audiencias ante el Congreso abogando por maneras para, sin esperar una alteración de los términos del embargo, lograr que Washington autorice a empresas estadounidenses o extranjeras a prestar ayuda en caso de alguna contingencia.
Estudios no oficiales indican que actualmente sólo estarían disponibles el 5% de los recursos humanos y técnicos que se usaron durante el desastre de BP.
"No pretendemos que se desmonte el embargo. Por eso lo que estamos haciendo es, primero que se modifiquen licencias en el Departamento de Comercio y en el Tesoro que provean una licencia amplia para cualquier compañía estadounidense calificada. El gobierno puede emitir estas licencias generales que permitan que Repsol identifique y contrate servicios a lo largo de la costa estadounidense", aseguró Whittle.
En Washington, una fuente del Departamento de Comercio explicó a BBC Mundo que aunque no están considerando ofrecer ese tipo de "licencias generales" están preparados para dar autorizaciones a las empresas que las soliciten.

Un sólo Golfo

Estimaciones del Servicio de Geología de EE.UU. sugieren que en aguas cubanas del Golfo podría haber unos 4.600 millones de barriles de petróleo, mientras que las autoridades cubanas hablan de hasta 20.000 millones.
Desde que se anunciara el plan, los principales representantes del llamado lobby cubano en Estados Unidos reiteraron su oposición al proyecto y su deseo de usar las leyes del embargo precisamente para bloquear lo que consideran -más que un riego técnico o ambiental- la posibilidad de que La Habana eventualmente obtenga una importante línea de ingresos.
"El único sector que trabaja contra la posibilidad de proveer la máxima seguridad a las perforaciones son los miembros del Congreso que promueven sanciones contra quienes están en capacidad de aportar servicios técnicos, equipos y entrenamiento", dijo Lee Hunt a BBC Mundo.
Ante esas voces, Hunt dice que el gobierno estadounidense "debe poner la protección ambiental por delante de las política de la guerra fría", mientras aclara a los críticos que eso no implicaría ayudar al desarrollo de la industria petrolera cubana".
Hunt recordó que en su Discurso sobre el Estado de la Unión del pasado martes, el presidente Barack Obama prometió que un desastre como el de BP no volvería a ocurrir.
"Cualquier cosa menos que el pleno compromiso a una estrategia de "Un Golfo" para manejar la protección ambiental y la comercialización de los ingentes recursos del Golfo de México es insincera. Una verdadera política ambiental y de desarrollo energético por parte de EE.UU. exige considerar al Golfo de México en su integridad: EE.UU., México y Cuba. Un Golfo".
Sobreponiéndose a las desconfianzas naturales, delegaciones estadounidenses y cubanas coincidieron recientemente en Bahamas en la primera reunión en la que se discutió la posible implementación de una respuesta de emergencia regional. Pero harían falta muchas reuniones más para perfeccionar los mecanismos como los que ya existen con México y otros países con costas en el Golfo.                    

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