Eastman Kodak, icónico fabricante de películas fotográficas y una de las empresas legendarias de la industria estadounidense, presentó ayer el concurso de acreedores ante un juzgado de Nueva York. Una medida que pone fin a una prolongada caída de una empresa de 130 años que ha pasado de tener una plantilla de 145.000 empleados en la década de los ochenta a los 19.000 actuales.
Atrás quedan los tiempos en los que esta empresa dominaba la floreciente industria de la fotografía, accesible a todos gracias a sus películas y al abaratamiento de las cámaras de fotos. Tiempos en los que sus productos servían para fotografiar la llegada del hombre a la Luna.
La llegada de los dispositivos digitales puso fin a su reinado. Kodak, pese a ser uno de las inventoras de la fotografía digital, no supo adaptarse a los nuevos tiempos con la celeridad requerida y no gana dinero desde 2007.
La empresa dirigida por el español Antonio M. Pérez anunció en un comunicado su decisión de acogerse a la supervisión de un tribunal que conduzca su nueva situación. "El consejo de administración y toda la alta dirección cree de forma unánime que este es un paso necesario y correcto para el futuro de Kodak", aseguró. Las subsidiarias no estadounidenses no están afectadas por el concurso.
Kodak, propietaria de más de un millar de patentes en la industria fotográfica (que no ha logrado vender pese a intentarlo en los últimos meses), anunció también que se ha garantizado una línea de financiación de 950 millones de dólares (740 millones de euros) de Citigroup, que quedó cerrada la semana pasada y que vencerá en un año y medio. Con esta solicitud, la compañía pretende reforzar la liquidez en EE UU y en el exterior, rentabilizar la propiedad intelectual no estratégica, resolver la situación de los pasivos y concentrarse en los negocios más competitivos.
Pero no lo tendrá fácil. Kodak arrastraba en 2010 un déficit de 2.600 millones de dólares en obligaciones con sus empleados y 1.500 con sus acreedores. La firma ha depositado sus esperanzas en sus negocios de impresoras y software, pero ahí la competencia de HP, Canon y Epson se lo pondrá difícil.
A pesar de la quiebra, Kodak defiende que tiene suficiente capacidad para seguir operando. Y no tira la toalla. La compañía, cuyo hundimiento se aceleró tras la advertencia de la Bolsa de Nueva York de que sería expulsada del parqué si sus títulos no lograban cotizar por encima del dólar, denunció ayer a Samsung por haber violado cinco de sus patentes en el tablet Galaxy. Esta denuncia de Kodak se suma a otras dos interpuestas la semana pasada contra HTC y Apple. La compañía acusa a ambas empresas de haber infringido algunas de sus patentes relacionadas con la transmisión de imagen digital.
Atrás quedan los tiempos en los que esta empresa dominaba la floreciente industria de la fotografía, accesible a todos gracias a sus películas y al abaratamiento de las cámaras de fotos. Tiempos en los que sus productos servían para fotografiar la llegada del hombre a la Luna.
La llegada de los dispositivos digitales puso fin a su reinado. Kodak, pese a ser uno de las inventoras de la fotografía digital, no supo adaptarse a los nuevos tiempos con la celeridad requerida y no gana dinero desde 2007.
La empresa dirigida por el español Antonio M. Pérez anunció en un comunicado su decisión de acogerse a la supervisión de un tribunal que conduzca su nueva situación. "El consejo de administración y toda la alta dirección cree de forma unánime que este es un paso necesario y correcto para el futuro de Kodak", aseguró. Las subsidiarias no estadounidenses no están afectadas por el concurso.
Kodak, propietaria de más de un millar de patentes en la industria fotográfica (que no ha logrado vender pese a intentarlo en los últimos meses), anunció también que se ha garantizado una línea de financiación de 950 millones de dólares (740 millones de euros) de Citigroup, que quedó cerrada la semana pasada y que vencerá en un año y medio. Con esta solicitud, la compañía pretende reforzar la liquidez en EE UU y en el exterior, rentabilizar la propiedad intelectual no estratégica, resolver la situación de los pasivos y concentrarse en los negocios más competitivos.
Pero no lo tendrá fácil. Kodak arrastraba en 2010 un déficit de 2.600 millones de dólares en obligaciones con sus empleados y 1.500 con sus acreedores. La firma ha depositado sus esperanzas en sus negocios de impresoras y software, pero ahí la competencia de HP, Canon y Epson se lo pondrá difícil.
A pesar de la quiebra, Kodak defiende que tiene suficiente capacidad para seguir operando. Y no tira la toalla. La compañía, cuyo hundimiento se aceleró tras la advertencia de la Bolsa de Nueva York de que sería expulsada del parqué si sus títulos no lograban cotizar por encima del dólar, denunció ayer a Samsung por haber violado cinco de sus patentes en el tablet Galaxy. Esta denuncia de Kodak se suma a otras dos interpuestas la semana pasada contra HTC y Apple. La compañía acusa a ambas empresas de haber infringido algunas de sus patentes relacionadas con la transmisión de imagen digital.
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