Estados Unidos fue el primer destino que les vino a la cabeza cuando decidieron que en España no había nada que hacer. "Pero en una cena familiar alguien dijo que estábamos anticuados y que el futuro es China", recuerda Óscar Ramos. No les costó darle la razón y poner rumbo a la ciudad prometida del siglo XXI: Shanghái. Allí, hace tres años, Ramos -ingeniero- y Mónica Muriel -economista-, decidieron fundar la rama asiática de DAD para dar un salto al vacío en el ciberespacio chino.
"Somos una compañía de inversión en capital semilla que financia y da apoyo a los emprendedores chinos que tienen proyectos interesantes en Internet", explica Muriel. "Aportamos experiencia, conocimiento, y lo que se considera dinero inteligente". De media, invierten un millón de yuanes (120.000 euros) por cada iniciativa. "Si el proyecto tiene beneficios recogemos la inversión con un plus, y, si no, tratamos de reconducirlo".
En el caso de una de las empresas que consideraron que no resultaría viable, por ejemplo, aprovecharon que había desarrollado una tecnología interesante para vendérsela a una compañía americana. "Sabemos que fallaremos en algunas ocasiones". De todas formas, únicamente con una de las 13 start ups en las que ha participado -de un total de 2.000 proyectos recibidos-, el outlet virtual de VIP Store, DAD Asia ya es viable. Desde su puesta en funcionamiento, ha multiplicado el valor de la inversión inicial por 50.
La Red china es un complejo hervidero en el que se dan cita más de 500 millones de internautas, cuya capacidad adquisitiva crece en proporción a sus ganas de gastar. Aguardan jugosas oportunidades empresariales, "pero todavía no se ha descubierto la gallina de los huevos de oro", advierte Ramos. De hecho, las peculiares características del país hacen que también estén al acecho no menos espectaculares fracasos. "Este es un país que se desarrolla saltando fases. Han pasado de la nada al smartphone, y ahora China puede liderar la creatividad en Internet. Su éxito se debe a la micro-innovación, no a la copia exacta", explica Ramos, que recuerda que Tudou nació antes que YouTube, y que Weibo es más avanzado que Twitter. Al comienzo, se centraron en los emprendedores que hablaban inglés y tenían experiencia internacional. Pero pronto aprendieron que "no se puede juzgar la capacidad de los chinos por su formación, porque todo es muy local". No en vano, uno de sus proyectos estrella es Xpfood, un portal que aglutina a las tiendas de barrio y ofrece sus servicios a domicilio. "Han desarrollado un aparato que convierte el pedido en Internet en una llamada de voz que se transmite al local. Así los pequeños chiringuitos solo necesitan un teléfono para poder participar del negocio", explica Muriel. Han prosperado también proyectos como el de Alianiu, un portal en el que se venden productos de medicina natural.
También les está dando buen resultado Kukaki, una tienda virtual de muebles para jóvenes. E incluso han invertido en una nueva red social destinada al mundo del fútbol, Tiao.com, aprovechando que China cuenta con más aficionados que ningún otro país. "En cualquier otro lugar estos serían pequeños nichos de mercado, pero en China son grandes oportunidades de negocio". Y, ahora, DAD Asia quiere ofrecer servicios de consultoría.
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