Cuando éramos niños nos enseñaron que el ser humano es capaz de detectar cuatro sabores básicos: dulce, agrio, amargo y salado. A ellos se unió hace algún tiempo un quinto gusto, al que se denominó umami o sabroso, presente en alimentos ricos en un aminoácido llamado glutamato monosódico.
Ahora, según cuenta Guillermo Carvajal en su blog «La brújula verde», un grupo de científicos estadounidenses afirma haber descubierto un sexto sabor que sumar a los que ya componen el sentido del gusto humano: la grasa.
De acuerdo con los resultados del estudio, publicados en el último número de la revista científica «Journal of Lipid Research», los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Washington -San Luis- han localizado un receptor químico en las papilas gustativas de nuestra lengua capaz de reconocer las moléculas de grasa.
Según recoge el diario británico «The Telegraph», la presencia y sensibilidad de este receptor, denominado CD36, en la lengua determina la capacidad de la persona para detectar el «sabor a grasa».
Los científicos han detectado también que los individuos con mayor sensibilidad a este nuevo sabor tienden a consumir menos grasas que aquellos que no son capaces de detectarlo. Además, el estudio revela que un consumo excesivo de grasas tiene como consecuencia una disminución en la cantidad de receptores CD36 producidos por el organismo.
Según los autores de la investigación, estas conclusiones podrían contribuir a desarrollar futuros tratamientos efectivos contra la obesidad. Mientras esperamos que los libros de texto de los más pequeños se actualicen para incluir este nuevo sabor, ya podemos decir con base científica a qué saben los populares menús de muchos restaurantes de comida rápida. A grasa.
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