Buscar

2012/01/04

Castro, Chávez, Bon Jovi... hay «tuits» que matan

Contrastar es la base del periodismo. La rapidez con la que circulan las noticias a través de internet provoca que sea cada vez más difícil detener los bulos (Hoax, en sus siglas inglesas). Cuanto más famoso seas, más posibilidades tendrás de ser suplantado o ganarte enemigos por doquier. Bromistas o ciberdelincuentes se amparan en el anonimato para hacer daño o, simplemente, atentar contra una cada vez más maltrecha verdad.
Le sucedió al cantante norteamericano Jon Bon Jovi, de quien se dijo que había muerto. No hubiera entrado en el «Club de los 27», pero su pérdida hubiera sido una gran tristeza para la música. Todo nació a raíz de un artículo publicado en un blog. Nadie reparó entonces que ese blog solo contenía una entrada. Y, como suele suceder en estos casos, se convirtió en Trending Topic -tema del momento- en la popular red de microblogging Twitter. Al día siguiente, el rockero tuvo que salir airoso y desmentir su propia muerte. Como los amores, hay «tuits» que matan.
Esa moda de «matar» a famosos no es reciente, pero ha tomado mayor color en los últimos años. Las redes sociales se tornan cada vez más peligrosas. El último y tétrico caso ha apuntado al dictador cubano Fidel Castro. Pero no ha sido la primera vez que besa la lona de la muerte. Junto a él, su hermano Raúl, quien le sucedió en 2006 en el cargo, también se ha visto afectado por estos infundios.
El pasado año se recogieron las falsas muertes de, por ejemplo, el dueño de Playboy, Hugh Hefner, quien a sus nada despreciables 85 años perdió la vida en una funesta orgía sexual. Como él tantos otros. El futbolista David Beckham sufrió un terrible accidente de tráfico, Lady Gaga, una intoxicación, o Will Smith, mientras rodaba una escena de la tercera parte de Men in Black. Algo similar le sucedió, al menos virtualmente, al también actor Jim Carrey, del que publicaron que había muerto practicando snowboard, o a Morgan Freeman.

Como una broma

Una de las razones de esta tétrica moda se explica por las «ganas de broma», según esgrime el presidente de la Asociación de Internautas, Víctor Domingo, quien advierte del «poder de difusión» de las redes sociales. Sin embargo, si en su origen estos bulos se consideraba que pertenecían a «spammers», en la actualidad se ha detectado un fin comercial.
«Todos los internautas tenemos un aprendizaje a la hora de separar una noticia fiable», explica Domingo, quien reconoce que muchos recurren a medios generalistas para cotejar la información. «Aunque los foros son sitios donde la gente habita más, al final van a las marcas conocidas», añade. El rumor sobre el fallecimiento de una figura pública se prende como la pólvora. Los datos de los internautas son esclarecedores: al 70% de los internautas le cuesta distinguir un bulo de una noticia fiable.
Otros que han pasado a mejor vida para muchos «tuiteros», quienes dieron por válido los reiterados mensajes acerca de sus muertes, han sido personalidades controvertidas como el mandatario venezolano, Hugo Chávez. Pero pocos se salvan de esta quema. Otros actores como Jackie Chan, Harrison Ford, Johnny Deep o Miley Cyrus regresaron del Hades para demostrar que estaban vivitos y coleando, al igual que la joven estrella adolescente Justin Bieber, «muerto» varias veces, una de las últimas por sobredosis. Empero, luego hay quien, como el dirigente político Javier Solana «mató» por error a Ariel Sharon en su cuenta de Twitter.
Al margen de estos casos para olvidar, las parodias superan a la realidad en muchas ocasiones. El usuario @espeonzaaguirre superó en diciembre el número de seguidores de quien se parodiaba, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Pero es algo que contempla Twitter. Se permiten las cuentas de usurpación de identidad paródica, siempre y cuando se deje claro que es falsa. En caso contrario, podrá ser eliminada, según la compañía. Otra cosa es que alguien se haga pasar por otra persona.

A Twitter le «cuelan» una cuenta verificada

«Uno de los problemas con los que nos enfrentamos en las redes sociales es que la usurpación de personalidad no está tipificada como delito (sólo se contempla si te haces pasar por almirante no por otra persona que exista en realidad). Si el contenido del perfil es insultante o se ha hecho con la intención de desprestigiar a la persona a la que se suplanta, la opción más extendida es intentar encuadrarlo en un delito de injurias o calumnias», reconoce a ABC la abogada experta en criminalidad informática, Paloma Llaneza.
¿Cómo se puede combatir? «Acudir al administrador de la red pidiendo el cierre de perfil por infracción de las condiciones», advierte Llaneza. De hecho, en el caso de Twitter, una vez comprobada la suplantación, el personaje denunciante puede enviar una solicitud desde la página de Ayuda de Twitter a fin de pedir la anulación, que será tramitada en las semanas venideras.
«La Ley de Protección de datos garantiza que solo puede ser consultados mediante una petición judicial», agrega Joaquín Muñoz, abogado especialista en Nuevas Tecnologías de Abanlex Abogados. Y, para colmo de males, hasta a Twitter le «cuelan» las cuentas verificadas. La compañía aceptó en año nuevo como cuenta oficial a la usuaria @Wendi_Deng, supuesta esposa del magnate Rupert Murdoch. El martes, la impostora reconoció que no era la asiática quien estaba detrás, según informó «The Guardian».

Cinco perfiles falsos del Gobierno

Con el objetivo de «poner de manifiesto la escasa seguridad que proporcionan las redes sociales», un periodista «freelance» italiano ha suplantado en los últimos días las cuentas personales de Twitter de cinco ministros del Gobierno. En un principio fueron los titulares de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro; de Economía y Competitividad, Luis de Guindos; y de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, los afectados, pero este martes también ha abierto cuentas de los de Justicia e Interior, Alberto Ruiz-Gallardón y Jorge Fernández Díaz, respectivamente.
La semana pasada, el impostor, Tommasso Debenedetti, suplantó en primer lugar la cuenta de Montoro, pero unos días después activó sendos perfiles falsos a nombre de De Guindos y García-Margallo. De hecho, Debenedetti ya era conocido en Italia por haber suplantado la identidad en esta red de miembros del Gobierno italiano, incluido el primer ministro, Mario Monti, así como de escritores como Mario Vargas Llosa o Almudena Grandes. «Lo hago como un juego, para que la gente comprenda que las redes sociales son propicias al engaño y a la comunicación fraudulenta. Es importante demostrar que las personalidades son fáciles de suplantar», señaló Debenedetti.

No hay comentarios: