A sus 75 años, Charlie Duke es el hombre más joven que ha pisado la Luna. Tenía 36 y, no contento con ese récord, batió también el de velocidad: unos no muy vertiginosos 18 kilómetros por hora a bordo del coche de exploración, que iba "botando" debido a la gravedad en miniatura de la Luna, explica Duke, piloto del Módulo Lunar del Apolo 16, que alunizó el 21 de abril de 1972.
¿Dónde estaba el día que Gagarin voló al espacio?
Yo era un joven piloto de guerra destinado en Alemania en 1961. Cuando llegaron las noticias de que Yuri Gagarin había estado en el espacio me quedé conmocionado. Supe que era el comienzo de una nueva aventura para la raza humana. Estaba decepcionado de que no hubiésemos llegado primero, pero también muy orgulloso de su logro.
¿Pensaba entonces que llegaría también al espacio?
No. Cuando el primer grupo de astronautas fue seleccionado, yo era demasiado joven. En 1962 dejé Alemania y entonces conocí a algunos cosmonautas. Fue cuando pensé en convertirme en uno de ellos porque estaban muy entusiasmados con su trabajo. Resultó ser lo mejor que podías hacer si eras piloto.
¿Qué fue más difícil, ser la voz del centro de control de la misión Apolo 11', que llevó hombres por primera vez a la Luna, o el viaje del Apolo 16'?
La ansiedad fue mucho mayor en el Apolo 11. Estuvimos a punto de cancelar la misión por problemas. La tensión en el centro de control era muy, muy alta. Pero aterrizar en la Luna fue una aventura mayor y más enriquecedora. Fue uno de los hitos de mi vida.
¿Cuál es su recuerdo más intenso de aquella misión?
El aterrizaje. Llegabas a un lugar en el que no sabías cómo era la superficie. La vista más impresionante fue la del segundo día. Estábamos dando vueltas en el rover lunar subiendo hacia un sitio llamado Stone Mountain [montaña de piedra]. A unos 150 metros sobre el valle dimos la vuelta al coche y esa vista te quitaba la respiración. La deslizante superficie de la luna en la distancia hacia las llamadas Smoky Mountains [montañas brumosas] y, más arriba, la oscuridad del espacio. Ahí, en medio del valle, estaba nuestro módulo lunar. El recuerdo de esa vista está grabado en mi memoria.
¿Tuvo la sensación, como otros astronautas, de haber llegado al punto álgido de su vida, que lo demás iba a ser aburrido?
Sí. Muchos de nosotros llegamos a ese punto. Cuando se terminó el programa Apolo, pensé, ¿qué voy a hacer ahora? Todos los astronautas pasamos por esto en algún momento. A mí me llevó seis años darme cuenta de que lo que me faltaba era el lado espiritual de mi vida, y descubrí una relación con Dios que me dio la paz que no tenía. Pero no me quitó el amor por la aventura porque me encantaría volver a la Luna.
Buzz Aldrin, el segundo hombre que pisó la Luna, dijo que no hay que volver allí, sino ir a Marte. ¿Cuál es su opinión?
Creo que debemos ir a Marte, es un paso adelante en la progresión natural. Pero creo que es mejor de-sarrollar los sistemas que necesitamos para vuelos espaciales de larga duración en la Luna. Podemos instalar una base científica, y además está lo suficientemente cerca como para recibir ayuda.
Algunos expertos han propuesto enviar personas a Marte sólo con billete de ida. ¿Usted iría?
No. El billete de ida para colonizar Marte, a mi edad, está más allá de mis posibilidades. Pero es extraño, porque cuando volví de la Luna le dije a mi mujer que quería volver. Si no me elegían, dije, me gustaría que me abdujese un ovni.
¿Cuánto tardaremos en ver una generación de astronautas que llegue más allá de la Luna?
Depende del liderazgo político de nuestros países. Si no tenemos políticos con la misma visión que Kennedy, no lo haremos nunca. No sé cómo vamos a generar ese entusiasmo entre los líderes políticos. Hay un gran beneficio en la exploración espacial, pero necesitamos ese liderazgo claro, y con la actual crisis va a ser muy difícil.
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