Desde Pac-Man a GTA, los videojuegos, "han influenciado nuestra cultura tal y como la prensa o el cine, en su momento". No tienen dudas los fundadores del Computerspiele Museum, el museo de videojuegos berlinés, una institución única en su genero que a partir del viernes dará acceso al publico a una de las colecciones más grandes del mundo: 14.000 juegos, 2.300 ejemplares históricos y actuales de hardware, y 10.000 documentos escritos acerca de la historia de más de 50 años de videojuegos. No es el primer museo de estas características, pero sí el único que permanece abierto. En el verano de 2010 cerró en París un museo similar, aunque en su página web se puede hacer una visita virtual.
Andreas Lange, de 46 años, tuvo que luchar para conseguir este resultado. Este señor excéntrico que estudió Ciencias Religiosas en la universidad y terminó su carrera con un trabajo acerca de "La historia de los videojuegos desde el punto de vista de la teoría de los mitos", analizando Indiana Jones y Mickey Mouse, creó ya en 1997 una galería donde se exponían videojuegos. Los escasos visitantes podían quedarse a jugar en este museo artesanal donde por lo demás se exponían piezas de su preciosa colección privada. En 2001 cerró sus puertas, frente a la falta de dinero y en signo de protesta contra la ciudad que no quería financiar su trabajo.
Al cabo de 10 años y gracias a las ayudas del alcalde Klaus Wowereit y de la Unión Europea, su sueño está a punto de convertirse en una realidad no sólo para él, sino para todo los amantes del género de Europa. "Existen ya secciones de museos más grandes que tratan este tema, en Reino Unido y Estados Unidos, no había sin embargo un museo enteramente dedicado a los videojuegos", explica Lange, mientras decenas de trabajadores se mueven detrás de él para ajustar los últimos detalles antes de la primera rueda de prensa de mañana. A su lado, un lienzo cubre una gran máquina que mide más o menos como él, tras destaparla, describe con orgullo que se trata de la Computer Space, de 1971, el primer videojuego automático a monedas, una de las piezas centrales de la colección.
Articulada en tres secciones (Homo ludens, Game History, Homo ludens digitalis) la exposición se esfuerza en ofrecer también el contexto de análisis de los juegos y su evolución, a partir de su prehistoria con algunos ejemplares de Doungeon Dragon, juego considerado la base para los modernos juegos de rol en Internet, pasando a través del aspecto de la comercialización de los hardware, y toda la evolución de las consolas de Nintendo y Sega, hasta una sección que analiza, a través de pruebas interactivas, la función del sonido en los juegos. Un recorrido secundario se centra, por otra parte, en la evolución de la interacción hasta la centralidad del cuerpo del jugador.
"Se puede decir sin duda que es una de la colecciones más grandes del mundo, seguramente la más grande de Europa", afirma Lange mientras ilustra el funcionamiento de un modelo de joystick de 1,20 m de altura.
En una pared formada por varios cubos que parecen enormes pixeles están enumerados los hitos de la historia mundial de videojuegos desde Super Mario, pasando por Zelda, hasta Gran Theft Auto, el juego más vendido en la actualidad. A través de un cursor es posible visualizar la historia y la descripción de cada juego.
Se destacan, en el recorrido, las entrevistas hechas especialmente para este museos a algunos protagonistas de la historia de este medio, como Niklaus Wirth (creador de Pascal) o Ralph Baer, padre de Atari, "un señor muy activo, quien nos ha ayudado en la fase de creación del museo y que suele conectarse con nosotros a través de Skype", asegura Lange.
El museo tiene la ambición de tratar todos los aspectos de los videojuegos, y por esto deja relativamente amplio espacio a sus efectos colaterales, "primero entre todos la dependencia: todos pueden potencialmente engancharse y ser dependientes, en particular ahora con los juegos de rol en Internet que son infinitos" asegura Lange. Un adolescente explica en una videoentrevista su experiencia de dependencia y la terapia para salir. Otra cosa, según el director del museo, es la violencia, "no creo que un videojuego, de por sí, pueda incitar a la violencia, sin embargo puede exaltar personas que ya tiene tendencias hacia la agresión y la violencia". Situado en la Karl Marx Allee 93, en un edificio socialista, el museo abrirá puertas al público el viernes.
El Pais
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