"El cambio en el clima propició que los grandes bosques tropicales se fragmentaran en pequeñas islas boscosas. Las poblaciones de reptiles aisladas evolucionaron en direcciones distintas, llevando a una mayor diversidad", defiende Falcon-Lang, investigador de la Universidad de Londres. La dramática deforestación favoreció la adaptación de los reptiles al nuevo clima, mucho más seco, mientras que las poblaciones de anfibios se aislaban en estos oasis húmedos en los que surgieron los primeros endemismos, especies que sólo se desarrollaban en ese determinado lugar.
"Los anfibios, como las ranas, necesitan regresar al agua para desovar. En cambio, los reptiles pueden poner sus huevos en tierras secas y áridas y, en general, están mejor preparados para hacer frente a los desafíos de los climas desérticos, como los surgidos tras aquel cambio climático", asegura el investigador. Cuando las selvas húmedas desaparecieron, hace aproximadamente 300 millones de años, se disparó la extinción de numerosas especies de tetrápodos.
La evolución de los reptiles
Además, mientras que los anfibios mantenían sus antiguas fuentes de alimentación insectos y peces, los reptiles se lanzaron a explorar dos nuevos tipos de manjares, lo que generó una proporción de dietas mucho más parecida a la moderna. Algunas de las especies que resistieron al cambio climático optaron por una nutrición carnívora, alimentándose de otros tetrápodos, y posteriormente se amplió la dieta a los vegetales, lo que propiciaría la evolución de la estructura de sus dientes, mandíbulas y aparato digestivo.Los autores del estudio, que obtuvieron estas conclusiones al estudiar los registros de fósiles previos y posteriores a la desaparición del bosque del Carbonífero, aseguran que su trabajo es un perfecto complemento de los estudios de Darwin. "Este estudio no sólo apoya las conclusiones de Darwin y su concepto de evolución, sino que además prueba que el cambio climático influye poderosamente en el destino de la vida en la Tierra", concluye Falcon-Lang.
En cualquier caso, sus deducciones son en cierto sentido esperanzadoras: "Si desaparece el Amazonas, habrá una devastadora pérdida de biodiversidad. Pero pasado el suficiente tiempo, evolucionarán nuevas especies y la vida en la Tierra tomará una nueva dirección", aventura el científico.
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