"Se intercambiaban a las hembras casaderas antes de que alcanzasen la madurez reproductora", explica a Público Antonio Rosas, investigador del CSIC y uno de los autores del análisis, que publica hoy PNAS. La práctica se conoce como patrilocalidad y es aún común, por ejemplo, entre algunas tribus de cazadores y recolectores de África.
Unidad reproductora
El trabajo aporta un árbol genealógico al que le falta una mitad. Se debe a que el equipo ha logrado analizar solo su ADN mitocondrial, la parte del legado genético que pasa exclusivamente de madres a hijos. Los resultados muestran que entre los habitantes de El Sidrón, una "unidad reproductora", como la llama Rosas, había tres linajes maternos. Mientras que los tres hombres adultos pertenecían al mismo, cada una de las tres mujeres adultas descendía de uno distinto. Esto confirma, según los autores, que las familias eran pequeñas y que las mujeres preservaban la variedad genética, esencial para la supervivencia de una especie.Es imposible saber si era una actitud voluntaria o inconsciente, como sucede en algunos simios, según Rosas. "Yo pienso que eran formas de asociación política o social muy primitivas y elementales", comenta.
Aunque es pura especulación, el experto aventura una posibilidad de cómo sucedió. Sería durante episodios de caza masiva, en los que la familia neandertal de Asturias se encontró con otras de Francia y Alemania mientras perseguían a grandes grupos de renos. Tras juntar sus fuerzas para matar a más de cien animales de una tacada, como atestiguan ciertos yacimientos europeos, se darían los intercambios de niñas casaderas. "Es como una película que nos inventamos, pero con elementos verosímiles", advierte Rosas.
La pregunta del millón es por qué se extinguieron los neandertales y no sus primos, que dieron lugar a los humanos modernos, entre ellos los cazadores y recolectores que siguen siendo patrilocales en un 70%, según asegura el estudio.
El trabajo apoyaría a los que piensan que nuestra especie no tuvo nada que ver en la desaparición de los neandertales. "El estudio apoyaría que el bajo flujo genético y las poblaciones pequeñas aceleraron la extinción", opina Clive Finlayson, director del Museo de Gibraltar. Su equipo halló los restos de la última población neandertal conocida, que se habría refugiado de la última glaciación en la cueva de Gorham, a los pies del peñón, hace 28.000 años. Según Finlayson, "cada vez se confirma más" que el cambio del clima y el deterioro de las poblaciones acabaron con la especie antes de que llegasen los ancestros de los humanos modernos.
Otros expertos no absuelven a nuestros ancestros con las pruebas que se han reunido hasta ahora. "Los chimpancés son patrilocales y tienen una diversidad genética dos o tres veces superior a la nuestra", opina Svante Pääbo, cuyo equipo, uno de los más avanzados en el análisis de ADN antiguo, secuenció este año el genoma neandertal. Pääbo cree que el trabajo debería complementarse con ADN del cromosoma Y, legado solo de padres a hijos para ver si se confirma la hipótesis. Su conexión con la extinción es asunto aparte. "Los neandertales de Europa y los hombres de Flores en Indonesia desaparecen justo con la llegada de los humanos modernos; sería muy sorprendente que estos hechos no tuviesen nada que ver".
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