Si el año pasado lo más novedoso en televisión fue la iluminación trasera mediante lámparas LED y conexión a Internet, en estas Navidades los fabricantes ponen el énfasis en el 3D. LG, Panasonic, Philips, Samsung, Sharp, Sony y Toshiba, que son por orden alfabético los principales fabricantes de televisores, tienen al menos un modelo, siempre a partir de las 40 pulgadas. En total hay unos 50 modelos diferentes.
Pese a su precio, después del verano, que es cuando se ha visto una oferta completa, se han vendido a un ritmo mensual de 5.000 televisores 3D. Esta cifra se duplica en noviembre y diciembre, con lo que se estima que en todo 2010 se habrán despachado unos 45.000 receptores 3D en España. Se calcula que este año se venderán entre 5,2 y 5,4 millones de televisores de todo tipo, frente a los casi cinco millones de 2009. Las ventas crecieron casi el 40% en primavera, con el apagón analógico y el Mundial, pero frenaron en seco en el tercer trimestre para remontar al final.
Los televisores 3D apenas representarán el 1% del total de televisores este año en España, pero supondrán el 3% de la facturación. La diferencia de porcentaje no significa que un televisor 3D cueste el triple del que no lo es, sino que el precio medio de un televisor 3D es el triple del convencional. Esto se debe a que el tamaño del televisor plano más vendido es el de 32 pulgadas, cerca de un tercio del total, seguido del de 40 y 42 pulgadas, con una cuarta parte. Los televisores 3D son como mínimo de 40 pulgadas, porque no tiene sentido la tridimensionalidad en una pantalla más pequeña.
Un televisor plano de calidad y marca de prestigio de 32 o incluso más pulgadas vale ahora menos de 500 euros y en cambio no hay ningún televisor 3D por menos de 1.400 euros. Aparte, los 150 euros por cada par de gafas y 300 euros por el lector Blu-ray en 3D. Total, el conjunto no baja de los 2.000 euros.
A diferencia de los modelos LCD, los de plasma no tienen el problema del parpadeo, por lo cual la imagen 3D se ve mejor, y además son más económicos, especialmente en los tamaños grandes, de 50 y 60 pulgadas.
La tridimensionalidad se consigue porque aparecen secuencialmente dos imágenes tomadas desde un ángulo diferente y las gafas tapan alternativamente uno de los dos ojos. Al hacerlo, se pierde luminosidad en la pantalla; como si de repente estuviera nublado. Para contrarrestarlo, se aumenta la iluminación trasera en una película 3D. Esto no es sencillo con las pantallas LED iluminadas desde los bordes, sobre todo a partir de 46 pulgadas. La tecnología de lámparas LED distribuidas detrás de la pantalla o Full LED es ideal, pero más cara.
Para disfrutar del 3D, lo óptimo es que la película sea grabada originalmente en 3D y se muestre con dos imágenes alternativas a 1080p a 100 hercios, lo cual solo es posible a partir de la lectura de un disco Blu-ray. Las emisiones por antena o satélite en 3D, como un partido de fútbol, siempre son a la mitad de resolución que una emisión en alta definición convencional, porque primero se emite a 50 hercios para el ojo derecho y después para el izquierdo.
Los fabricantes solo se comprometen a que el sistema 3D funcione con las gafas de la marca del televisor, aunque hay modelos universales y lo más probable es que todas vayan bien. Aun así, hay marcas que hacen un ajuste fino de la señal 3D con las gafas para verla mejor; este calibrado se pierde con las gafas de otro fabricante.
Samsung, el líder mundial
Samsung es líder mundial en televisores, especialmente en pantallas planas. En 3D cuenta con las series 7.000 y 8.000 con pantallas de 40, 46, 55 y 65 pulgadas, y la 9.000 en 46 y 55 pulgadas, todas LED y con precios que van desde los 1.600 hasta los 5.900 euros; además tiene modelos de plasma 3D en 50 y 63 pulgadas.
Sony, a recuperar terreno perdido
Sony ha abrazado inmediatamente el 3D con el objetivo de recuperar el terreno perdido con las planas. Dispone de la serie LX900 en 40, 52 y 60 pulgadas y la HX900 en 40, 46 y 52 pulgadas, así como la NX8100 en 55 y la NX7100 en 40 y 46 pulgadas, entre 1.700 euros y 6.000 euros. En total, 19 modelos, todos LED.
LG, la segunda marca coreana
LG siguió los pasos de la también coreana Samsung para sacar modelos 3D antes que el resto. Ha concentrado sus esfuerzos en seis modelos, con las dos tecnologías: en LED, LX9500 de 47 y 55 pulgadas y LX6500 de 42 y 47 pulgadas; en plasma, PX950 de 60 pulgadas y PX350 en 50 pulgadas. Los precios, de 1.400 a 3.600 euros.
Panasonic, cinco modelos de plasma
La japonesa Panasonic es la cuarta fabricante mundial de televisores, y confía en el mercado europeo para mejorar. De momento solo apuesta por cinco modelos, todos con tecnología de plasma: GT20 de 42 pulgadas y VT20 de 42, 46, 50 y 65 pulgadas. El receptor más barato cuesta 1.500 euros y el más caro, 5.100 euros.
Philips, el único europeo
La holandesa Philips se mantiene en este mercado, dominado últimamente por coreanos y japoneses. Al igual que Sony, solo tiene modelos de tecnología LED: el muy panorámico de 58 pulgadas, la serie 8.605 en 40, 46 y 52 pulgadas y la 9.705 en 40 y 46 pulgadas. Los precios oscilan entre los 1.700 y los 4.000 euros.
El Pais
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