«¡Despertarsus y levantarsus, haraganes!», clama @panchovarona cuando son poco más de las 9 de la mañana. “En realidad el día comienza cuando lees el ARRIBA ORGASANES¡¡¡ de @panchovarona Lo de antes es la vuelta de calentamiento”, escribe @carlosplus. Son un rostro y una voz conocidos, que como muchos otros, comparten sus ritmos vitales con miles de personas que reciben el mensaje al instante. Y que esbozan media sonrisa desde su cama, oficina, cafetería o medio de transporte. Desde mucho antes, perfiles menos conocidos ya están activos. Como @AClarimon, que rebota noticias salpicadas con pausas para el café o cumplir con sus obligaciones de padre.
Si internet es la aldea global, Twitter sería su equivalente como patio de vecinos, tal y como muchos vienen denominándolo desde hace tiempo. Un lugar en el que famosos y seres anónimos difunden comentarios, reflexiones e información. Donde la trascendencia de lo que digas depende de su originalidad y de las personas que estén asomadas a él en ese momento. Conocer a gente ayuda, pero no es indispensable. De hecho, es posible que alguien a miles de kilómetros conteste o difunda tu contenido sin que antes supiera que existas. O generar conversaciones sobre un tema en concreto. Para eso están los hashtags. Basta escribir # seguido del tema en cuestión para leer absolutamente todo lo que se está diciendo sobre ello. Así, por ejemplo, hace unos días miles de personas se congregaron en un foro virtual mientras veían la serie de Telecinco sobre los Principes de Asturias: #felipeyletizia se convirtió en uno de los éxitos del día. Cada domingo, los aficionados debaten sobre la jornada en torno a #laliga.
La figura del Community Manager
Medios de comunicación, artistas, organizaciones e incluso administraciones. Todos saben de la importancia de Twitter y de su capacidad de difusión. Por eso son cada vez más los que dedican profesionales a su gestión y administración. Son los Community Manager. Un colectivo que incluso ya disfruta de una asociación propia para velar por sus intereses y formación: la AERCO.
Además de por su carácter universal, muchos explican el éxito de esta red social por su carácter poco agresivo. Facebook, por ejemplo, necesita una actitud activa por parte de emisor y receptor (buscar el perfil o página, hacerse fan, etc), a la vez que todo queda registrado en un sólo hilo. Resultado: la voz principal puede quedar escondida en medio del ruido generado por un mar de contestaciones. En Twitter, no. Todo funciona conforme a un ordenado sistema de citas. Puedes leer todo lo que te escriben, pero contestar sólo a quien quieres; los demás leen sólo a quien contestas, al no ser que deseen seguir a todos los que se dirigen a ti. Y sin necesidad de aprobar amistades: seguir a @shakira o @Eminem no implica que ellos sepan que existes (al no ser que analicen minuciosamente su directorio de 'followers').
Encontrar objetos perdidos
Quien posee una cantidad significativa de suscriptores tiene el éxito comunicativo en sus manos. Un micrófono que abre cuando quiere, sin necesidad de convocatoria, y con oyentes que darán a lo que escriba tanta o más relevancia como si hubiera sido dicho desde el más alto púlpito. @perezreverte y sus declaraciones sobre Moratinos o la polémica de @kaka con Pellegrini la temporada pasada son sólo algunos detalles. La prensa no tardó en darle más eco a algo que ya había tenido el suficiente por sí mismo en la Red, amplificado y difundido gracias al sistema de retuiteos (copiar lo que alguien dice citando la fuente original).
Pero lo más fascinante de todo esto es su capacidad para acercar personas. Cómo, de repente, alguien puede contactar con alguien con quien nunca habría soñado hablar. O encontrar una aguja en un pajar. Buenafuente un día perdió su moto y la recuperó gracias a que lanzó un mensaje en Twitter. A El Periódico de Catalunya le pareció interesante y lo reflejó. Resultado: alguien lo leyó y denunció que la había visto. Esta misma semana, un viajero conseguía contactar con el mismísimo Carlos Baute tras sospechar que se habían confundido de maleta en la cinta de equipajes. El cantante leyó el mensaje y contestó al instante. ¿Habría sido posible hace años usando sólo el teléfono?
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