Imaginen la situación: una cena romántica con su costilla, que ha decidido darle la sorpresa del siglo, después de mucho tiempo de apenas verse por el estrés del trabajo. Un restaurante estupendo, íntimo y coqueto, en el que le están sirviendo unas espectaculares «delicatessen», mientras suena una música sugerente de fondo.
Y en ese momento, una voz estridente suena a su espalda: «¡sorpresa! ¡te he visto en Foursquare y vine a cenar con ustedes!» Por la Ley de Murphy, la voz estridente pertenece a la persona a la que menos le apetecería a usted ver en ese momento, por supuesto.
Pero, a ver, ¿a quién se le ocurre? Mucho se está hablando de las herramientas que pululan como setas en los móviles y que permiten decir dónde nos encontramos en cada momento, hacer un «check in», que se llama. Casi todo lo que escucho son opiniones negativas, que eso para qué sirve, que vaya tontería, que yo no quiero saber dónde está la gente...
Pero esto es como todo, depende del uso que uno haga, ni más ni menos. Si no quiero que el pesado de turno aparezca en el restaurante a chafarme la cena romántica, con no decir dónde estoy, tengo. Si lo que quiero es encontrarme con la gente en una feria, me interesará geolocalizarme. Eso sí, informar a cada cinco pasos de lo que hacemos, no sólo puede ser cansino, sino que no sirve para nada.
Canarias7
Y en ese momento, una voz estridente suena a su espalda: «¡sorpresa! ¡te he visto en Foursquare y vine a cenar con ustedes!» Por la Ley de Murphy, la voz estridente pertenece a la persona a la que menos le apetecería a usted ver en ese momento, por supuesto.
Pero, a ver, ¿a quién se le ocurre? Mucho se está hablando de las herramientas que pululan como setas en los móviles y que permiten decir dónde nos encontramos en cada momento, hacer un «check in», que se llama. Casi todo lo que escucho son opiniones negativas, que eso para qué sirve, que vaya tontería, que yo no quiero saber dónde está la gente...
Pero esto es como todo, depende del uso que uno haga, ni más ni menos. Si no quiero que el pesado de turno aparezca en el restaurante a chafarme la cena romántica, con no decir dónde estoy, tengo. Si lo que quiero es encontrarme con la gente en una feria, me interesará geolocalizarme. Eso sí, informar a cada cinco pasos de lo que hacemos, no sólo puede ser cansino, sino que no sirve para nada.
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