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2010/11/06

"Microsoft e Intel han hecho una competencia destructiva"

Nicholas Negroponte (Nueva York, 1943) sonríe con satisfacción cuando se le pregunta por el estado de una de las mayores luchas de su vida, el proyecto Un portátil para cada niño (OLPC), que se encarga de llevar ordenadores y, por tanto, educación a niños de países en vías de desarrollo. El fundador del prestigioso Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) visitó ayer Madrid para ser investido doctor Honoris Causa por la Universidad Camilo José Cela.
El proyecto OLPC ha pasado por varias etapas. ¿En qué estado se encuentra ahora?
Hemos distribuido dos millones de ordenadores en 40 países y en 30 idiomas. La media de coste es de unos 160 dólares [unos 110 euros] en este momento. El problema es que ese precio aún sigue siendo demasiado alto para los sitios a los que queremos llegar. Es mejor pensar en el coste de propiedad de esos equipos, que es de un dólar por semana.
¿Cómo se paga ese dinero?
No funciona como el mercado normal de compra y venta. Ese precio lo pagan los gobiernos, porque la idea es que tienen que ser gratis para los niños, que después tendrán la responsabilidad de cuidarlos.
¿Qué es lo que tienen esos dos millones de niños que antes no tenían, además de un portátil?
Autoestima. La mayoría ahora puede enseñar a sus padres a leer y escribir, y eso es un gran cambio en la sociedad. En los países con una estructura piramidal del profesorado se ha tendido a suprimir la iniciativa OLPC. Por ejemplo, en Haití, donde hay un esquema francés que funciona de arriba a abajo, hemos tenido más problemas. Sin embargo, en países como Perú, donde las iniciativas funcionan más de abajo a arriba, se ha tenido más éxito.
Además de las dificultades sociales, OLPC ha tenido problemas con algunas compañías, ¿es así?
Sí. Cuando empezamos con el proyecto yo pensaba en nosotros mismos como la Madre Teresa, algo sin ánimo de lucro y beneficioso. Yo, por ejemplo, no tengo ningún sueldo por este trabajo. Pero la realidad es que Microsoft o Intel no nos ven así. No es que no les gustemos nosotros; es que no les gusta el software de código abierto que instalamos ni nuestros procesadores. Nos hemos encontrado con competencia. Y no se trata de una competencia real, porque a los lugares a los que nosotros vamos (como las zonas rurales de Nigeria o Etiopía) ni Intel ni Microsoft quieren ir. Es una competencia de la peor clase, destructiva. Hemos distribuido dos millones de ordenadores, pero si Intel o Microsoft hubieran colaborado la cifra podría haber sido mayor.
¿El software en cajas desaparecerá ante la informática en la red?
El llamado cloud computing es un cambio fundamental. Pero no va funcionar en sitios como Etiopía u otros países a los que llevamos nuestros ordenadores. Desde luego, en los países que tienen mejores condiciones económicas se va a producir ese cambio. Va a ser similar a lo que ya ha pasado en la música: muy poca gente va a una tienda a comprar una caja.
El acceso a banda ancha es fundamental para ello
Prefiero una banda estrecha ya implantada en todos los lugares de África que trabajar sobre la banda ancha a largo plazo. La gente defiende el acceso a banda ancha barata, pero mi temor es que esta vaya a parar a las ciudades, donde hay gente con más dinero que puede pagarla, y sin embargo no llegue a las áreas rurales.
¿Cree que el futuro editorial depende de dispositivos como el iPad?
Sí, rotundamente. No creo que vaya a desaparecer el periodismo, ni las novelas, ni la escritura, pero sí las empresas de las personas que creen que su negocio es inamovible, los que piensan que su único negocio posible es el diario o la novela de papel. Las empresas deben adaptarse a esa nueva realidad para seguir existiendo. No hablo sólo del iPad; estamos hablando de un tipo de dispositivo y no de un dispositivo concreto.
¿Tiene perfil creado en alguna red social? ¿Le preocupa su privacidad?
Sí tengo perfil y no me preocupa mi privacidad. Hay tanta gente inquieta por ello que entiendo que ellos van a defender mis intereses. Antes de que existieran las redes sociales yo ya escribía en los correos electrónicos frases que no debería haber escrito y de las que me arrepiento. Quizás estoy cometiendo un error, pero no es algo que me preocupe. Cuando alguna de estas compañías hace algo que los usuarios perciben como una violación de sus derechos, instantáneamente sale a la luz y lo corrigen, como ha hecho Google.
Ha luchado muchos años por la idea de OLPC. ¿Qué sintió cuando se lanzaron los netbooks' para todos por 200 euros?
No sólo no me molestó sino que me sentí muy feliz con ello. Cuando empezamos con el proyecto hace cinco años yo le decía a la gente que quería distribuir 40 millones de portátiles baratos. Han pasado esos cinco años y hemos logrado dos. La gente puede pensar que es un fracaso pero lo cierto es que hemos llegado a esos 40 millones aunque no sean nuestros. Lo han hecho otros, pero no nos importa porque nosotros no queremos sacar dinero con ello, no tenemos accionistas ni gente a la que tengamos que dar beneficios. Si hay 40 millones de ordenadores baratos por el mundo nos parece perfecto.

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