Había un representante de la Comisión Europea ayer en la segunda jornada del encuentro organizado por la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), en Barcelona. Pero estaba en franca minoría. A su lado, representantes de los supervisores de Grecia, Francia u Holanda, junto con el presidente del grupo de reguladores europeos, el Berec, y todos ellos bajo la batuta del máximo directivo de la entidad organizadora, el regulador español, Reinaldo Rodríguez.
Empezó John Doherty, presidente del Berec, quien defendió la necesidad de que los reguladores no dependan ni estén sujetos a la Comisión Europea. El resto de los supervisores apoyó esta postura, pero el presidente de la CMT fue el más contundente. Le tocaba cerrar el encuentro y su último mensaje tuvo un solo destinatario: la Comisión Europea y cualquier intento de intervenir en las decisiones de los supervisores nacionales.
"Una cosa es la armonización y otra la unificación. Tenemos un marco que nos permite actuar juntos, pero eso no significa que tengamos que hacerlo de la misma manera, porque cada mercado necesita diferentes formas de actuación", aseguró. Y añadió: "Está bien tener guías y recomendaciones, pero la decisión última y la responsabilidad sobre las medidas que se tomen en cada país para incentivar la competencia siguen siendo de los reguladores nacionales". Instituciones nuevas, como el Berec, o tradicionales, como la Comisión Europea, pueden ayudar, añadió, pero la interferencia debe quedar descartada.
La declaración de independencia que reflejan estas palabras no impide que la CMT acepte consignas desde las instituciones comunitarias. Y una que cogió al vuelo fue la pronunciada el lunes por el comisario Joaquín Almunia. El alto cargo alertó a las operadoras de que se vigilará cualquier acuerdo que suponga una amenaza para la neutralidad de la red. Rodríguez asumió la guía y la denominó la línea roja que no se debe cruzar. Para el presidente de la CMT, puede que exista una necesidad de buscar un nuevo modelo de negocio, pero todos los acuerdos deben ser "transparentes, proporcionales y no anticompetitivos".
Además de la regulación, la jornada de ayer estuvo marcada por la presencia de las grandes patronales europeas de ex monopolios, ETNO, y de operadores alternativos, ECTA. En su naturaleza está la confrontación, puesto que representan a compañías que han nacido para competir entre ellas. Pero ayer hubo consenso. Sobre la mesa estaba la financiación del servicio universal de banda ancha. El acuerdo fue absoluto: las operadoras llevan años asumiendo el servicio universal de voz, pero la banda ancha supone un cambio absoluto en la proporción económica, de ahí que sean los Estados los que deban sufragarlo
Empezó John Doherty, presidente del Berec, quien defendió la necesidad de que los reguladores no dependan ni estén sujetos a la Comisión Europea. El resto de los supervisores apoyó esta postura, pero el presidente de la CMT fue el más contundente. Le tocaba cerrar el encuentro y su último mensaje tuvo un solo destinatario: la Comisión Europea y cualquier intento de intervenir en las decisiones de los supervisores nacionales.
"Una cosa es la armonización y otra la unificación. Tenemos un marco que nos permite actuar juntos, pero eso no significa que tengamos que hacerlo de la misma manera, porque cada mercado necesita diferentes formas de actuación", aseguró. Y añadió: "Está bien tener guías y recomendaciones, pero la decisión última y la responsabilidad sobre las medidas que se tomen en cada país para incentivar la competencia siguen siendo de los reguladores nacionales". Instituciones nuevas, como el Berec, o tradicionales, como la Comisión Europea, pueden ayudar, añadió, pero la interferencia debe quedar descartada.
La declaración de independencia que reflejan estas palabras no impide que la CMT acepte consignas desde las instituciones comunitarias. Y una que cogió al vuelo fue la pronunciada el lunes por el comisario Joaquín Almunia. El alto cargo alertó a las operadoras de que se vigilará cualquier acuerdo que suponga una amenaza para la neutralidad de la red. Rodríguez asumió la guía y la denominó la línea roja que no se debe cruzar. Para el presidente de la CMT, puede que exista una necesidad de buscar un nuevo modelo de negocio, pero todos los acuerdos deben ser "transparentes, proporcionales y no anticompetitivos".
Además de la regulación, la jornada de ayer estuvo marcada por la presencia de las grandes patronales europeas de ex monopolios, ETNO, y de operadores alternativos, ECTA. En su naturaleza está la confrontación, puesto que representan a compañías que han nacido para competir entre ellas. Pero ayer hubo consenso. Sobre la mesa estaba la financiación del servicio universal de banda ancha. El acuerdo fue absoluto: las operadoras llevan años asumiendo el servicio universal de voz, pero la banda ancha supone un cambio absoluto en la proporción económica, de ahí que sean los Estados los que deban sufragarlo
Todavía hay más espectro que rascar a las televisiones
El sector audiovisual no ha terminado de ceder espectro para otros cometidos. La digitalización de las televisiones ha dejado libre frecuencias radioeléctricas que los Gobiernos han decidido destinar a la banda ancha móvil y de ahí las macrolicitaciones que está habiendo o habrá en todos los países europeos. En España será en la primera mitad del año que viene y todas las operadoras se pelean por los mejores trozos, con la idea de que es su última gran oportunidad.Pero Telefónica ya lo adelantó y ayer lo reafirmó el presidente del Berec. "Todavía hay espectro disponible en el área audiovisual", señaló John Doherty. Su mensaje es que en los próximos dos o tres años los Gobiernos deberían estudiar esta disponibilidad y hacer nuevas licitaciones para dar respuesta al previsible aumento de la demanda de banda ancha móvil.
Cinco Dias
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