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2010/11/22

'Fable III': Peter Molyneux empieza a ser cansino

  • El desarrollo es tan entretenido como siempre, con una genial ambientación.
  • Las posibilidades de configuración del personaje y "gestión social" son grandes.
Lo peor:
  • La interacción con otros personajes es aburridísima. Una insulsa sucesión de pulsación de botones.
  • La gran novedad, ser reyes, no cambia demasiado el desarrollo, con un par de decisiones aburridas.
Peter Molyneux reinventó el género de los juegos de rol con combates en tiempo real con Fable. Nos propuso crear un héroe a nuestra medida, siendo buenos o malos a base de elecciones y relaciones con otros personajes. El impacto no era tan grande como lo vendió durante meses pero el resultado general fue satisfactorio.
La secuela del juego mantuvo las decisiones morales, el bien y el mal, y profundizó en la relación del protagonista con su entorno. Podíamos hacer amigos, echarnos novia, comprar casas, negocios... Todo mientras salvábamos el mundo. Una mezcla entre Zelda y Los Sims. Muy bien.
Fable III ha seguido la línea de su predecesor y ha pasado a un nuevo nivel convirtiéndonos en los reyes de Albion. También da más opciones a la hora de establecer relaciones, permitiéndonos profundizar más en la relación a base de más comandos, cumplir misiones secundarias y hasta cogerlos de la mano (aunque luego no valga para nada esta acción).
También se ha llevado a otro nivel la relación que el protagonista de Fable III con todo Albion, pues ahora nuestra tarea es revelarnos contra nuestro hermano, el rey tirano, liderando una revolución. Así pues, el juego presenta dos partes: una, la más larga (afortunadamente), en la que debemos ir cumpliendo misiones y ganando aliados; y otra en la que ya somos los monarcas y debemos tomar decisiones que afectan a todo el reino.
Lamentablemente, el sistema de interacción con otros personajes ha avanzado en una dirección que lleva al tedio, al hastío, a la repetición. Una mera pulsación de botones que tiene como resultado una relación virtual que, sinceramente, ni nos va ni nos viene. El único punto medianamente atractivo es convencer a una muchacha –o un muchacho– para que se case con nosotros o comparta nuestro lecho, tener hijos, compartir un hogar... Y eso ya lo vimos en Fable II.
En cuanto a la toma de decisiones como monarcas, de nuevo todo se reduce a pulsar un botón u otro, X o A, ser "buenos" o "malos". Para luego ver el resultado de nuestras decisiones. Y el resultado es insulso. El final no cambia demasiado al margen de lo que se nos dice y alguna secuencia de medio pelo. No hay un gran cambio en el mundo ni CGIs espectaculares como premio. Ni mucho menos en el desarrollo. La gran aportación de esta entrega no sabe a nada.
Aventura muy entretenida
Dicho esto, pese a lo decepcionante de las novedades de este Fable III, lo cierto es que es una aventura de lo más entretenida. La historia está bien llevada dentro de una ambientación soberbia. Los combates divierten combinando el cuerpo a cuerpo de la espada, los disparos de las armas de fuego y la magia.
Es una aventura lineal y bastante sencilla, sí, pero muy entretenida. Siguen ahí las enormes posibilidades para configurar y evolucionar al personaje, cambiando todo su aspecto –y eligiendo su sexo al principio del juego–. También podemos casarnos, tener hijos, comprar inmuebles, tener trabajos, hacer regalos...
Además, podemos jugar en cooperativo online a Fable III, algo que resulta a todas luces muy atractivo y entretenido; una opción muy de agradecer y una experiencia con pocas alternativas dentro del particular ecosistema de los títulos online. ¿Cansado de disparos y juegos deportivos en línea? Recorrer junto a un amigo las praderas de Albion es una opción interesante.
El motor gráfico presenta fallos, como ralentizaciones o popping, aunque con un tamaño de los escenarios considerable, buenos efectos de luz y mucho colorido. Los personajes no son los más detallados que hemos visto pero sí tienen un diseño propio, cargado de personalidad, que nos gusta.
La música, heredera de la obra de Danny Elfman, es soberbia y el doblaje al castellano, muy bueno en general. Contribuye a hacer de Albion un mundo creíble y lleno de vida.
Conclusión
Fable sigue siendo una aventura muy entretenida, con una historia interesante, una factura técnica notable y una genial dirección artística. Sin embargo, esta tercera entrega pincha en hueso en su intento de llevar más allá las relaciones sociales hasta el tedio absoluto y deja frío al jugador con su propuesta de hacernos reyes, con nulo margen de maniobra. Estos aspectos no dan más de sí y esperamos que el futuro de la saga tire por otros derroteros.

Libertad Digital

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