El enorme camarón carnívoro que gobernó los mares de la Tierra hace unos 1.500 millones de años, y al que se le ha adjudicado el título de primer gran depredador de nuestro planeta, pudo haber sido realmente más manso de lo que se presenta.
Un nuevo modelo 3-D de la partes de la boca del Anomalocaris, junto con la evidencia de que estas piezas no eran duras como los dientes, sino flexibles, muestra que el famoso depredador no podría haber quebrado las cáscaras duras de los trilobites y otros animales que habitaban los mares en esa época.
Es más, no hay pruebas de contenido gástrico o heces fosilizadas que muestren que el Anomalocaris 'comiera nada lo suficientemente duro como para dejar una huella fosilizada'. De hecho, fue esta falta de evidencia fósil sobre preferencias dietética la que inspiró la investigación, dijo el paleontólogo James "Whitey" Hagadorn, del Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver (EE.UU), y que presentó sus descubrimientos en la reunión anula de la Geological Society of America.
"Se suponía que vagaba por los mares del Cámbrico engullendo trilobites y todo lo demás", dijo Hagadorn. Pero la boca en forma de espiral y los apéndices asociados, como la barba de Anomalocaris, parecen haber sido flexible de acuerdo con los restos fósiles, dijo. No están mineralizados como el exoesqueleto de los trilobites que supuestamente les sirvieron de comida.
"Ni siquiera podía cerrar la boca", dijo Hagadorn. Y no había manera práctica de que estas partes de la boca puedieran producir la fuerza necesaria para romper una cáscara de langosta moderna, ni una cáscara de camarón, que fueron utilizadas como análogos de un caparazón de trilobites en el modelo. Anomalocaris no era un devorador de trilobites. Pero el estudio no ayuda a explicar lo que esta bestia impresionante del Cámbrico comía. "Tal vez ingería y luego escupía hacia fuera", especuló Hagadorn. Otra posibilidad es que de alguna manera rompiera el alimento que estaba comiendo en partículas muy finas antes de ingerirlo. En este momento lo único que parece cierto es que el depredador más grande conocido del Cámbrico, es más misterioso que nunca.
Canarias7
Un nuevo modelo 3-D de la partes de la boca del Anomalocaris, junto con la evidencia de que estas piezas no eran duras como los dientes, sino flexibles, muestra que el famoso depredador no podría haber quebrado las cáscaras duras de los trilobites y otros animales que habitaban los mares en esa época.
Es más, no hay pruebas de contenido gástrico o heces fosilizadas que muestren que el Anomalocaris 'comiera nada lo suficientemente duro como para dejar una huella fosilizada'. De hecho, fue esta falta de evidencia fósil sobre preferencias dietética la que inspiró la investigación, dijo el paleontólogo James "Whitey" Hagadorn, del Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver (EE.UU), y que presentó sus descubrimientos en la reunión anula de la Geological Society of America.
"Se suponía que vagaba por los mares del Cámbrico engullendo trilobites y todo lo demás", dijo Hagadorn. Pero la boca en forma de espiral y los apéndices asociados, como la barba de Anomalocaris, parecen haber sido flexible de acuerdo con los restos fósiles, dijo. No están mineralizados como el exoesqueleto de los trilobites que supuestamente les sirvieron de comida.
"Ni siquiera podía cerrar la boca", dijo Hagadorn. Y no había manera práctica de que estas partes de la boca puedieran producir la fuerza necesaria para romper una cáscara de langosta moderna, ni una cáscara de camarón, que fueron utilizadas como análogos de un caparazón de trilobites en el modelo. Anomalocaris no era un devorador de trilobites. Pero el estudio no ayuda a explicar lo que esta bestia impresionante del Cámbrico comía. "Tal vez ingería y luego escupía hacia fuera", especuló Hagadorn. Otra posibilidad es que de alguna manera rompiera el alimento que estaba comiendo en partículas muy finas antes de ingerirlo. En este momento lo único que parece cierto es que el depredador más grande conocido del Cámbrico, es más misterioso que nunca.
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