Una batalla campal entre los propietarios, los directores y el principal banco acreedor del Liverpool Football Club acentúa la angustia de los aficionados, ya inflamada por la pésima campaña del equipo en la Liga Premier.
La pugna indica la crisis definitiva de un modelo empresarial, que ha cargado al club de deudas y obstaculiza la administración y la conducción deportiva.Lea también: El blog de Lalo: El peor momento del Liverpool en medio siglo
Las últimas noticias indican la posible venta del club inglés a los propietarios de los Medias Rojas de Boston, la conocida franquicia estadounidense de béisbol.
Esta posibilidad cuenta con el apoyo de una mayoría en la junta directiva del Liverpool, así como del Royal Bank of Scotland, RBS, el principal acreedor, cuya presión se ha hecho irresistible, debido a cláusulas punitivas en su crédito.
Pero los propietarios, los empresarios estadounidenses Tom Hicks y George Gillett, que están en minoría en la junta, no quieren vender al precio ofrecido y han lanzado un contraataque contra sus rivales en el directorio.
Pugna entre "rojos"
De esta pugna, que ahora podría llegar a los tribunales, depende la operación de venta.Hicks y Gillett quieren reemplazar al director gerente Christian Purslow y al director comercial Ian Ayre, colocando en sus lugares a Mick Hicks, hijo de Tom, y Lori Kay McCutcheon, vicepresidente de otra empresa de Tom Hicks.
También han pedido la renuncia del presidente del directorio, Martin Broughton, quien ha encabezado personalmente las negociaciones con New England Sports Ventures, NESV, la empresa propietaria de los Medias Rojas.
Si logran su propósito, estarán en mayoría y podrían rechazar la operación propuesta, aunque los observadores creen que el RBS perdería definitivamente la paciencia y exigiría el pago inmediato de su crédito, más cláusulas punitivas.
Esto precipitaría la bancarrota, haciendo inevitable la venta, además de significar un desastre para la Liga Premier en su conjunto.
Broughton, Purslow y Ayre se disponen a presentar sendos recursos de amparo ante la justicia, para proteger sus posiciones.
Según fuentes vinculadas con el Liverpool, NESV ofrecería 300 millones de libras esterlinas por el club (alrededor de 476 millones de dólares, a una tasa de cambio de £1=U$S1,58).
Esto sería suficiente para amortizar los préstamos bancarios, que llegan a £240 millones, y los £40 millones que el RBS reclama en intereses y honorarios.
La deuda debe ser pagada para el 15 de este mes, o de lo contrario el RBS aplicará una cláusula punitiva por valor de otros 60 millones de libras esterlinas.
El club debe a todos sus acreedores unos £351 millones. Con un nivel de deuda reducido a alrededor de £50 millones, los nuevos propietarios estarían bien ubicados para impulsar el desarrollo financiero y deportivo, incluyendo la construcción de un nuevo estadio, algo fundamental para generar recursos.
Los propietarios actuales alegan que el precio es muy inferior al valor real del club, que ellos estiman en más de 600 millones de libras esterlinas, un poco más de US$900 millones.
Las de perder
Wyn Grant, profesor de Economía del Fútbol en la Universidad de Warwick, dijo a la BBC que "en caso que no se concrete la venta a NESV, cabe esperar la intervención del banco: si la operación se demora mucho más, el RBS exigirá el pago de la deuda y con esto forzaría en cualquier caso la venta".Los actuales propietarios llevan las de perder, porque no tienen ni el apoyo de los aficionados, que los detestan, ni de los directivos, ni de los acreedores, y además no logran nuevos créditos para capear la tormenta.
Hicks y Gillett creyeron que estaban haciendo un gran negocio cuando repitieron en el Liverpool el modelo de adquisición ya aplicado por la familia Glazer (de Florida, Estados Unidos) en el Manchester United.
Este modelo consiste en negociar préstamos para la compra y luego cargar al club el servicio de esa deuda. En otras palabras, comprar una empresa con el dinero de esa misma empresa, poniendo relativamente poco dinero propio.
Clubes debilitados
Muchos aficionados del Liverpool y del Manchester United alegan que este modelo sólo beneficia a los propietarios, mientras empobrece a los clubes y pone en peligro su vitalidad deportiva.Los planteles profesionales de estos dos clubes se han debilitado en los últimos dos años. Otra amenaza se cierne con nuevas normas de la UEFA, que castigará a los clubes muy endeudados con su exclusión de los torneos europeos.
Estas nuevas normas penalizarán no sólo el excesivo endeudamiento bancario, sino también los préstamos “dulces” de propietarios ricachones, como Roman Abramovich, del Chelsea, y el jeque Mansour, del Manchester City.
Hicks y Gillett, acosados por la mala campaña deportiva y su incapacidad para renegociar la deuda, quieren recuperar el dinero que ellos pusieron y también llevarse una suculenta suma de ganancia: primero dijeron que el club valía mil millones y luego bajaron gradualmente a seiscientos.
Pero todos los ofrecimientos de compra en los últimos meses distan mucho de ese nivel.
Las posiciones en la Junta Directiva se polarizaron en las últimas semanas, precipitando la crisis.
"Mas de lo mismo"
Se sabe que Broughton, Purslow y Ayre rechazan cualquier operación que signifique el aumento de la deuda, mientras que los propietarios quieren seguir ordeñando al club, tomando nuevos préstamos para pagar la deuda vencida.Los aficionados del Liverpool se preguntan si los nuevos propietarios no serán "más de lo mismo".
El personaje clave de NESV es John W. Henry, un financista cuya fortuna personal es calculada en alrededor de 800 millones de dólares.
Entre sus intereses deportivos, aparte del béisbol, está la serie NASCAR (automovilismo), pero lo que más interesa a los observadores británicos es su desempeño al frente de los Medias Rojas.
En 2002, tras experimentar con equipos menores, Henry y sus socios en NESV (entre ellos la empresa propietaria del New York Times) compraron el equipo de béisbol de Boston.
Dos años después, el equipo ganó la Serie Mundial, tras una sequía de 86 años.
Este antecedente, a pesar de que no garantiza nada en el mundo deportivo, puede ganarle a Henry la simpatía de los aficionados del Liverpool, que han visto al club desplomarse en una liga que alguna vez dominó a voluntad.
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