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2010/10/27

"En el futuro será posible regenerar brazos humanos"

Ginés Morata tiene el laboratorio invadido por millones de moscas. Y, cuando sale a correr o conduce por Madrid, se queda abstraído y piensa en ellas. En ocasiones, las ideas que le vienen a la cabeza revolucionan el conocimiento del ser humano. Morata, nacido en el pueblo almeriense de Rioja en 1945, es uno de los científicos españoles de mayor prestigio. Gracias a su trabajo, sabemos que los genes que componen los ojos de una mosca son los mismos que montaron los de Paul Newman. Ahora, Morata, premio Príncipe de Asturias en 2007, está volcado en descubrir cómo progresa un tumor en las moscas del vinagre, y por lo tanto en los humanos, que comparten el 60% de su genoma con estos insectos. Además, este investigador del CSIC en el Centro de Biología Molecular intenta entender, mediante moscas manipuladas genéticamente, por qué a una rana que pierde un anca le vuelve a crecer, mientras que una mujer con una pierna amputada la pierde para siempre. Hoy explicará su trabajo en una conferencia en el Museo de la Ciencia CosmoCaixa, en Alcobendas (Madrid).
¿Cree que es cuestión de tiempo que sea posible regenerar los brazos de una persona tras un accidente?
Sí. Seguramente mucho tiempo, pero sí. Queremos saber qué mecanismos utilizan los anfibios para regenerar un órgano. A nosotros no nos funcionan, pese a que tenemos los genes. Nuestras células saben hacer el brazo, porque lo hicieron antes. ¿Por qué ahora han perdido esa capacidad, que los anfibios conservan? Se trataría de convencer a las células para que regeneren el brazo, mediante la activación de unos genes.
Usted dice que la biología ha sido una ciencia encargada de descubrir y ahora está pasando a inventar. ¿Usted qué quiere crear?
Estamos en una nueva etapa. El estadounidense Craig Venter no ha creado vida artificial, pero se parece mucho. Ha sintetizado químicamente el ADN entero de una bacteria, su manual de instrucciones, y lo ha metido en otra bacteria de una especie diferente. Luego ha generado más bacterias según el código genético que ha creado en el laboratorio. Ahora es posible inventar nuevos organismos que nunca han existido. Esto tiene unas posibilidades tremendas para la sociedad. Yo prefiero seguir descubriendo, pero cuando estas tecnologías moleculares, que no tienen más de 30 años, tengan 200, es inimaginable lo que se podrá hacer.
Usted insiste a menudo en que la cultura no es sólo leer El Quijote'.
Exacto, la cultura también es saber qué significa el genoma humano. La mecánica cuántica es tan creativa como la Capilla Sixtina. Y en España tenemos un déficit de cultura científico-técnica increíble.
¿También los políticos?
Sí, sí, claro. Cuando se anunció el genoma humano, Bill Clinton lo presentó en EEUU y, simultáneamente, Tony Blair lo hizo en Reino Unido. No creo que estos políticos supieran mucho de biología, pero tenían buenos asesores. No me imagino a Zapatero o a Aznar presentando un descubrimiento.
¿Qué le parece que la nueva ministra de Sanidad, Leire Pajín, llevara durante meses la pulsera Power Balance, un timo con supuestas propiedades milagrosas?
Me parece que eso no sirve para nada, pero si lo llevaba como decoración, no entro en ello. Seguro que ahora se la quita.
¿Qué opina de la gestión de Cristina Garmendia y del recorte en el Ministerio de Ciencia?
Es muy difícil valorar a Garmendia en estas circunstancias de crisis. Mi opinión es que donde menos se debería recortar es en ciencia y educación. No debería recortarse, o recortarse muy poco. Lo que sí debería hacer el Gobierno es emplear los fondos para la investigación de la mejor manera posible. Hay que recortar gastos suntuarios, que imagino que también los habrá en el Ministerio.
¿Y qué le parece entonces que se recorte en ciencia y, en cambio, se pague una visita del Papa?
Yo, que no tengo ideas religiosas, creo que el dinero público debería destinarse a mejores usos, no a financiar la visita del Papa o la del jefe de los budistas. Sobre todo en una época de austeridad.
¿Qué opina de los puntos de vista del Vaticano?
En temas como la evolución, se han adaptado. En otros, como las células madre o el aborto, adoptan un tono muchísimo más reaccionario. Los obispos tienen derecho a opinar, pero no sé por qué se les presta tanta atención en temas en los que ni siquiera están bien informados.

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