Músico profesional y compositor de bandas sonoras, Jonay Armas escribe desde Las Palmas de Gran Canaria «La Butaca Azul», una bitácora con críticas cinematográficas muy profesionales de los últimos estrenos, en un intento de parecerse a las de los medios especializados. En él ha cubierto festivales como los de Las Palmas o Málaga. En una conversación telefónica, Jonay nos cuenta cómo es «La Butaca Azul».
Explícale a nuestros lectores qué es «La Butaca Azul»
Una web de críticas sobre cine contemporáneo, siempre bajo mi opinión personal, intentando ser lo más imparcial posible y tratando de señalar siempre lo más interesante del nuevo cine.
¿Cómo surge la idea de este blog?
La idea viene de hace muchos años, de cuando intentaba escribir críticas de cine por mi cuenta, en privado y en una hoja de papel. Con Internet me dio por hacer un espacio personal donde las colgaba de manera privada, hasta que mis amigos comenzaron a preguntarme cada vez más mi opinión sobre las películas. Así, me empeñé en hacer una página web de cierta calidad donde poder dirigir a la gente para leer una reseña y una recomendación de lo que yo consideraba interesante. Me costó mucho tiempo, porque no tenía ni idea ni de rediseño ni de web. Ahora tengo más de 2.000 lectores al mes, entre 70 y 100 cada día.
¿En qué crees que se diferencia «La Butaca Azul» del resto de bitácoras sobre cine?
En que intenta hacer algo profesional, cercano a lo que hace una publicación profesional de cine. Dar el enfoque y la mirada del cineasta y no la opinión personal de alguien que pega un grito de fanático. Intenta dar una mirada de faro a otras personas. No soy la voz de la razón, sino simplemente una voz que intente guiar y llamar la atención hacia películas que puede que no sean valoradas por el gran público. Creo que esa es la mayor diferencia que puede existir.
¿Esta experiencia podría servirte para encontrar trabajo?
No lo descarto. «La Butaca Azul» es un currículum, me encantaría trabajar de esto.
¿Te influyen las estadísticas a la hora de crear contenidos?
Intento que no. Por ejemplo, mis entradas de más éxito son las de «Crepúsculo» y la de «Yo serví al rey de Inglaterra», de la que no hay mucha información en la red. Aun así, intento no focalizar aquello que tiene más éxito o más visitas, sino mantenerme fiel a la filosofía de lo que he intentado defender: películas en las que yo creo y que pienso que valen la pena ver por encima de otras que tengan más éxito o más clamor mediático.
¿Es fácil para los blogueros acreditarse en festivales de cine?
Hay cierto menosprecio hacia el «blogging». Para los festivales el tema de los blogs es un concepto muy grande que engloba a periodistas que no trabajan para un medio «grande» sino para una página privada o independiente, pero también comprende a gente que ha creado una página la semana anterior y quiera colarse en el festival de forma gratuita. Hay, por tanto, mucha reticencia cuando solicitamos una acreditación. Es como si estuviera mal visto. Yo creo que algunos aceptan muy a la ligera cuando les interesa que haya volumen de espectadores en las proyecciones de prensa y luego hay otros que no lo necesitan y que son los que ponen más trabas a la hora de solicitar una acreditación, como pagar una cuota de entrada o repartir un menor número de pases.
¿Te piden dinero?
Sí, hay festivales a los que mandas una solicitud y si te la aprueban tienes que pagar entre veinte o treinta euros para conseguir la acreditación.
¿Cuáles son tus entradas favoritas?
Yo tengo un especial cariño a una serie de pequeños artículos que me he animado a hacer y que no hablan sobre una película concreta, sino sobre mi manera de entender el cine, o un aspecto concreto de alguna cinta que no tiene por qué ser contemporánea o de actualidad. Con ella rompo la dinámica de hablar sobre películas actuales. Le tengo cariño porque es una manera de exponer mi filosofía del cine de una manera mucho más personal de la que pueda ser una crítica al uso.
¿En que sentido te benefician las redes sociales para difundir tu trabajo?
Me han funcionado bastante bien a la hora de captar gente que no está del todo interesada en la actualidad del cine sino como un acontecimiento muy esporádico, que buscan algo en concreto.
¿Estás preparando alguna nueva sección?
Siempre he tenido interés en crear una sección sobre bandas de música, pero no puedo por falta de ilusión. Ahora, es mi intención, pero sólo actualizar las críticas de la semana me cuesta bastante. Lo mismo me pasa con la pestaña «El cine que viene», en la que de momento sólo pongo el título y el director, y en la que quiero añadir más información.
¿Qué páginas web de cine recomendarías?
Film Affinity, que consulto mucho, y Zona DVD, sobre estrenos en DVD.
¿Por qué recomendarías a un estudiante universitario que se abriera un blog?
Creo que es interesante si luego quiere dedicarse a algo relacionado con este mundillo. Por una parte porque uno toma habilidad en la escritura: es una manera de practicar y de ponerse prueba en cada nota que escriba; por la otra, porque empieza a formarse su propio criterio, cogiendo habilidad para tomar lo bueno y desechar lo malo.
«No creo en la funcionalidad de unos comentarios que generen debate»
¿Por qué no se permiten comentarios en tu bitácora?
No quería crear un foro de discusión. Nunca he estado de acuerdo con eso: mi noticia es ésta, yo la publico y cada uno, como lector que opine lo que le parezca, pero creo que no debe figurar en la propia página. No creo en la funcionalidad de unos comentarios públicos que generen un debate dentro de mi propio artículo y que al final distraigan de la información esencial que intentaba promover ese artículo. Creo que es más una manera de distracción que un foro de debate.
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